Como todo fan del anime, en algún momento nos hemos enamorado perdidamente de un personaje. Pues aquí, la protagonista de estas historias serán ustedes.
Personaje x Lectora
Hace unos meses conociste en una convención anime, un chico que usa anteojos y que es un fanático empedernido de Otsu, la nueva cantante juvenil que había robado la atención de todos los chicos. Te pareció un poco raro pero eso no impidió que se hicieran grandes amigos. Shimura Shinpachi. Ese era su nombre.
Lo malo era que siempre estaba metido en problemas por su jefe, Sakata Gintoki. En una ocasión que regresaban a casa después de una larga tarde de videojuegos, fuiste a donde trabajaba. Al entrar por la puerta viste como Gintoki luchaba con un chico pelirrojo de ojos azules. Se veía muy peligroso y su rostro daba algo de miedo. Cuando Shinpachi les pidió que se detuvieran, estos giraron a verlos a ambos y les gritaron que se callaran lanzándoles un ataque que únicamente los rozó pero había hecho que tu camisa se hiciera pedazos causando tu sonrojo. El pelirrojo volteo a verte y se disculpó juntando las manos.
─¡Vete al infierno! ─Le diste un puñetazo que hizo que volteara la cara y cayera al suelo.
Te fuiste huyendo del lugar y juraste nunca volver.
Trabajabas en el restaurante de anfitrionas en donde estaba también Otae, la hermana mayor de Shinpachi. Quien aunque da un poco de miedo cuando se enoja, generalmente es muy dulce y amable con los demás. Su comida es espantosa pero fingías que te gustaba para no hacerla sentir mal.
Tenías el turno de noche así que fuiste al baño y te diste un buen y merecido baño. Al salir te pusiste un kimono muy lindo que te hacia ver realmente atractiva y peinaste tu cabello dejándolo suelto. Cuando entraste al restaurante viste como una silla salió volando por los aires junto al jefe del lugar. Los causantes habían sido dos hombres, uno que poseía una mano rebotica y el pelirrojo que causó que no volvieras a pisar un pie en casa de Gintoki. El chico al verte sonrió de una forma un poco sospechosa.
─¡Si ella me atiende prometo olvidar la deuda! ─Dijo apuntándote con su dedo índice. ─¿Que dices, preciosa?
Ibas a decir que no pero viste como tu jefe se arrastraba por el suelo implorándote que aceptaras. Volviste a ver al chico de ojos azules y este tenía una sonrisa que te causaba temor ya que la situación no meritaba que se viera tan sereno.
─¿No quieres? ─Dijo el chico caminando hacia donde estabas para agarrar a tu jefe por el cuello y alzarlo con una sola mano. ─Que pena... ─Puso una cara sería.
─¡Espera! ─Le gritaste haciendo que se detuviera y volteara a mirarte. ─Yo... Lo haré.
─Ya veo... ─Lo soltó de golpe. Aunque se hizo daño, no tanto como el que se hubiese hecho si el chico hubiese continuado agarrándolo del cuello.
Te cogió de la mano y te llevo hacia una mesa que aunque estaba ocupada, los que estaban allí salieron despavoridos cuando el chico los miro. Te sentaste junto a él y empezaste a servirle bebida. Esperabas que tuviese baja tolerancia al alcohol para quitártelo de encima rápidamente.
─Que linda eres... ─Dijo el chico acariciando tu pierna mientras bebía un sorbo de sake. ─¿Cual es tu nombre?
─(T/A) (T/N). ─Dijiste tímidamente sin mirarlo a los ojos.
─¿Por qué tan nerviosa? ¿Acaso no haces esto siempre?
─Sólo sirvo bebida. Nada más. ─Dijiste aún nerviosa cuando notaste que te había soltado.
─Lo siento... ─Dijo el chico para luego ponerse de pie y caminar hacia la salida. ─¡Mi nombre es Kamui! ─Dijo halando a el otro que estaba con él, del cuello de su traje. ─¡Volveré otra vez! ─Alzó la mano en señal de despedida mientras con la otra arrastraba a Abuto quien no parecía querer irse.
Tu te quedaste sentada sin poder decir una palabra. No entendías si era malo o demasiado compasivo ese tal Kamui.
Dijo que vendría pero ya habian pasado tres meses y nunca volviste a s saber nada de él.
El día de hoy habías salido muy tarde por tener mucha clientela. Apuraste el paso para evitar encontrarte con un violador o algo peor no fuiste bendecida con suerte. Después de correr por un rato, fuiste acorralada en un callejón. Eran dos hombres. Uno te tenía agarrada mientras que el otro manoseaba con lujuria tus senos. Querías llorar pero si lo hacías harías justamente lo que ellos querían. Sin darte cuenta habían dejado de tocarte. Sus cuerpos estaban tendidos en el suelo pidiendo clemencia a Kamui quien le había cortado las manos a uno de ellos mientras que al otro tan solo lo había herido de gravedad.
─Ustedes... ─Decía enfurecido. ─Sabandijas de clase baja... ¿Como se atreven? ─Vi como levantaba aquel paraguas que siempre traía consigo para golpearlos pero lo detuve agarrándolo de la cintura.
─¡No vale la pena, Kamui! ─Le grite para hacerlo reaccionar.
─¡Claro que lo vale, tu lo vales! ─Eso último hizo que aflojara mi agarre. Este tan solo los pateó lejos quedándome sola con el.
«¿Lo valgo?»
─Gracias, Kamui. ─Le dije y este volteo hacia otro lado rascándose la cabeza.
Me acompañó a casa y desde entonces viene dos veces por semana al restaurante de donde sale ebrio o dormido por causa del alcohol. Yo siempre le dejo dormir en mi habitación para que no pase la noche fuera en quien sabe donde...
Omake.
Camine hacia mi habitación para ver si Kamui había despertado o algo, pero seguía profundamente dormido. Me acerqué un poco y me senté en un costado de la cama. Se veía muy tierno y adorable cuando dormía que tuve el impulso de acariciar su cabello. Este me agarro el brazo y me tumbo en la cama poniéndose sobre mi.
─¡Sigues ebrio aún, Kamui! ¡Vete a dormir!
Este se acercó a mi oído y mordió mi oreja.
─¿En que momento he dicho yo que estaba ebrio? ─Me susurro.
