Capítulo Final

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— Eres un terrible peso ligero en el departamento de alcohol. —Thomas se burló. Sus ojos azules se arrugaron en las esquinas mientras la sonrisa se extendía por su rostro y fijaba su mirada en Ethan, quien estaba abriendo la puerta de la nevera para sacar una botella de agua.

— Estoy sobrio ahora, —Ethan se quejó—. Pero fue por tu terrible idea de darme ese caballito de tequila después de haber tomado el vino. ¿Nadie te enseño que no se debe mezclar el alcohol? —reprendió, dando un sorbo a la botella de líquido frio en su mano.

Thomas lo miro como si se estuviera conteniendo reciamente por no reírse, sus labios estaban apretados fuertemente en una línea.

— ¿Te lo enseñaron a ti? —Dijo con burla—. Aceptaste el tequila de todas formas.

Ethan lo miro con molestia fingida.

— Bueno, lo escuche en alguna parte. —dijo, alzando la barbilla. Su perfilada nariz alzándose en su gesto. Lucia como el hombre de clase alta a la que pertenecía y Thomas nunca había querido estropearlo tanto. Ahí mismo en la cocina de Ethan, quería tocarlo de todas las formas correctas. — No creí que fuera realmente cierto. Además, creí que me habías dicho que no bebías. —Ethan se cruzó de brazos, y lo miro casi acusadoramente. Una sonrisa apareció en los labios de Thomas.

— No lo hago. Quiero decir, no por diversión. —corrigió—. Deje de hacerlo hace muchos años, pero sé que tengo que beber en los eventos sociales, porque es lo que se espera de mí. Así que lo hago. Tomo algunas copas, pero nunca lo suficiente como para embriagarme. No soy un alcohólico en rehabilitación o algo así.

— Lo entiendo. —Ethan camino a través de su cocina y se acercó a Thomas que estaba recargado en la encimera, con sus antebrazos sosteniendo su peso, lo que hacía lucir los músculos de sus bíceps imposiblemente anchos en ese ajustado esmoquin hecho a la medida—. Yo también lo hago más por compromiso que por placer. Nunca he disfrutado el sabor del alcohol en cualquier presentación. —dijo dando un largo trago a la botella de agua, como si tratara de borrar el sabor del alcohol de su paladar.

— No me desagrada precisamente su sabor, pero dejo de ser un complemento para la diversión en mi vida desde hace mucho tiempo.

— ¿Cómo diablos ibas a esos bares de strippers sobrio? —se quejó Ethan.

— Iba con mis amigos. —Reflexiono Thomas—. En mi casa siempre había alcohol aunque yo lo hubiese dejado hace años. Se compraba por ellos, porque sabía que ellos lo consumían. Y estaban la mayor parte del tiempo ebrios, así que cuando sugerían ir a un club, íbamos. No se daban cuenta de que yo era el único que estaba sobrio entre ellos. Nunca me importo demasiado si iba sobrio a esos lugares. Las chicas eran lindas y eran distracción suficiente. Pero la mayoría de las veces era arrastrado a los clubs porque mis amigos querían que fuera a ellos, ya que mi calidad de estrella deportiva les daba privilegios.

— Tu casa era un desastre. —Ethan se quejó frunciendo el ceño ante el recuerdo. Odiaba a los "amigos" de Thomas, los hombres que solo lo habían usado para su propio beneficio. Ethan sabía que Thomas había permitido que eso llegara a tanto porque en algún punto él sentía que "se los debía". Pero la verdad era que Thomas no les debía nada, él mismo había forjado su propio camino. Él era el que había dejado sangre, sudor y lágrimas en el campo. No sus amigos, era Thomas quien había trabajado su disciplina para pertenecer a la NFL. Solo él y nadie más.

— Lo sé. —él se acercó a Ethan, y apoyo sus grandes manos en las caderas del hombre, acercándolo a él. — Me ayudaste a descubrir quiénes eran realmente mis amigos.

— Ninguno de los hombres que estaban en tu casa, eso seguro. —refunfuño Ethan frunciendo el ceño. Odiaba el hecho de que los hombres en la casa de Thomas se hayan alejado de él en cuanto se enteraron de que Thomas estaba saliendo con otro hombre y que estaba retirando oficialmente todos los beneficios de su mansión. Odiaba aún más todas las cosas despectivas que habían arrojado contra Thomas. Y odiaba que el hombre se hubiese deprimido por ello. Imbéciles como ellos no podrían considerarse como amigos. Eran solo unas malditas sanguijuelas sedientas del dinero y los beneficios que implicaban estar cerca de Thomas. Nunca habían sido amigos reales.

Mío [Entrégate, Libro 2]Where stories live. Discover now