Capitulo 22

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Suena la campana y los latidos del corazón de Cristopher se aceleraban, sus pasos delicados marcaban de forma contundente la distancia entre él y la puerta del salón de clases.
Al estar cerca de la parte trasera donde se encontraba el jardín frente a la puerta grande que inhibía, por parte, un pequeño respiro de libertad a consumir; por otra parte la esperanza de libertad se podía encontrar de cierta forma en los pequeños detalles, como ese jardín que recibía la luz del sol, antes de la lluvia, y entregaba balance a una escuela tan "gris".

Cristopher se acercaba a Coralie, que en ese momento se encontraba sentada quitando, uno por uno, los pétalos de una pequeña flor color blanco.
— Pensé que no vendrías— Confesó Coralie.
— ¿Porqué no habría de venir?
— Pues pienso... Que... Creíste que era una mala noticia, la que te daría justo ahora. Y puedo notar que en verdad las odias.
—Sí. O bueno no, de hecho... No las odio, a veces me encuentro dispuesto a aceptarlas
— Pero Cris, esto no es una mala noticia. No debe serlo... En parte.
— ¿En parte?
— Está bien... Lo diré—Mis padres no me quieren ver cerca de ti, piensan que eres una mala influencia.
— ¿Yo, mala influencia?
— Pues... Sí. Mencionan mucho la palabra -roce- de forma negativa. Por lo que... nosotros no somos iguales a tu familia.
— No entiendo, ¿en qué nos diferenciamos?
— En la religión. Mis padres están locos con el protestantismo; ellos odian a los católicos, y odian la iglesia católica, ¡La odian!
—¿Eso es una razón?, No entiendo.
—No, no es una razón. ¿Sabes?, Nunca había querido ser tan lejana a ellos, no quiero sentirme acorralada. Y ahora siento que me tienen en sus redes con sus prohibiciones.

Cristopher no entendía la situación como lo hacía Coralie, no obstante, se tragaba la suposición de que el alejamiento que querían los padres de Coralie, era esa gota que había rebosado la copa para desencadenar esa lucha confrontativa en ella.

— No debes irte Coralie
— No lo haré, lo prometo— Dijo con una voz suave y segura.
Cristopher se mantuvo en silencio y asintió con su cabeza.

Finalmente, la lluvia se desató, cayendo después de varios días en la que se había contenido en forma de nubes grises.
Cristopher y Coralie se escondieron bajo un cobertizo de madera que se encontraba detrás del jardín. Hablaron por demasiado tiempo, robando así, la oportunidad de reforzar lo que habían creado.
Posteriormente salieron corriendo a escondidas de Clarisse, que para ese momento estaba en su oficina.

El camino los llevo al territorio donde habitaba Cristopher, y al disminuir de manera lenta sus pasos, vieron algo que marcó las reacciones de terror en sus rostros. La experiencia que marcó ese momento, fue inolvidable.

Juegos Perversos ©Where stories live. Discover now