Capítulo Quince

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Capítulo Quince: "Hace Dos mil años"

-Este... Este escudo es el mismo de mi sueño. -murmuró ella.

Recordó su anterior sueño.
De espaldas, llevando esa capa, con ese escudo en ella, de cabello azabache.

De espaldas, llevando esa capa, con ese escudo en ella, de cabello azabache

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¿Era él?

Pero...

Eren dijo que hizo estas pinturas cuando era un niño. Pensó.

Le estaba empezando a doler la cabeza.

No... Eso es imposible, siguió diciéndose.

Ella lo soñó desde que tiene memoria y para aquellos años él sería más joven que en sus sueños. No lo recordaba, pero se supone que la primera vez que lo vio tenia 10 años.

-Entonces... ¿como puede ser...?

Sacó aquél lienzo y lo puso a parte, separándolo de los demás para no perderlo, y siguió revisando los otros. Los siguientes que revisó eran casi exactamente los mismos, pero había algo que los diferenciaba. Tomando como ejemplo a una que interpretaba a lo que parecia ser un gran cráter siendo visto desde abajo, haciendo que la luz ilumine a un pájaro que salía hacia la superficie. Y luego, mostraba aquél cráter en el mismo ángulo, pero esta vez habían tres personas abajo de él y una, que parecia ser una chica, extendía las manos juntas, lanzando a aquél pájaro a volar.

Luego aquellos gigantes y esas murallas...
Tenia vagos recuerdos de sueños como esos.

Pero todo lo que se relacionara con esas dos cosas parecía estar pincelado de manera bruta, como si el pequeño los hubiera interpretado con el más grande odio.

Eran demasiados lienzos, todos eran muy hermosos y dignos de ser puestos en las paredes de una galería, para que fueran vistas por todos. Sin duda.

Sin embargo, seguía pensando que un niño era demasiado como para hacer todo esto. Llevó sus ojos a la única silla que estaba situada en el medio de la habitación frente al caballete e imaginó a un niño pintando en la soledad de aquella habitación, sin parar, y le dio un vuelco en el corazón. No sabia porqué sus padres no le habían permitido verlo antes de que se casaran. Le hubiera encantado conocerlo mucho más antes, aunque apenas seria una bebé a la edad del pequeño azabache.

Siguió mirando los lienzos, no dándose por vencida a saber que era lo que todo aquellos tenia que ver con sus sueños y que era lo que representaban, pero parecia que, mientras mas veía, su cabeza quería estallar. Era extraño, ella estaba bien hace un momento, hasta que vio aquél lienzo.

Dejó los que estaba mirando y se giró nuevamente hacia adonde lo había dejado separada para no perderse.

Pero cuando lo hizo, quedó atónita.

Antes no se había dado cuenta, pero había dejado apoyado aquél lienzo encima de otro del que no se había percatado.

Era tan grande como el de los señores Ackerman, incluso un poco más grande.

YAKUZA (Levi Ackerman Y Tu) EN EDICIONTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon