cuarenta y cinco

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 Abrí los ojos avergonzada al escucharme jadear, Justin soltó una risa sensual que termino cuando comenzó a besar mis pechos por el escote de mi blusa.

—Maldición. —mi espalda se arqueó hacia él.

—¿Quieres que pare?, dímelo ahora Cielo, porque dudo poder...

Lo besé como una cavernícola, no quería parar, no tenía miedo, me sentía malditamente amada, el tiempo no importaba, Justin era la persona indicada, le amaba.

Menos mal no había nadie en casa no sería agradable que nos escucharan.

Le ayudé a sacar su polera mientras él sacaba mi blusa. Descendió sus besos por mi estómago y besaba jodidamente delicioso, mis gemidos rebotaban por las ventanas empañadas, Justin no tardo en sacar mis jeans y besar por encima de mi ropa interior. Mis manos viajaban por su morena piel tatuada, llegué a su espalda para poder eliminar ese espacio que nos separaba casi invisible.

—Justin, no puedo, siento que voy a explotar. —mi voz sonaba exhausta.

Se paro a los pies de la cama y bajo su pantalón lentamente, su mirada era malditamente caliente, se mordía el labio al mismo tiempo, me puse de rodillas a los pies de la cama, y bajé el bóxer sin romper nuestro contacto visual, mis mejillas estaban encendidas al mil, desvié la mirada.

—No tengas vergüenza, Cielo. —beso mis labios y me impulso para quedar bajo su fornido cuerpo, desnudo, solo para mí.

La vergüenza se fue a la mierda cuando mi mirada se deslizo por todo su exquisito cuerpo, lamí mi labio inferior, su mano de dirigió a mi espalda y desabrochó mi brasear en menos de un segundo, lo saqué y besó ambos pechos mientras los manoseaba, gemí. Bajo hasta mi zona íntima y saco la última prenda que me tapaba, beso todo el sector y mi cicatriz, sentí como algo dentro de mí se movía. Mi zona baja ardía y sentía algo hinchado, me sentía malditamente mojada.

Alcanzo la mano a su billetera y saco un sobre plateado, su mano hizo una caricia desde mis pechos hasta a mi zona baja, sentí dos dedos dentro de mí.

—Maldición. —chillé o grite o hable, no tenía puta idea.

Aumento la velocidad y sentía que me iba a correr, cuando paró abrí los ojos frustrada por dejarme así, tomó mis manos e hizo que le pusiera el condón, y lo único que pensaba era en que si podría volver a caminar. Mi mano se deslizo a través de su miembro y subí, repetí el proceso unas cuantas veces.

—Serás completamente mía, al fin. —dijo sonriendo.

—Lo he sido desde antes de esto. —lo besé.

Se subió arriba mío y no dejaba de sentirme mojada, me tomo ambas manos y las junto en mi cabeza, beso mi cuello, Iba a gemir, pero sentí como se hundía en mí.

—Ah...—mi espalda se arqueo juntando nuestros pechos.

—¿Te duele, paro? —La voz de Justin estaba malditamente ronca.

—No, nada. —gemí moviendo mis caderas en busca de más.

—Estás... tan, ah, apretada. —Justin me besaba y mordía el lóbulo del oído.

—Muévete, más. —gemí.

Tocaba mi culo sin escrúpulos y me acercaba a él, comencé a mover mis caderas más rápido yendo al mismo ritmo, me sentía en el mismo cielo, Justin movía sus caderas con erotismo, me envestía con rapidez y profundidad, mis manos descendieron por toda la espalda de Justin hasta llegar a su culo, posé mis manos ahí empujándolo.

LET'S RISK IT?➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora