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Desde fuera McSorley's Old lucía como una fonda del viejo continente. El bar tenía sus orígenes en inmigrantes irlandeses y se podía disfrutar de la fantástica cerveza berlinesa hasta la llegada de la Ley Seca. Jack Phoenix siempre estaba ahí en sus horas de servicio, por lo cual era su segundo despacho. Aquel local cambio de manos a principios de siglo y ahora era el típico bar americano desde luego la historia de América estaba escrita en sus paredes a través de los titulares de periódico que las adornaban. Desde luego el alcohol se prohibió pero no había desaparecido, por las noches se servía whisky canadiense en la parte de atrás y combates de boxeo en el sótano. Phoenix y Stark entraron por la puerta y O'Connell les levantó la mano a modo de saludo mientras llevaba un par de sodas y preparaba bocadillos para llevar a un par de clientes. Jacob O'Connell era el actual propietario y como por el día había pocos clientes el mismo tenía el dominio de la barra. Proveniente del sur y no mucho más viejo que Phoenix, había levantado aquel bar hasta hacerlo el alma de las noches de New York. Jacob, Jake para los amigos, no era mal tipo. Simplemente no le gustaba que le tocaran los cojones y sabia como tranquilizar al personal, si su presencia no imponía siempre guardaba una escopeta recortada debajo del mostrador. Jack se sentó en una de las mesas pegadas a la ventana para que Bukowsky pudiera verlos desde fuera.

Habian ido primero a la comisaria donde Michael se cambió de corbata y se aseó y mientras Jack llamó a Bukowsky desde recepción.

-Stefán, soy Phoenix- le dijo nada más descolgó.

-Jackie, hijo de la gran puta, tenemos que quedar alguna noche- Stefan era policía como él. Trabajaba en otra comisaria situada más abajo por Broadway pero eran buenos amigos y solían quedar para tomar algo.

-Sí, sí, escucha ¿Estuviste cuando asesinaron al muchacho aquel del callejón?- oyó como Stefan murmuraba pensativo- El que no se sabía si lo ahogaron o lo mataron- echó todas las cartas sobre la mesa.

-Ah, si- recordó y empezó a trastear entre los papeles- tengo por aquí una copia de los informes todavía. Ah! y el caracol.- eso era lo que Jack estaba deseando escuchar y casi se le corta la respiración.

-Bien, tráelo todo, te espero en el McSorley's- las palabras se pisaban unas a otras formando una sola.

-Pero, ¡escucha! Pero... ¿Caracol incluido? ¿Le has vuelto a dar a la absenta Jack? No nos obligues a registrar tu casa de nuevo eh.

-Que no joder- gritó Jack y la secretaria lo miró alterada- tráete los informes y la caracola. Te espero en el bar.- sin esperar respuesta colgó.

Michael estaba esperándole apoyado en la pared con las manos en los bolsillos, cogieron el coche y allí estaban.

-¿Que vais a tomar?- Jake se apoyó en su mesa apartándolo de sus cavilaciones.

-Coca-cola- pidió Jack.

-Que sean dos- dijo Stark-¿Y que hay para comer?

-Tráenos unas hamburguesas de esas grandes- Jack formó el tamaño con las manos- y unas patatas de esas tuyas.

-Ahora mismo- se subió por encima de la barra con las manos-¡Georgi, Jack nos trae chico nuevo! Quieren un par de menús de la casa- dos clientes chaqueteados de dos mesas más allá saltaron sobre la silla, el resto siguió con lo suyo, síntoma de que eran clientes habituales.

-¿Es guapo?- resonó la voz femenina hacia dentro.

-Mmm, pues no sé, sal tu a verlo- respondió sin bajar el volumen. Jake llevó las dos botellas de refresco a la mesa y quitó las chapas con el característico sonido chispeante.

BrooklynDonde viven las historias. Descúbrelo ahora