Capítulo XV

138 18 9
                                    

"Algunos chicos toman una chica bonita

Y la esconden lejos del resto del mundo.

Yo quiero ser la que camina bajo el sol."*


¿De qué manera podía ser yo un asunto pendiente?

La pregunta que en esos momentos se convirtió en mi incógnita principal no había dejado de darme vueltas en la cabeza durante el trayecto de vuelta a Los Ángeles.

No podía dejar de pensar en aquello en ningún momento, sin importar que quisiera ocupar mi mente en otras cosas. Ni cuando estábamos comiendo pizza con todos los empleados, incluida Jane, ni cuando estaba siendo testigo del tranquilo dormir de Samantha a mi lado... Ni siquiera al día siguiente esa idea me había dejado de rondar la cabeza.

Resoplé, frustrado por no poder controlar los pensamientos que invadían mi concentración, y dejando de lado el trabajo pensé en distraerme un poco, así que salí de la oficina y caminé hacia donde estaba Samantha, quien trataba de entretener, sin lograrlo, a Nicholas con un cuaderno de dibujos.

—¿Necesitas ayuda? —pregunté mientras recogía el peluche que Ava acababa de tirar por encima de la pequeña cuna y lo volvía a poner en sus manos.

—¿Ya estas desocupado? —cuestionó. Asentí rápidamente—. Entonces sí necesito ayuda —respondió sonriendo. El cansancio era notorio en su rostro.

—Nicholas, ¿quieres jugar conmigo y el balón? —pregunté sacando uno de basquet del armario.

—¡Sí! —exclamó eufórico, tirando el cuaderno. Le pasé el balón y guiñé un ojo a Samantha mientras salíamos de la oficina.

Fuimos hasta detrás de la casa donde había una pequeña cancha adecuada para Nicholas y empezamos a jugar. Como me lo esperaba, el estar con mis hijos era lo que lograba aliviar la tormenta mental por la que estaba pasando en esos momentos.

El tiempo pasó con rapidez, y solo fui consciente de que era algo tarde cuando me fijé en el rostro enrojecido de Nicholas que denotaba su fatiga. Me detuve sintiendo también como las gotas de sudor resbalaban por mi cien.

—Vaya, ¿quieres una limonada hijo? —quise saber, aunque conocía la respuesta. Él solo asintió mientras se sentaba en el césped y enterraba sus manitos en la tierra—. Bien, ya vuelvo. Cuidado con esas manos, Nicholas —advertí antes de terminar de entrar a la casa.

Crucé hasta la cocina y me detuve al ver a Jane terminando de preparar una refrescante limonada en una jarra grande. Al parecer no se dio cuenta de mi presencia ya que no se había inmutado y solo seguía moviendo su cabeza al ritmo de lo que sonaba en sus auriculares.

Me acerqué un poco más y reprimí una sonrisa al ver como empezaba también a mover las caderas y las manos con energía. Alcanzaba a escuchar la melodía que salía de su aparato y me sorprendió saber que se trataba de Cindy Lauper, la reina de los 80's, pero de inmediato recordé también que se trataba de Julia. De una manera increíble, pero era ella.

—¿Puedo tomar un poco? —pregunté poniéndome a su lado. Ella se sorprendió de tal forma que el frío liquido se derramó—. Oh, ¡lo siento! No quería asustarte —agregué mientras tomaba un paño y limpiaba la mesa.

—No, no, señor Thomas, permítame —intervino rápidamente mientras se bajaba los audífonos al cuello y me quitaba la tela de la mano. La música que oía se escuchó con mayor claridad—. Estaba muy distraída —comentó alzando durante solo un segundo su rostro y sonriendo como solo ella sabía, antes de dejar a un lado el trapo y seguir sirviendo.

Después de tiOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz