Dino Cavallone

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En un edificio donde la música invadía cada esquina de este, y las luces nocturnas parpadeaban, había una joven que movía su cuerpo alrededor de un tubo pegado a una plataforma. Mientras bailaba recibía comentarios y miradas que en el fondo le causaban asco y repugnancia. Su cara inexpresiva llamó la atención de un pez gordo sentado a lo lejos cerca de la pared. Viste que le susurro algo a el guardaespaldas que lo acompañaba y minutos después, tu «jefe» te había ordenado que fueses a una habitación en el segundo piso por un cliente.

Cuando abriste la puerta, viste a aquel cerdo asqueroso delante de la cama con una sonrisa perversa. Amablemente le pediste que volteara y este obedeció pensando que estabas un tanto apenada o que tal vez le tenias preparada una sorpresa. Repentinamente, su cuerpo cayó sobre el colchón mientras el humo de tu pistola con silenciador se podía percibir en el aire. Del pequeño pantalón que llevabas, sacaste un cigarrillo acompañado de un encendedor. Cuando sentiste que el humo invadió tus pulmones, exhalaste todo e hiciste una llamada desde tu teléfono celular.

─ Voy de regreso. Asegúrate de tener todo listo. Sabes que soy muy impaciente... ─ Colgaste y te asomaste por la ventana.

Mientras discutías contigo misma sobre como ibas a salir de allí, el cigarrillo daba señales de estar a punto de acabarse.

No importaba que tan fuerte o peligroso fuese la persona que tuvieras que matar, era cien por ciento seguro que el resultado iba a ser el mismo como el de aquel hombre que ilusionado, confió en las palabras de una mujer que no conocía. Aunque tuvieses dificultades, siempre conseguías tus objetivos de una u otra manera. La inteligencia es algo que tienes en abundancia.

Dando una patada abriste la puerta del bar al que tanto frecuentas. El dueño te dio una cálida bienvenida. Te sentaste en la barra y con mala gana pediste un trago de vino, uno muy caro por cierto.

Justo en ese momento, un hombre alto con traje y sombrero, se sentó cerca de donde estabas. Pago tu bebida y al salir te acompaño a casa para usar los servicios por los que tanto eras conocida.

─ Considérelo hecho. ─ Estrechaste tu mano con el y segundos después, giraste la cabeza dándote cuenta que había desaparecido en medio de la oscuridad que inundaba la noche.

Al llegar a tu pequeño apartamento, te diste un buen y merecido baño acompañado de una cena. Subiste a tu habitación y limpiaste de todo lo impuro a tus bellas y preciadas compañeras, las armas.

Aunque a veces fuese difícil, Matar es lo único que sabes hacer bien. No tienes familia ni amigos. Estas sola en este mundo podrido y lleno de corrupción. A la edad de seis años entendiste ese hecho por la fuerza, y que te ha hecho sobrevivir a lo largo del tiempo.

En la entrada de una gran mansión, vestida de traje, esperabas a una persona.

Aunque las ordenes al respecto fueron muy raras, no preguntaste. «Asesina a esta persona en un lapso de tiempo indefinido».

Interrumpiendo tus pensamientos, un chico muy animado los saludo desde la escalera a ti y el otro tipo que estaba a tu lado. Cuando hiciste una pequeña reverencia en señal de respeto, el joven tropezó. Dio tantas vueltas que termino frente a ti con la cabeza cerca de tus zapatos. Un poco nervioso, se puso de pie para estrechar tu mano.

─ No sabía que quien ocuparía el puesto de Romario seria una chica tan guapa. Soy Dino Cavallone. ─ Con una sonrisa radiante dijo todo aquello. Al parecer el mismo truco le había funcionado con otras mujeres, ya que al ver como secamente le dijiste: «Mucho gusto», mostró una cara decepcionada. ─ Vamos arriba para mostrarte algunas cosas.

De no ser por ti, una vez más se hubiese caído por las escaleras. Su atractivo era igual que su torpeza.

Resumiendo, tu trabajo consiste en cuidarlo, incluso de si mismo. Por ello, a la vez debes asegurar que no se escape del trabajo para hacer tonterías o cualquier otra cosa. Aunque te lo había dicho todo el mismo, siempre buscaba la forma de distraerse. Parece que no le gusta su trabajo, o por lo menos le aburre.

One Shots (Anime)On viuen les histories. Descobreix ara