27. Lujuria

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Narra Amber...

El viento entrando por la ventanilla abierta del impala agita mi rojizo cabello, y sonrío al ver a Dean a mi lado conduciendo feliz mientras viajamos de vuelta al departamento que por ahora llamamos hogar.

Después de desaparecer de la odiosa fiesta llena de adolescentes, Dean y yo tuvimos que pasear un rato antes y beber un poco de café en una estación de servicios para que el alcohol se fuera un poco más rápido de nuestro sistema... bueno, del sistema de él. Yo sugerí teletransportarnos, pero la última vez que hice eso con el impala y los chicos, por poco nos estrellamos con un camión.

Además Chuck me prohibió usar mis poderes angelicales si no son completamente necesarios. Y no, no quiero seguir haciéndolo enojar.

-Amber...

La voz de Dean me saca de mis pensamientos y giro mi rostro para verlo.

-Pecas... -respondo bromeando, no puedo ocultar lo nerviosa y tímida que me pone el verlo ahora. La imagen del beso en el closet se sigue repitiendo en mi cabeza.

-Necesito más de esos besos -me guiña un ojo sonriendo como chico malo y siento el cosquilleo en mi estómago subiendo rápidamente hacia mi corazón prestado.

Maldición...

Sigo sin poder creer que al fin nos besáramos, sigo maravillada sintiendo el sabor de su boca en la mía... es el primer sabor que puedo identificar y disfrutar desde que tengo alas y una aureola imaginaria sobre mi cabeza. 

-Tendrás que ganártelos -bromeo. -Si eres un chico bueno y te sigues comportando, quizás me den ganas de darte más besos inesperados.

Dean me mira unos segundos con esa bobalicona sonrisa que enamora a cualquiera y luego sigue observando detenidamente el camino frente a nosotros. Lo bueno es que no falta mucho para llegar, lo malo... es que no sé que pasará cuando lleguemos y estemos solos en casa.

Estoy pensando seriamente en ir a buscar a Sam de su pijamada para que la situación no sea tan incómoda.

-¿Qué pasará... con nosotros?  -pregunta volviendo a romper el silencio, pero su voz es suave, como si no quisiera alterar demasiado el ambiente tranquilo y romántico que se ha formado en la última media hora.

-¿A qué te refieres? -observo su lindo perfil y me sonrojo aún más cuando vuelve a girar unos segundos su rostro para verme.

Rayos... ¿En serio ahora me sentiré así cada vez que Dean me observa? Me gustaba más ser un ángel frío y con humor de los mil demonios.

Todas estas sensaciones después del beso aumentaron, y me hacen creer que estoy viva otra vez, pero también me hacen sentir idiota.

-Quiero saber que pasará con nosotros... -continúa Dean. -Me gustas, te gusto... pero sigues siendo mi ángel guardián Amber -sonríe algo preocupado y ansioso. -¿En serio vamos a ir contra las leyes de -hace una pausa. -Chuck? -sonríe no muy convencido.

Sabía que toda esa preocupación no era solo mía. Las emociones de Dean se siguen mezclando con lo que yo siento. Y al igual que él, a mi también me asusta que la ira de Chuck caiga sobre mi... ok, eso sonó demasiado bíblico.

-No lo sé -vuelvo mi vista al camino oscuro afuera. -No sé que pasará si él se entera de todo esto.

-¿Crees que ya lo sabe?

-Tampoco lo sé -suspiro. -Dean, ¿Puedes parar el auto? -lo miro seria.

Él me mira confundido y expectante unos segundos pero no duda en desviarse hacia un lado del camino y detener por completo el motor.

Mi vista está concentrada en el oscuro horizonte, ahora las luces del impala están apagadas y la carretera es solamente iluminada por la luna y las estrellas. A lo lejos se ve la zona residencial y las luces de los postes, pero necesitaba que nos detuviéramos unos minutos antes de llegar.

-¿Estás bien? -pregunta Dean y niego en respuesta.

-No del todo -agacho mi vista hacia mis manos que reposan en mi regazo. -Tengo... muchas emociones buenas y nuevas que no sé como tolerar... y a la vez, estoy terriblemente asustada -mi voz casi pende de un hilo, pero es que el nudo que se ha formado en mi garganta no me deja hablar normal.

