Treinta y cinco || Tu perdición.

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Capítulo 35
Tú perdición. 

Las mejores personas son siempre las que suelen vivir las peores cosas. Aquellas personas que son merecedoras de las mejores cosas como lo son una vida exitosa, un abrazo de un ser querido que no veías hace tiempo e inclusivemente de un cono de helado en pleno verano; son aquellas que cargan la miseria, el miedo y centenares de problemas en su espalda.

Malia Malfoy se había dado cuenta de eso el día que recibió la noticia que su abuelo había fallecido.

Lucius Malfoy había cometido muchos errores a lo largo de su vida, eso lo sabía ella, pero también sabía que todo acto tenía una razón y consecuencia, y ella sabía que la razón de todas las malas decisiones que tomó en su vida fueron para mantener a su familia a salvo. Como consecuencia manchó el apellido de su familia y la gente que antes lo respetaba no lo hacía más.
Sin embargo, fue un gran padre y un excelente abuelo, y nunca hizo nada que lograra que su familia pensara mal de él, al contrario.

En ese momento, Malia sentía que estaba cargando todo aquel peso en su propia espalda. Ni siquiera el hecho de tener a James a su lado lanzando bolitas de papel a la cabeza de su primo hizo que pudiera calmar un poco sus nervios.

Escondió sus manos bajo la mesa para ocultar el temblor de estas, mientras su postura era firme.

No podía mostrarse débil ante ella.

A un lado de Teddy Weasley, el cuál estaba hablando acerca de la vez en que convirtió a su padrino en calabaza, descansaba una sombra formada por una figura humana. 

Una sombra que conocía perfectamente bien. 

Había estado acechándola en sus sueños y en su día a día, no había podido sacarla de su camino ni de su mente. Se reía de ella, le hablaba y la amenazaba. La intentaba hacer sentir menos, con miedo e indefensa. Quería romper todas aquellas barreras que Malia había creado a lo largo de los años con una intención desconocida, y aunque Malia haya intentado restarle importancia no podía, porque la veía al comer, al dormir, al caminar, al estudiar, a cada rato. 

— ¿Malia? — la recién nombrada llevó la vista a su derecha, donde se encontró con James mirándola con la ceja alzada.

— ¿Si? — preguntó, calmando un poco sus nervios al escuchar su voz llamándola por su nombre.

— ¿Estás bien? ¿Qué pasa?

— Estoy bien.

— Sabes que a mí no puedes mentirme — Malia suspiro e hizo una mueca con sus labios.

— Es ella — susurró por lo bajo, para que nadie más que James pudiera escucharla.

El morocho puso cara de preocupación y apretó sus labios en una fina línea. Él estaba al tanto de los acontecimientos que había tenido que vivir su novia últimamente, era el único que conocía la situación por la que estaba pasando y se había procurado en apoyarla en todo momento.

— ¿Está aquí? — Malia asintió —. ¿Dónde?

— Junto a Teddy.

James llevó la vista al lugar indicado pero lo único que divisó a simple vista fue un escritorio llenó de pergaminos y un gran librero adornando la alta pared.

Juntos por el destino » James Potter. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora