Capítulo 14

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Tria se encontraba rodeada por las religiosas de la Diosa de la Vida y la monja Compasión. Zhersem y Garrote también habían subido al escenario, aunque estaban un poco apartados para dejar trabajar a las expertas sanadoras. Estas comenzaban a preocuparse, ya que a pesar de haberle cerrado la herida, la temperatura corporal de la guerrera continuaba descendiendo. Una novicia sugirió que alguna de las madres le diera leche bendecida por la Dama de las Flores Rojas. La idea fue rechazada por la Abadesa, recordándole a la aprendiza que no se debe tratar sin saber lo que hay que curar, pues podría ser contraproducente.

Compasión empezó a olisquear, como si notara algo en el aire pero no acabara de identificarlo. Se levantó murmurando para sí; recogió el cuchillo del miriápodo, acercándoselo a la nariz; inspiró profundamente y exclamó:

—Esto huele como si de una abominación se tratara.

—Déjeme verlo —rogó el iniciado. Tanto él como el otro sacerdote activaron los tatuajes mágicos alrededor de sus respectivos ojos—. Tiene razón, Monja. Veo muerte en la hoja. ¿Qué piensa Su Gracia?—pidió la opinión a su superior en rango.

—Espera a que mire la herida —contestó el aludido.

—¿Es normal que esté tan fría? —preguntó una de las madres.

—Las Paladinas del Cráneo tienen menos temperatura que la gente normal—replicó Zhersem distraído, contemplando la herida—. Es un efecto secundario de su unión con la Diosa.

—Sí,conozco el caso... pero ¿tan fría? —insistió la sacerdotisa.

—No,tan fría no —corroboró el más flaco de los clérigos, tras comprobar la temperatura en la frente de la guerrera.

—¡Mierda!—gritó Garrote— ¡Pero qué cabrón! ¡¿Será vástago de meretriz?!

—¿Qué ocurre? —quiso saber Mediodía.

—Ese perro sin honor... —mordió cada una de las palabras— ha utilizado veneno de necroquimera. ¡Seguro!

—¿Qué es una necroquimera?

—Una abominación, creada por los necromantes con trozos de distintas criaturas, especialmente para combatir a las Devotas. Contienen en sus espolones óseos un veneno especial para ellas. Como tienen la temperatura más fría que la gente normal, lo que hace el veneno es bajársela rápidamente. También mata al resto, pero lo importante es que está específicamente concebido para combatirlas.

—Pero se necesitan muchas heridas para acabar con una del cráneo —matizó Compasión—. Y normalmente no las mata, solo las hace ser más lentas... Y se recuperan a los dos o tres días.

—Los muy cabrones deben de haber usado un concentrado.

—Bueno—dijo con calma la Abadesa—, ahora que sabemos lo que ocurre podemos intentar recuperarla. Necesitamos algo que le suba la temperatura.

—¿Valdría vino negro quema grasas?

—Valdría.No creo que acelerar su metabolismo la mate, a fin de cuentas, está tocada por la Segadora. Esperad, voy a mandar a un corredor de nuestra escolta a por él, aunque no sé si llegará a tiempo.

—No hace falta, Abadesa, yo mismo llevo en la cantimplora —aclaró Garrote descolgándosela del cinto.

—¿Y qué hace llevando eso encima? —interrogó con extrañeza Mediodía al arrebatársela de las manos.

Se dirigió hacia la emponzoñada pelirroja sin esperar la respuesta.Una de las novicias le levantó la cabeza y una de las madres recitó la letanía de Cherm para que se despertara unos instantes. Le hicieron beber directamente del recipiente y, después de pensarlo,la superiora indicó que sería conveniente ampliar la dosis. Tria perdió el sentido antes de completar una segunda toma doble.Mediodía prefirió esperar a ver los resultados, no estimulándola de nuevo.

Los servidores de la Muerte #WritingAwards2017Where stories live. Discover now