-¿De qué tienes miedo? -pregunta Dean con un tono dulce, y levanta mi mentón para que lo vea directamente a sus hermosos ojos que me hacen temblar.

Nuestros ojos se encuentran en medio de toda esta oscuridad y siento que podría refugiarme en su mirada toda una eternidad. Quizás había empezado a olvidar lo de "almas gemelas", pero después de lo que ha pasado esta noche, he corroborado que todo es verdad. Dean fue hecho para mi, y yo fui hecha para él.

-No quiero irme Dean... no quiero irme lejos de ti -susurro y su rostro se tensa afligido por mis palabras. -Quiero ser tu apoyo, quiero asegurarme de que sigas el camino correcto... 

-Y lo estás haciendo -sonríe acariciando mi mejilla con su pulgar. -Si no hubieras aparecido en mi vida, aún estaría en Los Ángeles, haciendo las mismas horribles cosas, arriesgando mi vida y la de Sam. Pero estás aquí, y me salvaste... salvaste mi trasero Amber -sonríe bromeando y ambos reímos en medio de este momento cursi.

-El asunto es... ¿Hasta cuando podré quedarme junto a ti? -vuelvo a titubear triste. -¿Cuando será el momento en que mi propósito termine en la tierra y deba seguir... sin ti?

Dean me mira inexpresivo unos cuantos segundos y sin decir absolutamente nada a lo que acabo de decir, se acerca impulsivamente y presiona sus labios con fuerza contra los míos, dejándome inmóvil y perpleja al mismo tiempo. 

Siento como todo el miedo y la angustia se disipan lentamente a medida que el desesperado y necesitado beso avanza y mis ojos se cierran. Nuestras manos acarician lo más cercano a su alcance y mis preocupaciones desaparecen sin mayor esfuerzo.

Sollozo porque aún puedo sentir el miedo de perder a Dean para siempre, pero me calmo otra vez al sentir sus brazos rodeándome de manera protectora y luego ayudándome a sentarme sobre su regazo, con mis piernas flexionadas a cada lado de sus muslos.

Nuestras bocas siguen unidas y pronto nuevas emociones ocultas y suprimidas en mi cabeza empiezan a salir a flote... placer, lujuria, deseo, y excitación.

El beso se vuelve pasional y la ropa empieza a estorbar, por lo que ambos comenzamos a deshacernos de ella frenéticamente. Dean besa mi cuello mientras me quita mi vieja chaqueta cortavientos por los hombros y yo desabotono su camiseta de franela dejando expuesto su fuerte y marcado pecho.

Esto está mal... está muy mal. Pero me gusta lo peligroso que se siente. Debo parar, debo decirle a Dean que esto está mal... no puedo hacer esto. Estoy muerta... morí. ¡Debo parar!

-Dean... -me detengo cuando sus manos están en el borde de mi camiseta y él de inmediato para sus movimientos observándome sonrojado. 

-¿Estás bien? -pregunta respirando acelerado.

-Si -sonrío sonrojada. -Pero creo que... 

-Debemos ir más lento -me interrumpe y asiente seguro de sus palabras. -Lo sé... lo siento, me dejé llevar un poco -sonríe de lado y amo ese toque inocente en su cara.

Y esto es lo que amo de Dean. Él no es un idiota egoísta, él no hace las cosas sin pensar... bueno, algunas cosas si, pero en el fondo todas las cosas malas que ha hecho hasta ahora han sido para cuidar de Sam, darle lo mejor, protegerlo y ser su apoyo fundamental. Dean es un tipo genial, y sinceramente ahora... le agradezco a Chuck por dejarme ser ángel guardián.

-Vamos a casa pecas -susurro cerca de su boca, luchando contra mis propias ganas de concretar todo esto ahora mismo.

Él me besa otra vez pero esta vez de manera tierna. Sus manos acarician mi espalda y siento como el amor vuelve a mi. Jamás pensé que volvería a sentir esto... y no puedo estar más agradecida.

Con cuidado me muevo del regazo de Dean hacia a mi antiguo lugar en lado del copiloto. Ambos arreglamos nuestra ropa que no alcanzó a quedar tirada en el piso del auto y luego de un par de risitas juguetonas, Dean vuelve a conducir para ir de una vez por todas a casa.

 


Save him [Dean Winchester]Where stories live. Discover now