Juegos Perversos ©

Capítulo 8

Los Fleury

Mientras que Hammer y Cristopher Rolvsson esperaban angustiados el diagnóstico, Clarisse Fleury estaba organizando la nueva casa, a la que se habían mudado, ya que gracias a la gran fama que había tenido Frank Fleury como médico neuropsicologo, habían logrado avanzar en un ambiente más cómodo, que les garantizaba una vida más segura.

Gracias a el trabajo de Frank ,Los Fleury lograron adaptarse a una mejor vida en el sur de la ciudad , donde compraron una gran casa color beige, con puertas y ventanas color marrón ,y un jardín con una gran flora.

Después de que Clarisse terminara de acomodar los objetos de la casa como retratos y pequeñas reliquias, donde guardaban algunas cosas muy... Interesantes, decidió subir al segundo piso para alistar a Coralie Rolvsson ,una pequeña niña de nueve años, muy astuta e inteligente, algo extrovertida, sentimental... Pero con un lado único y misteriosamente oscuro, al igual que Cristopher, el cual... Sin duda alguna, tendría la posibilidad de desencadenarse.

Clarisse estaba en la gran habitación independiente de Coralie, arreglando su cabello rojizo ,tal como el de su madre, que combinaba de una forma especial con sus ojos color celeste; era muy parecida a su madre, el cual era todo un orgullo para Frank.

Clarisse terminó de alistar a Coralie. Hablaban de lo cerca que el nuevo colegio quedaba a su casa, discutieron la lejanía que Coralie tenía que recorrer para llegar a su antiguo colegio, sin embargo, Coralie se encontraba positiva al saber que su madre Clarisse iba a ser su nueva profesora.

Mientras tanto esperaban con ansías en la sala más grande de su casa, para recibir al nuevo habitante, el cual, era un familiar de Frank que decidió viajar hasta allí, para ir en busca de nuevas oportunidades. Por su puesto, los Fleury desde los principios más inmemorables se habían inclinado fielmente a la creencia protestante, lo que para entonces, no sería extraño que el nuevo habitante... Siendo familiar de los Fleury, fuese perteneciente a los Hugonotes, o quien sabe... Quizá, algo más que eso.