Capítulo 23: Te odio.

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Habían pasado dos semanas y la verdad parecían años.

Él, por su parte, no podía estar sin su familia. Intentó hablar con ella, pero no pudo, ella se negaba a hablarlo, verlo... La había cagado pero bien.

Ella, la verdad es que con el embarazo mantenía su mente ocupada.

Pablo llegó con dos tarrinas de helado de chocolate, palomitas dulces y un par de refrescos.

Alex: ¡Peli!

Dulce: ¡Comida!

Se acomodaron bien en el sofá y empezaron a ver "Cars" una de las películas favoritas de Alex.

Christopher llegó de trabajar, encontrándose en su salón con su hermana.

Maite se levantó y lo abrazó.

Maite: No quiere hablar del tema, lo evita.

Christopher suspiró.

Christopher: Ya no sé que hacer.

Caminó hasta su mini bar y se sirvió una copa de Whisky.

Maite: Intenta darle su tiempo, está mal Christopher.

Christopher: ¿Tiempo? Han pasado dos semanas y no la he visto ni a ella ni a Alex. La vida se me está cayendo, la necesito, a ella, a Alex, a esas hermosas bebés.

Maite: Es normal que esté enfadada.

Christopher: No es normal, nunca quise ni quiero estar con Paula, sabes muy bien lo mucho que amo a Dulce.

Maite miró a su hermano enternecida.

Maite: Lo sé y por eso mismo dale tiempo, necesita aclarar su mente, necesita un poco de aire, es lo mejor que puedes hacer. Mantén tu mente distraída, sal con tu amigos...

Christopher: ¿Ella está saliendo con amigos?

Maite se aclaró la garganta y caminó hasta su bolso.

Maite: Este... Me tengo que ir.

Christopher entendía lo que su hermana quería decir.

Christopher: ¿Quién? Maite, dime quién.

Maite: Dale tiempo.

Christopher: ¿Para que busque a un papá?

Maite: Claro que no, ella necesita dejar de pensar en ti.

Christopher: Los necesito, mucho.

Maite se sentó junto a su hermano.

Maite: Ella está bien, está siendo fuerte por esas bebés, trata de relajarte.

Christopher bebió de su vaso.

Christopher: Esto me está matando.

Maite sabía que ambos estaban sufriendo, pero no sabía que hacer.


Sus respiraciones subieron y se levantó de golpe.

Miró al lado de su cama, pero no había nadie, él ya no estaba y eso le dolía.

Se levantó y abrió el armario, sacó una camiseta suya y se la puso.

Dulce: Ya lo sé nenas, yo también lo echo de menos.

Caminó hasta la cocina y miró el reloj, las 4 AM.

Miró su móvil, estaba decidida. 

Un tono, dos tonos...

Christopher: ¿Dulce?

Dijo con voz adormilada.

Dulce: Lo siento... Ya sé que es tarde pero...

Simplemente Tú.Where stories live. Discover now