Las puertas se abrieron y seguidamente entró al piso. Se abstuvo de mirar la foto de la entrada.

—Hola —dijo cuando llegó al salón. Un fuerte olor a paella se coló por sus fosas nasales. Sintió su estómago rugir. Definitivamente esto era obra de su padre—. ¿En serio has cocinado, papá?

—No soy un completo inútil después de todo.

Rita, que estaba poniendo la mesa, rio. Amaya,al contrario, solo levantó las cejas, algo incrédula.

Se sentaron en la mesa y esperaron mientras el arroz reposaba. Marcos inició la conversación.

—Bueno, bueno. Espero que os guste, hacía tiempo que no preparaba una.

Rita acarició la mano de su marido por encima de la mesa, Amaya les miraba desde el otro lado, algo distante.

—A Lucía le encantaba.

Su madre apretó la mano de Marcos nerviosa. Amaya empezó a servirse arroz.

—Ayer vi a la abuela.

La facilidad para cambiar de tema sorprendió a los padres, pero no dijeron nada al respecto. Incluso lo agradecieron.

—¿Ah sí? —preguntó Rita un poco cohibida, pero intentando que no se notara. Le temblaba levemente la mano mientras servía su plato.

Marcos empezó a servirse el suyo y aprovechó que hablaban de su suegra para ir a buscar el agua, que se habían olvidado.

—Me encontró sentada en un banco.

Rita no sabía cómo sacar conversación de aquello, así que se limitó a asentir y sonreír. Por suerte llegó su marido.

—Mamá y yo hemos pensado que esta tarde podríamos ir a tomar el café, juntos.

Amaya resopló, pero accedió con una condición, ir al local que ella quisiera.

Les contó un poco por encima cómo era el local y los camareros, que conocía a uno de ellos, e incluso les dijo que quizá podría conseguir un trabajo. Omitió el malentendido con Gabriel y que seguramente no la contrataran por ello.

Sintió su móvil vibrar en el bolsillo mientras iban de camino a La casa del árbol.

Desbloqueó el pequeño aparato y vio que era un correo, pero se privó de mirarlo porque no quería que sus padres se enteraran, no aún.

Las campanillas de la puerta tintinearon al abrirla, era un lugar realmente acogedor.

Las mesas estaban a la derecha y la gran barra a la izquierda. Había un pequeño muro bajo que separaba un lado del otro.

Aarón, el chico que se tomaba el trabajo a juego, les atendió.

—Buenas tardes y bienvenidos. ¿Para tres?

Marcos asintió y siguieron al joven camarero hasta una mesa.

Eran de madera oscura, rectangulares. Ninguna tenía mantel, las sillas estaban acolchadas, también de madera.

Las paredes del local eran de un cálido color crema y la de detrás de la barra tenía dibujado un manzano. En las ramas había unas estanterías con las bebidas alcohólicas.

—¡Qué sitio tan bonito! —sentenció Rita.

Amaya buscó a Gabriel con la mirada, pero entonces cayó en la cuenta de que los fines de semana libraba. Se alegró en parte.

Aarón apuntaba el pedido de Marcos y seguidamente de Rita.

—¿Y usted?

Pidió un café con leche y una magdalena de chocolate. De esas que venden en Starbucks, pero sin sobredosis pija. Es decir, sin exceso de apariencia y con gran toque de sabor.

—¿Ese era el chico? —preguntó su madre para nada discreta.

—No, no era ese.

Cuando los cafés estuvieron servidos Marcos y Rita empezaron una conversación sobre el batido de plátano del padre.

En un despiste, cuando la conversación pasó a ser sobre la ensaimada de Rita, se fue al baño porque la tentación de abrir el mensaje era demasiado fuerte.

Temblorosa, se sentó sobre la tapa del retrete y cerró la puerta. Desbloqueó el teléfono y con cuidado presionó el enlace que la llevó directa al correo.

"Soy Lucía y necesito tu ayuda.

P.D: Necesito que mantengas el secreto y me digas si estas dispuesta ayudarme, porque entonces te llamaré."

Las lágrimas se acumularon en sus ojos y al cerrarlos, resbalaron por sus mejillas.

Las esperanzas siempre habían estado ahí, solo necesitaba avivar el fuego y rechazar las cenizas.

Tenía que mantener la calma, no quería hacerse falsas ilusiones, debía escuchar su voz.

Y eso solo ocurriría si asimilaba la verdad.

***

Holaaaaa! Sí... desaparecí. Tengo toda la historia escrita y quería poder subir más a menudo pero nunca tengo tiempo :(

Aquí os traigo el octavo y seguidamente colgaré el noveno.

Espero que os guste y... ¡Exijo comentarios!

att: Ninnnnn

Bajo efectosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora