Capítulo 26

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Ethan limpio el sudor que se acumulaba en sus manos sobre sus pantalones y le sonrió a Thomas. El hombre le devolvió el gesto en cuestión en menos de un segundo.

— Pareces nervioso, —comento Thomas, y Ethan no pudo pasar por alto el leve tono de burla en la voz de su amante.

— Lo estoy. —Admitió.

— ¿Tienes miedo que haga algo mal? —Thomas arqueo sus castañas cejas en pregunta. Ethan se acercó a él y apoyo sus manos en las caderas del hombre frente a él. Lo miro a los ojos.

— Estoy nervioso porque nunca he hecho esto antes, ¿bien? No es porque no confié en ti o tenga miedo como puedas reaccionar. —Ethan se acercó y beso a Thomas en los labios— Vas a estar bien, estoy seguro de ello. De quien dudo es de mí.

Thomas lo envolvió con sus brazos y apoyo estos debajo de la parte trasera de la cintura de Ethan, aprisionándolo contra sí.

— Tranquilo, —Thomas lo beso en la nariz— me has dicho como debo actuar. Aunque no tengas experiencia en realizar entrevistas, sabes cómo se dirige la orquesta, estaremos bien, cariño.

Ethan asintió y se hundió en los brazos de Thomas, apoyo su cabeza sobre el hombro de este y dejo que el aroma único del hombre lo envolviera y calmara sus nervios.

Un suave golpe en la puerta los hizo separase.

— Hola —una mujer joven asomo la cabeza por la puerta— ¿Podrían pasar a la sala para colocarles los micrófonos?

Ambos asintieron y la siguieron por el largo pasillo que conducía al lugar donde se haría la entrevista. Ella caminaba con prisa mientras hablaba por un radio.

La sala donde se llevaría a cabo la entrevista era un caos, las personas iban de un lugar a otro con prisa. Thomas sabía que la entrevista frente a la cámara probablemente sería humillante, pero nunca conto con que lo harían usar maquillaje. En entrevistas anteriores nunca lo había usado, debido a que en las conferencias de prensa normalmente siempre eran o antes o después del partido, y a nadie le importaba una mierda si brillaban frente a la cámara o no. La audiencia podría entender eso, pero en una entrevista dentro de un estudio de grabación era diferente. Y Thomas lo odiaba.

— Joder, esto es horrible. —se quejó Thomas sobre el banco alto donde un tipo llamado Dave se encargaba de pasar algo sobre su rostro, tarareando mientras hacia su trabajo. Un par de largos y humillantes minutos más tarde, el hombre se retiró hacia atrás admirando su trabajo. — Hemos terminado aquí, ¿cierto? —Thomas le pregunto a Dave.

— Solo un segundo, —él se inclinó a la repisa frente al espejo y tomo una especie de brocha gigante. Thomas cerró sus ojos justo a tiempo antes de ser espolvoreado con una especie de talco o polvo, o la mierda que fuese que hayan puesto sobre su rostro.

— Horrible, —se quejó Thomas cuando la brocha fue retirada de su rostro. Tosiendo un poco por el polvo acumulado a su alrededor. — No me gusta nada esto.

— Solo resiste un poco más, ¿de acuerdo? Necesitamos que tu piel no brille más de lo necesario frente a la cámara. —Explico Dave.

Thomas le sonrió al hombre que parecía disfrutar de su desgracia.

— Parece que disfrutas mucho de esto, ¿he?

Dave saco el protector de nylon que protegía la ropa de Thomas de todo el polvo esparcido y sonrió aún más.

— ¡Claro que sí! Amo mi trabajo, me permite conocer un montón de celebridades y charlar con ellas, pero debo admitir que no todos los días suelo tener el gusto de tener hombres como tú en mi silla, cielo —rio un poco más— y ahora es turno de tu novio, aunque debo decir que no será un trabajo difícil, sé que has notado su piel, —Dave le dio un giño cómplice. — ¡Es tan hermosa! Tengo conflictos justo ahora sobre de quien debería de tener celos, ¡ambos son muy afortunados! —Dave hizo un gesto juguetón de desdén para que Thomas se retirara de su silla antes de guiñarle un ojo coqueto.

Mío [Entrégate, Libro 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora