El único recuerdo en mis pensamientos cuando era un niño, era la muerte, la desesperación y el dolor. Aún con la mente incomprensible pero grande de un niño, pude albergar las atrocidades del pasado. Aquello que tenía que haber olvidado. Crecí alejándome de casi todo lo que estaba a mi alrededor, y digo casi porque mi madre era la que insistía conmigo, quería imperdir que me aislamiento por todos los medios. Fui a cantidades de psicólogos, ninguno pudo manejar con mi mente perturbada, algunos hasta habían creído en la posibilidad de abuso doméstico hacia mí por parte de mi padre. Muchos de los que pensaron eso en poco tiempo fueron desapareciendo. Cuando se rindieron con psicólogos, me empezaron a hacer exámenes médicos. Los doctores solo coincidieron en una sola cosa; un hospital psiquiátrico. Madre no hacia más que llorar mientras repetía La mismas palabras; “Mi pobre niño, mi pobre niño” El dolor de sus palabras me hizo salir de un trance en el que me había metido desde que tengo poder de memoria y yo mismo me decidí por buscar una salida de aquello que me atormentaba.
Lienzos, millones de aquellos lienzos fueron llenados por mi inmensa memoria y con cada uno de ellos me sentía más aliviado y ya no me sumergía tanto en mi oscuridad personal. De a poco podía darme cuenta de lo que esto alegraba a mi madre y que sus palabras de dolor habían cambiado por unas cálidas: “Mi lindo niño, mi lindo niño”
Hablaba con más niños y hasta me había hecho amigo de un grupo conformado por una loco de anteojos, un gigante niño que ni siquiera sabía si era de nuestro mismo grado y luego el que parecía haberse auto proclamado el líder, un tipo de peinado bastante ñoño y que parecía más una pasada de saliva.
Sabía perfectamente quienes eran, aunque apenas los había conocido, y encontrarlos en esta realidad me había, por así decirlo, alegrado un poco.
Me sentí acompañado.
...
Aún así ¿Por qué todos eran más altos que yo?
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Muchas academias de artes que habían visto mis lienzos, y aunque aún era un niño, llamaron cientos de veces para ver si yo quería entrar en alguna en un futuro, obviamente rechacé todas. Yo era el único heredero varón en mi familia, si yo no estaba allí para tomar el lugar de mi padre cuando él ya no esté ¿Quién lo hará? Mi madre era consciente de esa situación y por eso me pidió que lo pensara más, no quería hacerme vivir la corrupta vida que nos daba la Yakuza. Quería ver a su hijo crecer más allá de eso, que sea alguien de bien. Amaba incondicionalmente a mi madre, pero también amaba a mi padre. Poco a poco ella entendió eso y se rindió solo con respecto a eso.
