«Dos chicos se unen con los lazos que sus sueños establecieron, pero, al mismo tiempo, ellos los hacen perderse.
Los ojos de ambos desean encontrarse una vez más y son conscientes de que no sabrán reconocerse».
Walter Quinn se ha topado de cara co...
─¿Acaso es demasiado para tu cerebro? ─preguntó, luego de que Wally no contestara por varios segundos.
─No, entiendo bien ─murmuró, con la vista fija en un punto de la habitación.
─Bien.
Se hizo un silencio largo, largo.
─¿Cuándo me vas a contar lo que pasó contigo y Connor? ─Tadeo bufó y Wally negó con la cabeza ─. No se trata de eso, en serio. Quiero saber qué pasó, tanto por ti como por él.
─¿Cómo sé que no me estás mintiendo?
─¿Y por qué lo haría? Eres como mi hermano, Tadeo. Se supone que nos contamos estas cosas.
─Dios, sonaste como una chica.
─Cuento como una ¿sabes?
Tadeo soltó una carcajada.
─Tienes toda la razón, Walt. ─Guardó silencio y se lo pensó ─. Te contaré, pero no ahora.
─¿Eh?
─Hey, que al menos te estoy dando la seguridad de que te lo contaré, ¿no es suficiente para ti?
─Está bien. ─Helena tocó con dos golpes suaves la puerta y le hizo una seña para poder decirle algo ─. Te hablo después, Helena está aquí.
─Mándale mis saludos. Y dile que sigue siendo una bruja con cara de duende. ─Rió ─. Adiós.
Cortó la llamada y miró a Helena.
─¿Qué pasó?
─Ulises llamó hace unos minutos... ─murmuró. Se acercó a la cama de su hermano y se sentó ─. Dijo que vendría a verte mañana.
─Mañana es martes, tengo universidad temprano, luego tengo que ir al museo y tratar de estudiar un poco.
─Lo sé, se lo dije y lo entendió. Me pidió tu número.
─¿Se lo diste?
─No, le dije que te preguntaría a ti primero. Quizá no te sientes tan cómodo con esto y, bueno, eso.
Helena estaba siendo realmente precavida y sensata. Wally suponía que ella se estaba esforzando en no estropear las cosas otra vez, aunque ya no la culpaba de nada.
─Dáselo, está bien ─aseguró.
─De acuerdo. Estoy segura de que te llamará mañana. ─Sonrió y tecleó cosas en su teléfono ─. Listo, se lo acabo de enviar. ¡Y mira la hora! Son casi las diez. Me iré a dormir y espero que tú hagas lo mismo, jovencito. ─Lo miró y le sonrió ─. ¿Estás bien?
─Yo sí ─contestó, sonriendo de lado ─. Y sí me iré a dormir; demasiadas emociones por un día.
─Obvio. ─Se levantó de la cama y se dirigió a la puerta. Antes de salir, Wally llamó su atención.
─Tadeo dijo que sigues siendo la misma bruja espantosa con cara de duende de siempre.
─Dile a Tadeo que él sigue siendo un chupacabras con cara de sapo pestilente.
Dicho esto, salió de la habitación.
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Tras terminar de detallar la información de contacto, Ulises se tendió en la cama y cerró los ojos, atrayendo hacia sí la imagen que se había grabado del Wally actual.
Qué lindo era. Tenía en la mente tantos piropos bonitos, de aquellos que se decían cuando eran jóvenes y se querían. Pero alto, que esto no confunda a nadie, porque él lo seguía queriendo y tenía que hallar la forma de que Wally recordara que también lo hacía.
Mientras pensaba en eso, entró su hermana menor a la habitación.
─¿Cómo te fue? ─le preguntó.
─Así como tú dijiste, Marianne. ─Se enderezó y la invitó a sentarse junto a él ─. No se acuerda de mí.
─Claro que no. Te dije que no tenías que esperar que lo hiciera. ─La pequeña se acercó a su hermano y le acarició la mejilla ─. Pero estoy segura de que aún te quiere.
─¿Ah, sí? ─La sentó en sus piernas ─. ¿O sea que tú crees en eso de "donde hubo fuego, cenizas quedan"?
─A nadie le gustan las cenizas, pero creo que nadie puede olvidar que alguna vez algo ardió.
─Muy inteligente, enana. ─Suspiró.
─Oye ¿y le contaste lo de las cartas?
─No.
─¿Por qué no?
─No está listo. ─Se encogió de hombros ─. Ay Marianne, hubieras visto la cara que tenía cuando me vio. Peor cuando le conté lo que habíamos sido.
─Sólo lo agarraste de sorpresa. Ahora se conocen, puedes contárselo.
─No puedo hacer eso. ─La dejó delicadamente sobre la cama y se levantó de la misma.
─Te complicas demasiado. No vas a traumarlo, sólo le estarás contando la verdad ─recalcó ella.
─No creo que esté listo. Ha estado todo este tiempo viviendo la vida que tiene, apenas sabiendo de dónde salió.
─Está listo para enfrentarlo porque ya estuvo demasiado tiempo sin hacerlo. ─Ulises no le contestó ─. ¡Agh! Maldición. ─Su hermano se volteó a verla y ella abrió bien los ojos ─. Lo siento, es que... Es que ya me tienes cansada. Tienes que dejar de tratarlo como si fuera un niño. Es un año menor que tú. Él no es tu hermano menor ni tu hijo ni...
─Ni mi nada. ─Siguió él ─. No somos nada. Para él soy un novio que olvidó, es todo. ─La voz se le quebró ─. Es todo lo que soy para él: ¡nada!
─Si te esfuerzas, puedes volver a ser su todo... ─susurró. Él rompió a llorar y ella se acercó a abrazarlo ─. No puedes rendirte ahora.
─Princesa... ─masculló. Se separó para mirarla ─. Él es el niño de mis ojos ─gimió ─. Y que yo no sea nada para él me... me hace horrible.
─No te preocupes. Nada está perdido. ─Sonrió ─. Y si crees que algo lo está ¿qué más da? Vamos y salimos a buscarlo. ─Le secó las lágrimas y le apretó los mofletes, haciéndolo reír.
Voy a editar unos errores técnicos que se me escaparon en la historia. Trataré de tardar lo menos posible <3 ¡Falta muy poco para las 400 leídas! :')
