Diez || Castigos.

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Capítulo 10.
Castigos.

Era Domingo de Hogsmade y tres chicos cumplían su castigo en el aula de pociones, esperaban impacientes que el profesor Slughorn llegara y les dijera qué hacer. Estaban seguros que no tenían ganas de hacer nada de lo que el profesor les pidiera, pero era mejor a quedarse aburridos mientras trataban de evitar mirarse entre si.

Scorpius evitaba mirar a su hermana porque por culpa de ella estaba ahí, y sin importarle había sido una malagradecida que ni siquiera se molestó en agradecerle por haberla defendido ese día. Y a James, bah... el chico le caía demasiado mal como para perder el tiempo mirándolo.
Malia evitaba mirar a James porque sabía que sí lo hacía terminarían discutiendo, como siempre. Y también intentaba atraer la atención de su hermano, no estaban enojados pero Scorpius había decidido ignorarla en los castigos, y eso la frustraba.
Y James, Scorpius no era problema porque de igual manera no tenía buena relación con él, el problema era su dichosa hermana. James evitaba ver a Malia porque tenía miedo en perderse en ella, tenía miedo que ella captara su mirada y se perdiera en ese río color plata que eran sus ojos, tenía miedo en perderse en sus duros pero hermosos rasgos, en como sus largas pestañas rozaban sus pómulos cuando pestañeaba o en como fruncía el ceño cuando algo le salía mal, tenía miedo en perderse en la sonrisa de medio lado que solía darle cuando se burlaba de él o también en como sacaba la lengua en concentración mientras intentaba hacer algo, no quería ver como sus mejillas se elevaban o se le formaba un solo hoyuelo del lado izquierdo cuando daba una de esas sonrisas pequeñas y sinceras que solamente había podido presenciar pocas veces, tenía miedo de verla y que ella alzara una ceja incrédula cuando alguien decía una mentira o no creía algo, o en como rodaba los ojos cada cinco segundos como si fuera un terrible tic, no quería verla con la frente en alto y la barbilla bien alzada mostrando ese aire de superioridad. Temía voltearla a ver y que ella se acomodara su cabello en el hombro izquierdo y dejara a la vista su cuello, o en como cerraba los ojos aburrida y se veía tranquila y en paz, de una forma que él no había podido verla nunca. Pero lo que más temía era que su cabeza maquinara todas esas cosas si la volteaba a ver o que después no pudiera separar la vista de ella. Se perdía tanto en ella que por un segundo olvidaba que la odiaba, y que el odio era mutuo.

El profesor Slughorn entró al aula y los tres chicos suspiraron aliviados, no era el primer castigo que tomaban ahí cuando todos estaban en Hogsmade y siempre habían tenido que esperar al profesor, pero esa vez había llegado más tarde que de costumbre.

– Lamento la tardanza chicos, se me ha hecho tarde.

– Oh, ¿En serio? Mire que no lo habíamos notado y es que estábamos tan entretenidos – dijo Malia haciéndose la confundida mientras se llevaba una mano al pecho dramáticamente.

– ¿No puedes ser un poco seria al menos alguna vez en tu vida, Malfoy?

– ¿Y tu no puedes dejar a mi hermana en paz, Potter? – saltó Scorpius, como siempre en defensa de sus hermanas.

– No ocasionemos una pelea, chicos – se metió el profesor –. Más bien deberían empezar a cumplir con su castigo. Scorpius tú ve y acomoda el armario donde están todos los materiales para las pociones, esta hecho un desastre – el aludido asintió y se dirigió con pasos flojos a cumplir su castigo –. Malia y James, ustedes limpiaran toda el aula, el suelo lo fregaran al igual que los muebles, estantes, ventanas y todo lo que vean a su alcance, quiero que el salón brille. Claramente sabrán que lo tendrán que hacer sin magia, yo estaré en mi despacho. Cerraré el salón para que no puedan salir, de todos modos profesores pasaran de vez en cuando para ver como van y que sigan aquí.
» Scorpius, cuando termines con tu trabajo que es demasiado sencillo ayudaras a tu hermana y al señor Potter a asear el aula, tendrán que dejar sus varitas en el escritorio justo como en los castigos anteriores, yo me las llevaré para que no hagan nada con magia o conjuren un alohomora y decidan escaparse. En la esquina del salón les puse todo tipo de artefactos de limpieza, las cubetas ya tienen agua así que no es excusa para salir, y si tienen ganas de ir al baño, pues... aguántense a que un profesor llegue y los acompañe.

Juntos por el destino » James Potter. Where stories live. Discover now