Capítulo 14

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Capítulo 14

Se alegraba de no haberle permitido a Connor llegar más lejos; no podía permitir que su amigo se hiciera falsas esperanzas con él. Se preguntó si iba a ser así para siempre. ¿Alguna vez iba a estar con alguien? Nunca había estado con alguna persona.

Se detuvo en seco.

─¿En serio nunca he estado con ninguna persona? ─Se preguntó. Luego se rió un poco.

Siguió caminando. Como no tenía demasiado dinero para el taxi, había tenido que bajarse a unos diez minutos de su casa. Estaba casi llegando; sólo debía cruzar el parque.

Mientras caminaba, se acordó de aquel hombre que había visto hablando por teléfono. Vaya tipo desagradable. Realmente compadecía a esos dos chicos.

Su teléfono comenzó a sonar y lo atendió inmediatamente, sabiendo de quién se trataba.

─Helena ─dijo, emocionado.

─Walter, por el amor de Dios. ¿Cómo se te ocurre irte así? Casi llamo a las fuerzas especiales.

─Estoy llegando a casa...

─De acuerdo, tranquilo... Estoy preparando nuestra dulce tradición.

─¡¿En serio?! ¡Genial! ─exclamó, sonriendo. Sintió a Helena reír desde el otro lado de la línea.

─Aquí te espero. Cuidado al cruzar la calle.

─Lo sé, nos vemos.

Colgó la llamada y aceleró el paso para no hacer a su hermana esperar. ¿Qué importaba una discusión con Helena? Con ella no se podía discutir. Las cosas siempre se arreglaban cuando ella estaba cerca.

Abrió la puerta y colgó la llave

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Abrió la puerta y colgó la llave. Un olor dulce y lleno de calorías le hizo sonreír cerrando los ojos, devolviéndolo diez, quince años atrás. Visualizó a su madre cocinando, a su hermana riendo con sus amigas en su habitación, a la casa de Londres en los días que habían sido horribles.

Su madre era una mujer alegre, fabricante de sonrisas y caras bonitas. Una mala calificación, una riña con el jefe o un día de suspensión no era para echarse a morir.

«Lo primero que ella hacía ─pensó, con una media sonrisa ─ era...»

─A ver, me quitan esa cara los dos. Helena, sentada, Walter, sentado. Ahora me dicen qué les trae el bello rostro que les di tan feo como el de una bestia. Luego hablaremos de cuánto chocolate tendrá el hot-cake de cada uno.

Muchos niños envidiaban a los Quinn por tener una mamá que les castigaba con eso, pero cada loco con su tema. En el mundo que Helena y Wally conocían, uno de los terribles castigos era tener poco o nada de chocolate en el hot-cake.

El atrapa sueños (GAY)Where stories live. Discover now