Capítulo 17

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Capítulo 17

¿Cómo debía comportarse? ¿Cómo debía sentirse en cuanto lo viera? Estaba a punto de ver a un chico que conocía, pero que no tenía idea de quién era. Se sentía con muchísimos sentimientos encontrados.

Él no lo recordaba, por lo tanto, no sentía nada especial hacia él. ¿Entonces qué? No quería lidiar con el peso de que ese chico estuviera enamorado de él.

«Ya que si fue al trabajo de mi hermana mayor ─pensó ─es porque sabe perfectamente quién soy».

Pero eso no significaba que estuviera enamorado de él aún ¿o sí?

Había pasado bastante tiempo.

«No está enamorado de mí ─reflexionó ─. Habría venido mucho antes a verme. Habría intentado comunicarse conmigo. Tal vez, simplemente, quiere saber si yo estoy enamorado de él. ─Asintió con la cabeza ─. Cosa que no es cierta, creo».

Aunque era consciente de que debieron estar muy enamorados como para comprometerse.

Le dio un vistazo a su hermana, que estaba en la terraza, mirando el paisaje desde su noveno piso. Estaba profundamente metida en sus pensamientos.

Wally bufó y se recostó en el sofá, mirando el techo. ¿Qué había pasado en el trabajo de Helena? ¿De qué habían hablado? ¿Ella sabía si él seguía enamorado?

Tenía muchas ganas de preguntarle.

Comenzó a levantarse del sofá en dirección a la terraza y, justo cuando ponía su mano sobre la puerta corrediza para abrirla, sonó el citófono. Abrió los ojos como platos, se le heló la sangre, el corazón comenzó a andarle a toda prisa y se le revolvió el estómago.

Había llegado.

«Oh, Dios mío, oh, Dios mío. ¡Oh, Dios mío!»

Sintió que se hiperventilaba. No estaba precisamente preparado para ese momento. Miró la hora en el reloj: 18:30 en punto. No había tenido tiempo para prepararse mentalmente. ¿Qué haría? ¿Qué diría? Francamente tenía muchas ganas de tirarse por el balcón.

Su hermana no había parecido inmutarse ni del timbre ni del colapso de su hermano.

«Mantén la calma, maldición ─pensó ─. Respira, ese chico debe estar tan nervioso como tú. Está haciendo el esfuerzo por no demostrártelo. ¡Tú tampoco se lo demuestres!»

El timbre volvió a sonar, como si el chico necesitara entrar ya a su casa.

─¿Acaso no entiende que no me está ayudando con mi colapso emocional? ─pensó en voz alta. Respiró profundo.

El timbre seguía sin sonar y eso me ponía nervioso. Pensaba «¿No estará tardando demasiado? ¿Y si se perdió en el camino?»

Un rato después, mi teléfono sonó dos veces.

Ulises: Wally.

Ulises: Abre la puerta, cariño; estoy afuera.

Miré a Helena y ella sonrió; se me adelantó y abrió la puerta:

─Ulises ¿no?

Entrecerró los ojos con el ceño fruncido. Hizo un gran esfuerzo por saber cuándo había sucedido eso.

Sintió un clic en su cabeza.

Eso había sucedido cuando presentó a Helena con Ulises.

El timbre volvió a insistir y Wally abrió los ojos como platos, otra vez. Se había olvidado hasta de su nombre por unos segundos. ¿Qué pasaba si no abría la puerta? Ulises creería que no había nadie en casa, así que decidiría que ir otro día sería mejor. Le daría tiempo a Wally para que se preparara mentalmente.

El atrapa sueños (GAY)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant