Capítulo 14

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Thomas se frotó el pelo con la toalla blanca y delgada antes de pasar la tela por su pecho y secarlo completamente, dejando que la toalla colgara en su mano mientras apoyaba su frente contra el frío armario de metal y suspiró.

La práctica había sido una mierda últimamente. Matt y Jeremy lo estaban matando con los extensos y duros entrenamientos, haciéndole cabrear, y generalmente haciendo sentir al resto del equipo miserable. Pero Thomas no podía culparlos, era su trabajo como entrenadores patear su culo en cada momento que pudieran y sacar lo mejor de ellos. Pero sinceramente Thomas, ya no podía soportarlo por mucho tiempo.

El ponerse la camiseta azul y blanco de los Giants al principio de cada temporada se sentía como volver a casa. Claro, que era sólo una camiseta de malla débil que apenas y se extiende sobre su cuerpo. Pero para Thomas, representaba un infierno de muchas cosas más: Un largo camino lleno de lucha, y una manera de seguir adelante con su vida. Aún podía recordar cada maldita cosa que había tenido que hacer para lograr estar donde estaba ahora; desde los campamentos de verano cuando era más joven, el levantamiento de pesas durante horas al día y carreras de velocidad con un calor sofocante hasta que sus pulmones ardieran. O los ejercicios de acondicionamiento clavados desde el primer día. Él podía recordar las intensas prácticas en equipo, que iban a través de los ejercicios más duros e imaginables.

Los entrenamientos eran jodidamente brutales, y si Thomas no hubiese vivido prácticamente toda su vida practicando el futbol, probablemente hubiese estado vomitando todo en algún momento. Como había visto a muchos chicos en la universidad, e incluso algunos novatos ahora, que se alejaban a una esquina fuera del campo y comenzaban a hacerlo. Cualquiera de ellos no estaban acostumbrados a ese nivel de calor y humedad, o el duro trabajo requerido de ellos por los entrenadores. O tal vez era una combinación de ambas. De cualquier manera, ellos probablemente no estarían en el primer juego de la temporada. Era por eso que los entrenadores les hacían todos esos ejercicios exhaustivos con la única meta de enviar a los chicos más débiles a casa. No había nada ni remotamente relajante sobre el fútbol profesional y aun así Thomas quería pertenecer a él, el fútbol era lo único que lo había sacado a flote durante toda su vida.

No es como si sus muslos no se sintieran como gelatina en el momento en que el entrenamiento había terminado, o que su pecho se quemaba mientras trataba de llevar algunas respiraciones adicionales a sus pulmones. Lo había intentado todo para estar donde estaba ahora, desde mantener su gran boca cerrada a sus entrenadores a trabajar más duro que los demás. Y noche tras noche, se quedaba hasta tarde, levantando pesas antes de ir y subirse a la cinta para correr por largos periodos de tiempo.

Los días eran largos durante sus entrenamientos como novato cuando había dado el gran salto para pertenecer por fin a la liga de la NFL, y no importa lo que hiciera o lo duro que trabajara, y no importaba que tan bueno fuera con el balón dentro del campo, no podía sacudirse el miedo que se apoderaba de él. Su lugar aún no estaba totalmente garantizado dentro de la liga, y los entrenadores se aseguraban de que cada novato en el campo se enterara de ese pequeño hecho. Pero todo eso ya no importaba ahora, porque él lo había hecho bien. Muy bien. Ahora era más fuerte que ningún otro en su ramo, y el mantener la cabeza fría dentro del campo y la conexión perfecta en sus pases, lo hacían el mejor maldito quarterback del país.

Estaba contento con todo lo que había logrado hasta ahora. Aunque su cuerpo doliese como una perra y su ojo estuviese un poco golpeado —después de un incidente con Jeremy en el entrenamiento de ese día al probar una nueva jugada—. Él estaba feliz con todo ello.

Termino de tomar sus cosas y salió por la puerta principal del centro de entrenamientos. Thomas se alegraba que el centro de entrenamientos de inicio de temporada se encontrara en San Francisco. California tenía un mejor clima que New York, razón por la cual el equipo había decidido crear una sede ahí. Eso sin contar que el setenta por ciento de los miembros del equipo de los Giants y entrenadores residían en dicha ciudad.

Mío [Entrégate, Libro 2]Where stories live. Discover now