Capítulo treinta.

65 6 8
                                    

-Cos you loved me like no one did before, and you keep calling my name even if I'm not there... Babyyyy...

-Amigo, sabes que te quiero, pero joder ya cállate.- le dije a Damien quien no dejaba de romper mis tímpanos con su canción.

No es que Damien tenga una voz particularmente mala, ni siquiera era desagradable al oído. Pero estaba cantando a todo pulmón pegado a mi oreja.

-Come heeeeere girrrrl, I need you!- gritó Damien cual felino para demostrar que mi comentario le valía un sorbete.

-Sí continúas así nos vamos a estrellar.- dije y solté una carcajada.

-Vale, ya paro.- dijo y comenzó a tararear la canción haciendo altos y bajos. Podía sentir cómo le costaba contenerse.

-Debe gustarte mucho esa banda.- le dije y lo miré de reojo.

-Hombre, estás hablando de Hot Red Air, todavía no entiendo cómo es que no los conocías.

-Damien, no soy el mejor para hablar de gustos musicales. Literalmente escucho lo que sea que me pongan.

-Es por eso que tu vida ha sido una basura todo este tiempo.

-¿Disculpa?- dije y frené de golpe.

Damien ya no era Damien.

-¿Qué demonios haces aquí?- le dije al pelirrojo.

-Tú sabes qué hago aquí, Ethan, ¿cuándo piensas dejar de huir?

-Escucha, Alastor, no estoy huyendo.- dije con la vista fija en el volante.

Él me tomó de la cara con ambas manos, sus ojos verdes amarillentos atravesaban cada parte de mi ser y un escalofrío recorrió mi espalda.

-¿Me extrañaste?- dijo y se pegó más a mi.

Sabía que con él no tenía caso mentir, así que tomé aire y le contesté con sinceridad.

-No realmente.

Él hizo una cara que jamás le había visto, como si hubiera sido profundamente herido.

-Es una lástima, y yo que pensaba venir a visitarte más seguido.

-¿De qué hablas?- le dije irritado.

-Al parecer te gusta meterte en problemas arriesgando tu vida ¿no crees?

-No sé a qué te refieres.

-¿Entonces vas a negarme que te gustan los hospitales?- dijo abriendo más los ojos.

-Por favor, Alastor, no te estoy entendiendo nada.

Él se recostó en su asiento dejando caer la cabeza en el respaldo.

-En ocasiones me haces querer romperte la cara bonita que tienes.- dijo con un gran, gran suspiro.

No dije nada y lo miré pasmado.

Alastor sonrió, como quien no quería la cosa y giró la cara para verme de frente.

-Ethan, estás en el hospital, ¿cuántas veces planeas ir al jodido hospital? ¿Es que acaso no te enseñé que lo importante de la vida era vivirla con gratitud? Te estás comportando como un idiota, que seas la víctima no significa que no tengas la culpa de lo que pasa.
Si crees que todo se va ha resolver fácilmente entonces estás muy equivocado, ¿tienes una maldita idea de lo mucho que sufre tu madre por tu culpa? ¿o piensas en los sentimientos de Matthew? Dime si algunas vez pensaste en decirle la verdad a Damien, no te digo que vayas por la calle gritando a todos tus secretos, pero ¿pensaste en cómo se sentiría si eres el único ocultando algo?

Los ojos de Alastor iban cambiando de color conforme avanzaban sus palabras.

-Escucha bien Ethan porque sólo lo diré una vez, tú eres el único capaz de decidir cuándo volver, porque ni el de arriba ni el de abajo deciden eso.

No sabía que decirle.

Alastor sonrió.

-No me decepciones.- dijo y abrió la puerta del auto, se detuvo un segundo y se giró.-Ah, y será mejor que saques tu culo de este maldito hospital si no quieres que tu mejor amigo te odie por no ir con él a un concierto.

Dejé escapar una risita, al final Alastor me causaba muchas emociones en un sólo momento, hacía que algo dentro de mí se moviera y me hiciera desear ser como él.

Le sonreí.

-Bien, lo prometo.- le dije.

Él me devolvió la sonrisa para al segundo siguiente poner cara de superioridad y alejarse con su bastón al hombro.

-Que confusión.- dije para mí mismo.

-¡Ethan!- gritó una voz delicada desde algún punto, fue entonces cuando regresé a mis cinco sentidos.

Estaba en la misma habitación donde estuve internado tanto tiempo. Odiaba estar ahí.
Al pie de la cama estaba parado Matthew, quien sostenía de la camiseta a un chico alto que no me daba la cara. A mi lado izquierdo estaba Damien, se veía asustado, cosa que odié aún más.

-Ethan, ¿puedes oírme?- dijo Damien sosteniendo mi mano.

-Lamento preocuparte por esto.- dije.

-No, no te disculpes, fui yo quien no cuidó de tí.

-Damien, hiciste lo correcto y no discutas conmigo que estoy medio muerto.

Mi mejor amigo hizo un esfuerzo por callarse, pero al final lo logró.

Miré a Matthew y después al chico que tenía la cabeza agachada.

-Vamos, a lo que veniste.- le dijo el rubio al peliblanco.

-Técnicamente nosotros lo arrastramos aquí.- dijo Damien desde su asiento.

La cara de Matthew parecía un cementerio, le lanzó a Damien una mirada sepulcral.

-No tenemos todo el día.- dijo otra vez el rubio.

-Lo siento.- dijo casi inaudible el chico alto.

-No te escuché.- dije y coloqué una mano en mi oreja.- ¿podrías repetir lo que dijiste?

Leo gruñó.

-Lo siento.- dijo nuevamente.

-Leo, eres tierno, ¿pensaste que con un "lo siento" todo estaría bien?

En realidad yo no estaba pensando en lo que decía.

-¿Y con qué será suficiente?- dijo cortante el chico peliblanco.

-Dejame pensar, ¿quieres? Cuando a uno lo sedan sueles marearte un poco.

-Dime que demonios quieres.

Matthew apretó más el hombro de Leo.

-Veamos, ¿qué opinas si ahora me invitas el almuerzo todos los días?

-Vete al diablo.- escupió las palabras Leo.

-A mi me parece justo.- dijo Damien con una mano al aire.

Matthew contuvo una risa.

Miré a Leo muy sonriente hasta que él rechistó.

-De acuerdo, imbécil.- dijo amargamente.

-Muy bien, me gusta que nos entendamos.- le sonreí tan ampliamente como me era posible.

Esto será jodidamente divertido.

BOYS (PENDIENTE EDITAR)Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum