Capítulo 4

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Capítulo 4

El profesor Jerry no se molestaba cuando algún estudiante llegaba tarde, pero lo obligaba a relatar con lujo de detalle la razón de su retraso. El relato debía ser expresado de tal modo que consiguiera hacerlo reír. En el caso contrario, deberían resignarse a saltarse una de las clases más importantes en la carrera del teatro: expresión corporal.

"Actitud es lo que espero y lo que enseño, alumnos. Eso es algo que quiero que entiendan, porque así será de ahora en adelante. Si a alguien no le gusta, puede retirarse; nadie los obliga a estar aquí. Si quieren aprender, bienvenidos sean a mi clase. Supongo que saben que el profesionalismo no brota de los árboles, así que den su mejor esfuerzo. Se ven tan lindos con esas caras de horror".

Todos los estudiantes que cogían ese ramo se atemorizaban luego de oír el discurso, y así seguían en el transcurso del año. La primera vez que Wally tuvo clases con él y escuchó el famoso discurso, también se había horrorizado un poco.

Pero comenzó a liberar tensiones cuando lo obligaba a hacerlo reír luego de llegar tarde.

─¡Wally! ─exclamó el profesor cuando lo vio entrar. Él era el único profesor que lo llamaba por su apodo ─. Qué sorpresa más grande. ─Dejó el rotulador de la pizarra en su bolsillo y fue a sentarse en su escritorio ─. Siempre es bueno ver a alguien llegar tarde.

Al joven Wally le daban ganas de morirse en esos momentos porque sabía que sus dotes no se inclinaban en lo absoluto a hacer reír a la gente.

─Adelante, Wally. ─Sonrió, cruzando las piernas. El aludido entró al salón y cerró la puerta. Todos los ojos sobre él ─. Cuéntame qué te pasó.

El profesor Jerry sabía muy bien que a Wally no se le daba eso de hacer reír a la gente. Ya lo había comprobado en otras ocasiones de retraso.

Qué bueno que no se ponía nervioso con tanta gente mirándolo.

─Estaba ensayando una de mis obras... Cuando me di cuenta de la hora, no encontré calcetines pares. Estoy seguro de que se me quedó algo en casa. Luego llegué a la universidad y fui al baño.

─¿Y has hecho del número uno o del número dos?

La pregunta dejó a Wally boquiabierto unos segundos, peros sacudió la cabeza e hizo esfuerzos por no gruñir.

«Que alguien me recuerde por qué acepto esta clase de cosas ─pensó ─. Oh, por supuesto. No quiero reprobar el ramo ni suspender la clase».

─Del uno ─dijo entre dientes. El profesor Jerry, famoso por siempre andar de buen humor, sonrió.

─¿Y por qué no me hablas sobre eso? ─inquirió. Algunas risas se hicieron presentes en el salón, así que Wally respiró lentamente para no perder la paciencia.

─Porque preferiría cuestionar por qué quiere saber eso ─dijo, sintiendo que las comisuras de sus labios se elevaban para demostrar el desagrado que reinaba en la respuesta.

─Hábil respuesta, Wally ─admitió ─. Pero ¿me ves riendo?

─Absolutamente sí ─dijo Wally, dejando que se le notara una sonrisa sarcástica. El profesor alzó las cejas.

─Define absoluto.

Lo había hecho. Siempre lo hacía. Agarraba una palabra que alguien había usado en una frase y pedía el significado específico.

Esas preguntas tan repentinas lo ponían nervioso. El pensamiento instantáneo no se le daba bien.

─Total ─respondió. El profesor rió.

El atrapa sueños (GAY)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt