Capítulo 4

24 4 4
                                    

Ya ha pasado una semana donde mi madre y yo no nos dirigimos la palabra para nada. Ninguna se ha acercado a la otra y por mi parte no lo voy a hacer, porque si te pones a ver yo tengo la razón y ella no. 

¿Ella está harta de mí? yo también estoy harta de ella, de sus malcriadeces, ni mis hermanos son malcriados. No dejaré que esto me estrese porque voy a acabar vieja y achurrada antes de llegar a los treinta.

En la universidad me encuentro a mis amigos Alejandro, Mariano y Flor. Flor es demasiado dulce para mi gusto, quiero decir que le encanta abrazar y eso para mí es empalagoso. Alejandro es ¿Cómo decirlo sin sonar mala? es idiota, está enamorado de Flor y no le dice nada, se deja manejar de Mariano a su antojo y siempre tengo que estar defendiéndolo. Por último, Mariano, con él peleo a diario, cree que sabe más que uno y es muy dominante, pero cuando es de defendernos lo hace sin importarle quien sea. 

A ellos tres los conozco desde que entré a la universidad, ellos saben todo lo que estoy pasando y me entienden sin juzgarme, eso lo agradezco de corazón.

Ahí está la más esperada—grita Flor, mientras me acerco a ellos—querida ni para llamarnos el fin de semana, ni para decir muérete ¡nada!

Ustedes tampoco me llamaron—me senté al lado de Mariano.

Porque no sabemos a que hora estás libre.

Ya olvídenlo—habló Alejandro—¿hiciste tu trabajo?

Si ¿y ustedes?

¿Qué trabajo?—Mariano me miró con cara de bicho raro.

El de economía.

Ah si.

Estúpido nos asustaste—el comenzó a reír.

Dani hoy vamos a comer, ¿vienes con nosotros?—iba a hablar, pero me interrumpió Mariano—y sabemos que hoy no trabajas así que no aceptaremos un no, como respuesta.

—Pero...

No.

Está bien.

Hasta que al fin saldremos juntos los cuatro—agregó Ale.

Dani, tu vida es tan difícil—me abrazó Flor, me zarandeé hasta que me soltó.

Al salir llamé a Oscar y le dije que llegaría tarde y que cuidara de los chicos.

Fuimos a comer a un restaurante cerca de la universidad, ellos como siempre se hacen notar cuando llegamos a algún lugar y esta no fue la excepción. Mariano como siempre peleando con Flor por estupideces. Digamos que Alejandro y yo somos los más normalitos de los cuatro, pero al final el termina uniéndose a ellos.

Todos nos observan cuando estos tres están gritando.

¡Ya cállense los tres!—grité y todo el restaurante fue un silencio—al menos se callaron.

Nos sentamos en una mesa y ordenamos, mientras traían la comida comenzamos a charlar y reír, bueno ellos yo solo sonreía. En un momento de distracción miré hacia los lados y vi a Andrés entrando al restaurante, nos miramos directo a los ojos y me saludó con una sonrisa. Comenzó a caminar hacia mí, se veía bien con la camisa negra ajustada, el jean y sus zapatos a combinación.

Hola Dani—me saludó con un beso en la mejilla.

Si no me equivoco creo que estoy sonrojada. Rápidamente miré a mis amigos que estaban con cara de "habla que pareces pendeja"

Sobreviviendo al Bajo MundoWhere stories live. Discover now