Capítulo 12

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— ¡Una repetición más!

En la banca de levantamiento de pesas, Sebastián observó a su entrenador personal, Bryson, deseando por el momento poder patearle el trasero. Pero como actualmente en sus manos tenía 120 libras de peso, balanceándose precariamente sobre su pecho, tendría que posponer las patadas en el trasero. Sostuvo la barra en sus manos, con el sudor escurriendo por su frente, y los brazos temblando como un maldito debutante en el gimnasio.

— ¡Vamos, niñita!, tres repeticiones más.

El empujó, esperando como el infierno que Bryson estuviera allí para tomar la barra, en caso de que se viniera abajo sobre su pecho.

— Eso es, Sebastián. Lo tienes. Ya casi has terminado.

— Come. Mierda. Y... —Dejó la barra sobre su estante de metal, se sentó y se inclinó hacia adelante, sintiéndose como si fuera a vomitar. Balanceó las piernas hacia un lado del banco y miró a Bryson—. Muere.

Bryson le dio a Sebastián palmadas en la espalda.

— Sabía que podías hacerlo.

— Jódete.

— ¿Ves?, siempre he sospechado que te gusto. Pero no eres mi tipo.

Sebastián sonrió a su entrenador.

— Mentira. Soy totalmente tu tipo. Alto, apuesto, e inteligente.

Bryson se echó a reír.

— Exactamente. Igual que mi novio. Pero si estás interesado, podría arreglarte una cita con algunos chicos realmente calientes.

Sebastián puso los ojos en blanco hacia Bryson, se empujó del banco y se levantó.

— No, gracias. Ya tengo suficientes problemas lidiando con hombres. —Miró hacia la puerta principal, por donde Ethan estaba entrando—. Hablando de eso, aquí viene mi problema más reciente.

Bryson siguió la mirada de Sebastián.

— Guau. Él es... caliente.

Muy cierto, Bryson tenía razón. Llevando un traje conservador negro, una camisa blanca y una corbata a líneas verdes que eran casi del mismo tono que sus ojos, Ethan llamaba la atención de una manera casi accidental.

Era hermoso. Totalmente atractivo....

E irritante para Sebastián estar cayendo por un tipo que estaba ya en una relación.

Ethan caminó a través de las puertas del gimnasio, sonriendo cuando lo vio. Se dirigió hacia ellos, y Sebastián fue golpeado de nuevo por lo atractivo que era el hombre.

— Buenos días, señor Campbell —dijo, y se volvió hacia Bryson, tendiéndole la mano. — Soy Ethan Hamilton.

Bryson le estrechó la mano.

— Bryson Danne. Soy el entrenador personal de Sebastián. ¿Qué haces para Sebastián, Ethan?

Oh, mierda. Lo último que necesitaba era que Bryson, o cualquier otra persona, supiera que había contratado un condenado asesor de imagen para él.

— Él...

— Estoy haciendo un trabajo de consultoría para él. Alguien con el talento del señor Campbell, y con su amplia cartera financiera y una nueva campaña política en puerta, necesita la asistencia de expertos, como podrás imaginar.

Bryson asintió.

— Diablos, sí. Tiene que pasar por todo ese tipo de mierdas.

Ethan sonrió y Bryson levantó la vista hacia el reloj.

Mío [Entrégate, Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora