Capítulo 12

10 5 0
                                    

-¡¿Qué estás haciendo Cristopher?!... ¡¿Qué haces encima de esa ventana?!, ¡Puedes caerte...!-Exclamó Hammer.
-Lo siento padre... Me agradan las alturas.
-¿ Y eso significa que tengas que verlas de cerca?... Y más cuando tengo una buena noticia para ti.
-¿Buena noticia?
-Así como lo oyes, entiendo que las buenas noticias en nuestro hogar son muy escasas pero... Esto nos da un suspiro.

Hammer se tomó su tiempo para hablar con Cristopher, mientras salían del hospital, para ir caminando hasta su casa.

Mientras tanto, en la casa de los de los Fleury se encontraba Clarisse al lado de su hija Coralie, que con el tiempo que llevaban esperando, la preocupación en la demora de Frank y la visita... Impedía que sus párpados cada vez más, se hicieran más pesados.
Coralie decidió irse a dormir a su cuarto, y quitarse las trenzas en su cabello que tanto le disgustaban.
No obstante a la vez que Clarisse apagaba la luz de la lámpara, suena cuatro veces la puerta.
Esto produce un pequeño eco en su enorme casa.
- A de ser Frank junto a la visita -Supuso Clarisse.
Así que se prepara, y acomoda un poco su cabello antes de abrir la puerta.
Al abrirla... Definitivamente era la visita. La mirada de Clarisse se ubicó con exactitud en los ojos de el hombre detrás de la puerta, sin embargo, le costaba reconocerlo, pero con un poco de esfuerzo, logró identificar sus rasgos faciales, el cual, eran muy parecidos a los de Frank, cabello un poco gris, ojos oscuros, y demasiado alto, aparentaba cuarenta años de edad con aproximación, ya que lo delataban sus líneas de expresión en su frente.

- Buenas noches señora Clarisse. Me presento, mi nombre es Arnold Fleury, disculpe por la demora, se me presentó un pequeño inconveniente-Dijo Arnold Fleury con cortesía mientras sostenía la mirada a Clarisse, y de una forma extraña, también sostenía su mano derecha en su brazo izquierdo.
-Como está Señor, puede seguir... Mi esposo no demora en llegar.
- Puede llamarme Arnold.

Arnold siguió a Clarisse hasta la sala de la casa, se acomodaron en el sillón, hecho de pieles de animales salvajes.
Arnold no dejaba de sostener su brazo izquierdo. Con constancia se quejaba con pequeños suspiros de dolor.
-Arnold, se encuentra bien?- Preguntó Clarisse, ofrecida a ayudarle.
-Sí, no se preocupe... Fue un pequeño accidente.
-Oh vaya... Pero si está sangrando.
- Está bien, No se preocupe.
- Espéreme acá, ya vuelvo.

Clarisse se levantó del sillón, y caminó pronto hasta la cocina, donde abrió el penúltimo cajón del mesón. Sacó una venda, una aguja y un pedazo de hilo negro.
Se acercó hasta Arnold.
-Déjeme ayudarle con esa herida, no demoraré.
-No, no... Me da mucha vergüenza con usted, yo vine hasta acá por otros motivos, tan solo deme la venda, necesito retener la sangre.
-Está bien, no insistiré, pero por lo menos cuénteme como se hizo la herida.
Arnold miró a Clarisse, y con rapidez volteó la mirada.
De repente se sintió un poco tenso, pero volvió a mirar a Clarisse.
-Fui un torpe, iba caminando para llegar hasta acá, y decidí descansar un poco, así que después de apoyarme sobre una casa abandonada... Un pequeño fragmento de cristal que estaba sobre una ventana, atravesó mi brazo... Fui un torpe-Respondió Arnold, mientras miraba al suelo moviendo con ligereza la cabeza de izquierda a derecha.
- Tranquilo Arnold, a cualquiera le puede suceder, no se dé golpes en el pecho... Cuando solo fue un accidente, o es que... ¿Acaso no fue un accidente?
- No, no, no... Si fue un... Accidente.
- Jaja! Le creo, Tranquilo. Estoy preocupada por mi esposo, ya debería estar acá.
-Mmm que extraño... Opino lo mismo, sea lo que sea que le haya pasado, es para que ya estuviese acá.
- ¿Porqué lo dice?... Piensa que pudo haberle pasado algo?
-No, sólo que debe haber una posibilidad más grande de que esté bien, no debe demorar...
- ¿Eso es una suposición...?
- ...
Tocan a la puerta pausadamente.
-Es él. -Afirman.
Clarisse abre la puerta quitando el pasador de seguridad. Da dos pasos afuera y abraza a Frank.
-Cariño, estaba súper preocupada, ¿Dónde demonios te has metido?-Preguntó Clarisse a Frank, mientras este permanecía frío; no quería preocupar a Clarisse, así que decidió guardar sus palabras de lo que sucedió. Pensó que en un futuro, podría contarle que por un momento se sintió héroe, antes de darse cuenta que sufría de un problema respiratorio grave, y que por consecuencia... Aquel hombre misterioso pudo en ese momento, asesinarlo a su gusto, de no ser por la compasión que él sintió por algún motivo desconocido. Quién lo pensaría, un asesino profesional, siendo... Sólo un hombre, con sangre en su corazón, emociones impregnadas en sí, que le hacían tener una mente entendible.
-Estoy bien, solo un poco cansado.
-¿Cansado?, no sueles llegar en ese estado de tu trabajo.
- Pues hoy sí, solo deseo dormir.
-Pero... Ha venido tu primo desde Francia, no lo puedes dejar esperando.
- Claro que sí, en la habitación de huéspedes-Lo saludaré-Agregó.
Frank entró, y vio a su primo en el sillón, se acercó a él, y estrechó su mano, cómo todo un caballero.
-Primo Arnold, es un milagro verlo por estos lugares.
- Que tal Frank, de hecho es la segunda vez que vengo a esta ciudad, esta vez si deseo quedarme, además de una necesidad... También lo veo como una comodidad, las personas, el clima... Este país en general es para mí.
-Claro que sí Arnold, puede contar con nosotros para quedarse en esta casa, que de hecho... Me gustaría enseñársela mejor. Pase por acá-Señaló Frank a las escaleras.
Arnold caminó hasta el principio de las escaleras.
- Clarisse, ¿Quisieras mostrarle la casa a Arnold por mi?-Preguntó Frank diciendo a Clarisse con la mirada, que no aceptaría un -NO- como respuesta.
-Sería un placer.
Arnold subió dos o tres escalones delante de Clarisse.

-Y por cierto Arnold, Bonitas botas...- Dijo Frank.

Juegos Perversos ©Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα