Capítulo 23: Te odio.

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Sentía la respiración de Christopher al otro lado del teléfono.

Dulce: ¿Podrías venir?

Christopher: ¿Ahora?

Dulce negó.

Dulce: Lo siento, es tarde y es una locura. Duerme bien, adiós.

Colgó lo más rápido que pudo, ¿qué estaba haciendo?

No quería verlo... ¿O sí?

Abrió la nevera y sacó un tarro de dulce de leche y cogió una cuchara.

Comía con mucho gusto sentada en el suelo.

Abrió la puerta con mucho cuidado para no despertar a Alex. 

Esta era su oportunidad, ella le había llamado y no iba a desaprovechar la ocasión de hablar con ella.

Caminó sin hacer ruido y se quedó mirándola.

Ella comía, sentada en el suelo, observando por la terraza las estrellas, como a ella le gustaba.

Se sentó a su lado y le acarició la espalda.

Dulce sintió su olor, se recostó en su pecho.

Dulce: Pensé que no ibas a venir, enserio, lo siento.

Christopher: Estaba esperando tu llamada.

Dulce suspiró.

Dulce: Me levanté un poco extraña, y no estabas... Christopher, te echo de menos.

Él besó su cabeza.

Christopher: Estos días han sido horribles sin todos.

Dulce: Tú provocaste esto.

Christopher hizo que ella se girara y lo mirara a los ojos.

Dulce estaba con los ojos llorosos.

Dulce: ¿Enserio qué me ibas a pedir matrimonio?

Christopher: Sí mi amor, quería que formaros una familia bien completa, te amo Dulce, te quería pedir que te casaras conmigo.

Dulce: ¿Ahora?

Christopher soltó una risa.

Christopher: Cuando las nenas nazcan.

Dulce: Entonces sí.

Christopher: ¿Sí?

Dulce se levantó y dejó la cuchara en el fregadero y guardó el dulce de leche.

Dulce: Sí, pero yo elegiré el anillo.

Christopher la miró, se acercó a ella y la besó tiernamente.

Dulce: Pero como te vea a tan solo 1 metro de Paula, te mato y dejo a nuestros hijos huérfanos.

Christopher soltó una carcajada.

Dulce: El que avisa no es traidor.

Le fulminó con la mirada.

Dulce: ¿Vas a venir a la cama o te piensas quedar aquí como tonto?

Christopher: Tú tan linda como siempre mi amor.

Dulce le miró mal.

Dulce: Me pones nerviosa.

Él caminó hasta ella.

Christopher: Lo sé.

Y soltó una mirada perversa.

Dulce: Ay no, ni pienses que quiero hacer el amor contigo, es tarde.

Christopher se rió y levantó los brazos.

Se metieron en la cama.

Echaba de menos tenerla a su lado, la abrazó, pero ella se soltó de su agarre.

Dulce: Quita, invades mi burbuja.

Chirstopher: Pero Dul...

Dulce: Pero nada, cállate que quiero dormir.

Christopher soltó un risa, ya volvía a ser la Dulce de siempre.

Pasaron diez minutos y ella empezó a moverse.

Dulce lo empujó.

Dulce: Oye, estoy embarazada, dame espacio.

Él estaba al filo de la cama, a punto de caerse.

Dulce: Vete al sofá.

Dijo prendiendo la luz y sentándose en la cama.

Christopher: ¿Por qué?

Dulce: Me estorbas.

Christopher: Está bien Dulce.

Giró los ojos y se levantó de la cama.

Dulce: A mi no me eches miraditas raras eh.

Él salió de la habitación para acostarse en el sofá.

Christopher: Dulce, estás loca.

Dulce: Gracias mi vida.

Él se giró y la vio ahí, de pie, mirándolo.

Christopher: Mi amor...

Dulce: Ven a la cama, necesito tus abrazos.

Christopher negó con la cabeza.

Christopher: Me vuelves loco.

Dulce: A ti y a todos.

Dijo entrando en la habitación.

Christopher: Pero tú vas a ser MI esposa.

Dulce: No.

Christopher: ¿Cómo que no?

Dulce: No seré tu prometida hasta que no tenga anillo.

Christopher: Bueno pero...

Dulce: No no, hasta que ese anillo no esté en mi dedo, no seré tu "prometida".

Christopher: Mañana mismo vamos a comprarlo.

Dulce: Te odio.

Y le dio un beso en la barbilla, para segundos después, quedarse dormida.

Acarició su pelo, Dulce estaba loca, pero aún así la amaba.

Sacaba siempre lo peor y mejor de ella, pero sabía que estaba embarazada y era normal.

Siguió pensando, mañana mismo irían a comprar un anillo para ella.

Había aceptado, iban a casarse, tal vez tarde, pero se iban a casar.

Cerró los ojos, se imaginó a toda su familia jugando, siendo felices, disfrutando del día a día, del amor que había entre ellos.

Sí, iba a dar otro paso más, iba a comprar una casa para todos.

Una casa para ellos, para reformarla a su gusto, para que sea su hogar, para que sean felices.

Sí, mañana mismo iba a buscar la casa ideal, estaba seguro que era una idea perfecta y que a Dulce le encantaría decorar nuestra casa a su gusto.

Christopher: Sí, nuestra casa.

Sacó una sonrisa, la miró y le dio un tierno pico, cerró los ojos y se fue quedando poco a poco dormido.


¡Hola!

Aquí buenas noches, por sus países lindos no sé que serán...

¿Os gustó la reconciliación? ¿Pablo querrá algo con Dulce? ¿Paula volverá? ¿Christopher elegirá una buena casa? ¿Y qué os parece Dulce con su embarazo?

No os olvidéis comentar y votar.

Os ama,

SaraOjeda.

Simplemente Tú.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz