Capítulo dos.

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Matthew no me llamó en dos largas semanas. Podía entender eso, pero yo igual comenzaba a sentir la soledad. Nunca había hablado tanto con alguien en mi vida, no era muy sociable que digamos. Mi ex mejor amiga dejó de hablarme cuando le conté que era un chico, de eso ya habían pasado seis años. Seis años sin tener un amigo. De vez en cuando hablaba con alguien en la escuela, pero todos se alejaban de mi tarde o temprano. 

Conocí a Matthew el día que decidí cambiar. Me había decidido por hacer amigos y abandonar la soledad de mi casa yendo a una fiesta de disfraces. Nunca pensé que allí encontraría algo mejor que un amigo. Pero estaba solo de nuevo en mi oscuro cuarto sin nada que hacer. Decidí llamar a Matthew para saber cómo estaba, pero me arrepentí al instante.

-Quizá no está listo para hablar.- dije en voz alta. Tomé el cuaderno de dibujo que tenía más hojas limpias y comencé a dibujar. Era de mis pasatiempos favoritos y se me daba bien, no era profesional, pero hacía lo que podía.

-¡Aini!- gritó mi madre fuera de mi habitación,- Te buscan.

DEMONIOS POR FAVOR QUE SEA ÉL. Salí disparado por las escaleras y llegué en tiempo récord a la puerta.

-Tú no eres Matthew.- dije en voz alta. Decepción total.

-No, soy Phill.- dijo el chico que estaba frente a mi.- Y soy el encargado de repartir flores, esto es para ti, por favor firma aquí. 

-¿Qué?- dije extrañado. Firmé y Phill me entregó un ramo de margaritas. 

-Y la tarjeta.- dijo el joven repartidor. 

-Ah, gracias.- dije temiendo estar rojo cual tomate.

-De nada.- dijo. El repartidor se fue susurrando algo que no entendí del todo, ¿escuché mal o dijo "qué lindo chico"? Bueno, da igual. Entré a casa y tomé una bocanada de aire.

-Muy bien,- me dije a mi mismo.- Veamos quien mandó esto.

Abrí la tarjeta y sonreí. Ponía:

"Estoy bien, no te preocupes calamar, pronto iré a verte."

Matthew T.

No podía dejar de sonreír, hasta me había escrito "calamar", me hacía feliz saber que estaba bien. Justo cuando iba a cerrar la tarjeta noté que había una pequeña fotografía instantánea al lado.

-¡Mamá!- grité. Mi voz debió escucharse alterada porque en unos segundos ahí estaba mi madre sujetando un cucharón y con el delantal medio amarrado.

-¿Qué pasa?- dijo aterrada.

-Oh, cálmate no es nada malo.

Mi madre me golpeó el brazo con el cucharón.  

-Basta me haces daño.- dije.

-Tú casi me matas de un susto.- dijo con la mano en el pecho.

-Lo siento.

-¿Está bien Matthew?

-Sí, él está bien, es sólo que mandó una fotografía y quiero que me digas que piensas. 

Le mostré la foto a mi madre. Estaba igual de asombrada que yo.

-Que bien dibuja Matt,- dijo mi madre,- ¿cuándo posaste para él?

-No lo hice.

-¿No lo dibujó él?

-Sí lo hizo.

-Entonces, ¿le mostraste tu marca?

-No.

Mi madre mi miraba en busca de respuestas que no tenía. Atrás de la foto decía:

"Sé que dijimos que nos mostraríamos los dibujos juntos, pero necesitaba enseñártelo ya. Espero que no te moleste."

-¿Aini?- dijo mi madre.- ¿Por qué lloras?

-Es el destino.- dije casi en un susurro.

-¿Quieres contarle a mamá lo que pasa?

-La persona del dibujo es alguien que Matthew dibujó, alguien que salió en sus sueños.

Mi madre parecía analizar la situación.

-Muy interesante.- dijo.

-Aterrador.- dije.

-Y aterrador.- dijo ella. Respiró hondo y por fin habló.- En ocasiones estas cosas pasan, no te preocupes demasiado y vive el momento.

Asentí y me dirigí a mi habitación. Dejé las flores en la cama y comencé a buscar por todos lados mi dibujo. Debía estar por ahí. necesitaba comprobar que la persona de mi sueño era Matthew. Tomé otro cuaderno de dibujo y lo abrí. 

-Por todos los demonios.- dije. Abrí otros cuatro cuadernos de dibujo y los comparé con el que tenía en las manos.

-¡No puede ser!- grité para mi mismo. La misma persona estaba dibujada cinco veces. Tenía que ver a Matthew de inmediato.

BOYS (PENDIENTE EDITAR)Where stories live. Discover now