El atrapa sueños (GAY)

Capítulo 10

           
Capítulo 10

El helado era la cosa que ponía a Wally más feliz que nunca. El helado con los sabores más dulces y los colores más alegres. Le encantaba la sensación cremosa que le brindaba.

Connor también se ponía realmente feliz. Esas cosas eran las que le recordaban que el arrebato de infancia podía ser recompensado, aunque fuese un poco tarde.

─Este osito se parece a ti ─dijo el pelirrojo, poniéndole una gomita azul en la cara. Wally tuvo que entrecerrar los ojos para poder enfocar su "versión en golosina" y sonrió, asintiendo.

─Porque soy gordo.

─¡Claro que no, ridículo! ─exclamó Connor, riendo ─. Porque eres tierno, pequeño y abrazable.

─¿Perdón? Medimos lo mismo. Más respeto. ─Metió la cuchara en el helado y se la llevó a la boca.

─Tengo veinticuatro. Eso te hace pequeño ─puntualizó Connor, comiendo otra gomita.

Wally negó con la cabeza y siguió tomando de su helado, feliz de la vida. Miró desde su pequeña banca en forma de cereza a quienes compraban helado y a quienes pasaban por fuera de la heladería.

Lo que quedaba de tarde pasó tan tranquilamente que a Wally le costó mucho entender a qué se refería su amigo cuando le dijo:

─ Oye, ya, cuéntame de qué se trataban los sueños de los que hablaste antes de ayer.

Se quedó mudo unos segundos, aunque no pensó en esquivar la pregunta. Le diría, pero le costaba mucho hallar las palabras adecuadas. No estaba seguro de conseguir que Connor entendiese; lo subestimaba mucho.

Wally no sabía que Connor era un chico al que no se le podía subestimar.

─Es que casi todas las noches sueño con un chico muy guapo, pero nunca lo he visto y creo que ni siquiera sé su nombre ─farfulló. Connor le dirigió una mirada perspicaz, pero Wally no cambió la suya. Se veía demasiado honesto y Connor pensó que era imposible que estuviese mintiendo.

«Decirlo fue más fácil de lo que pensé».

─¿Y lo conoces? ─preguntó; no había entendido todo el discurso.

Wally sabía que Connor le iba a preguntar eso.

─No, no lo creo.

Connor frunció el ceño y tomó un poco de su helado, buscando en la mirada de Wally la evidencia de alguna mentira o una broma. Por supuesto que no halló nada.

─¿Cómo es eso? ─preguntó Connor. Se irguió en el asiento y lo miró fijamente ─. Es simple, Wally: ¿alguna vez en tu vida has visto a este chico?

Wally pensó un momento, pues pese a que sabía la clase de preguntas que le haría Connor luego de decirle lo que le sucedía, las respuestas eran algo que no tenía totalmente pensado.

─Es que de pronto comencé a soñar con él ─especificó─. ¿No te sucede que estás soñando con algo de lo más estrafalario y alucinante, pero en tu sueño te parece totalmente normal?

─Todo el tiempo ─contestó Connor entre dientes.

─Eso me sucede a mí ─dijo Wally ─. Y cuando despierto, me siento horrible porque sé que no es de verdad.

Se sentía bien contarle a alguien acerca de lo que le pasaba, con emociones incluidas.

─Y estás enamorado ─afirmó Connor, no muy seguro. Wally se encogió de hombros.