Cuando Thomas termino de navegar a través del tráfico nocturno y estaciono su auto en la cochera, bajando de él se dirigió a la entrada de su enorme casa.

Antes el tener una casa tan grande y volver a ella se sentía increíble. Pero ahora no lo era. Era una casa demasiado grande para una sola persona. Ya no le agradaba el hecho de llegar a una casa tan grande y vacía. Quizá debería de comenzar a tomar en cuenta la idea de venderla. Podría conseguir un departamento en una zona tranquila. Eso parecía una buena idea.

Mientras subía las enormes escaleras se pregunto acerca de cómo sería su vida cuando su nueva temporada diera inicio. Cierto que no era su primera temporada, pero si era la primera vez que dejaría a alguien importante para él en la ciudad. Simplemente no podía creer que estaba a punto de pasar una noche solo cuando podía tener a Ethan cerca.

Así que se giró y se dirigió al único sitio donde realmente quería estar.

~***~

Cuando Ethan giro la llave en la cerradura y esta cedió, siquiera se sorprendió de ver la luz encendida en la sala de estar.

Thomas estaba inclinado sobre el sofá más grande de espaldas a la puerta principal, su espalda estaba apoyada contra el brazo de este y tenía en sus manos un libro. Ethan entro más en la sala, colocando su portafolio en la mesa de café, y beso a Thomas en la cabeza.

— ¿Qué estás leyendo?

La verdad sobre el caso de Harry Quebert —respondió Thomas cerrando el libro y girándose hacía Ethan.

— Oh, Joél Dic- ¿Qué demonios te ha pasado en el ojo? —Pregunto Ethan cuando Thomas se giró.

Los labios de Thomas se juntaron en una delgada línea, que Ethan supo que estaba intentando esconder una sonrisa tras ellos.

— Jeremy me golpeo.

Ethan se movió apoyando una pierna en el sofá hasta quedar frente a Thomas y observar mejor la lesión.

— ¿Qué has hecho para enfadarlo? —él pregunto pasando su dedo suavemente bajo la línea de color purpura. Thomas sonrió, una verdadera sonrisa que mostraba sus dientes blancos.

— ¿Estás diciendo que me lo merezco?

Ethan suspiro aun revisando el ojo.

— Estoy diciendo que tú y tu lengua viperina no saben cuándo parar. Es un milagro que no consigas ser golpeado cada día de tu vida. O el qué Jeremy te deje en la banca cada partido. —Ethan murmuro sonriendo. Thomas quería besar esa sonrisa presumida, así que se inclinó hacia adelante y beso a Ethan en los labios.

— No es como lo estas imaginando —Thomas replico cuando se separó de la boca de Ethan. — Jeremy me necesita en el patio de juego si es que quiere ganar. Y el ojo morado me lo he conseguido por no tener el suficiente cuidado al hacer una jugada. Estábamos practicando sin el equipo y una cosa llevo a la otra. —Thomas se encogió de hombros, mientras Ethan le dedicaba una larga mirada.

— ¿Has puesto hielo en el? —Ethan le pregunto mientras se movía a la cocina, abriendo la puerta de la nevera y sacando una bolsa de guisantes congelados.

— No va a funcionar, —Thomas replico mientras veía a Ethan acercarse. — Es demasiado tarde para ello.

Pero Ethan no obedeció, en lugar de eso, se movió por el sofá y coloco la bolsa helada cuidadosamente sobre el ojo herido de Thomas. El hombre hizo una mueca de dolor, pero no dijo nada al respecto.

Ethan se giró para ver hacia adelante, fingiendo mirar con mayor atención de la necesaria la bolsa de guisantes mientras su corazón estuvo varios minutos golpeando debajo de sus costillas, como si tratara a base de golpes, convencerlo de hablar con Thomas acerca de lo que había sucedido esa noche en el estacionamiento de Sebastián, su corazón parecía querer hacerlo entrar en razón de adentro hacia afuera. Pero Ethan sabía que implicaba más que ello. Más que solo hablar. Significaría destapar la jodida caja de pandora. Porqué el abrir la caja de pandora es una acción en apariencia pequeña o inofensiva, pero puede acarrear consecuencias catastróficas. Y Ethan aún no estaba preparado para afrontarse a todo aquello y lo que conllevaba. Había estado pensando sobre eso todo el camino a casa.

Mío [Entrégate, Libro 2]Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum