Cuatro || Como el primer día.

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Capítulo 4
Como el primer día.

James Potter se encontraba guardando las últimas cosas en su baúl, era 1 de Septiembre y como siempre él nunca estaba listo. Mientras buscaba debajo de la cama las túnicas que se había comprado en el Callejón Diagon la semana pasada alguien tocó la puerta con tres suaves golpes.

– Pase – escuchó cómo la puerta se abría detrás de él –. ¡Ajá! Conque aquí estaban – agarró la bolsa de Madame Malkin y se paró del suelo dándose vuelta hacia la puerta donde una rubia lo observaba divertida.

James no podía pasar por alto al hecho de que Alina se pareciera tanto a Malia, las dos tenían esa cabellera rubia platinada, larga y lacia. Los ojos grises tan intensos, misma sonrisa, y también tenía el mismo físico que Malia cuando tenía su edad. Y de vez en cuando podía notar como hacía los mismos gestos que Malia solía hacer cuando estaba enojada, confundida, feliz, decepcionada, aunque nunca la había visto triste, y una vez se preguntó si ella también podía sentir tristeza. Siempre se encargaba de ser fuerte y no mostrarse débil.

Aún así, también se podían ver varias diferencias. Alina aún era una niña y tenía los rasgos suaves, a diferencia de Malia que ya era una adolescente. Sus curvas se le marcaban más con el tiempo, al igual que como a toda chica de su edad el busto igual le había crecido considerablemente, la cara dejó de tener ese toque de inocencia y sus rasgos eran fuertes. Los ojos de Alina reflejaban travesura, era fácil ver a través de ellos. James jamás pudo ver a través de los ojos de Malia, que eran fríos y sin emoción alguna.

Tan iguales pero tan diferentes.

– Aly – James le sonrió y ella le devolvió una pequeña sonrisa de lado. Justo como Malia hacía, aunque nunca a él.

Malia no le sonreía a James, no si no era esa sonrisa burlona o aquella que ponía cuando se le ocurre algo que él sabía que lo iba a perjudicar.

– Hola Jamie, Ginny me pidió de favor que te avisara que ya nos íbamos si queremos llegar a tiempo a la estación.

Sí. Efectivamente tenía sus diferencias con Malia.

– Está bien, ahí voy.

– Bien... Pero antes que me vaya – James la miró y asintió para que ella siguiera hablando –. ¿Tengo algo en la cara? Porque déjame decirte que te me quedaste mirando un buen rato. Sé que soy hermosa pero te recuerdo que soy tres años menor que tú.

James rió. Eso sería justo lo que Malia diría, solo que con un tono cortante y burlón.

– Te pareces tanto a Malia.

Alina lo miró asombrada por la mención de su hermana. – ¿Qué?

– Eso es lo que pensaba. Eres idéntica a Malia.

– Ah... Bueno, algo así, también tenemos nuestras diferencias.

– Sí, pero no tantas – Alina sonrió y negó con la cabeza.

– No te creas, James. Malia y yo somos completamente diferentes aunque no parezca, tenemos muy pocas cosas en común. Las personas tienden a equivocarse respecto a nosotras, aunque nos amemos.

– ¿Malia puede amar? – Alina rió.

– Sorprendentemente sí. Muy, pero muy dentro de ella se esconde ese pequeño corazoncito suyo. Solo tiene que dejarlo salir.

Juntos por el destino » James Potter. Where stories live. Discover now