Capítulo veintinueve.

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¿Sabes qué es peor que ser transexual y gay al mismo tiempo?
Exacto, llegar a la escuela con un maldito ojo morado.

Si antes lograba pasar desapercibido, bueno al menos en mi mente era de esa forma, ahora no podría entrar por la maldita puerta de la escuela y afrontar las miradas curiosas y punzantes de todos.

La escuela apesta.

Como era de esperarse, a pesar de intentar convencerme de lo contrario, lo que iba a pasar, pasaría.

-Mira eso, ¿qué le habrá pasado?

-Seguramente le pegó alguien.

-Luce como un marica.

-¿Por qué como un marica?

-Bueno, cada que veo a alguien así de débil con alguna herida, pienso que es un marica.

-Tienes razón.

-Obviamente, todos los débiles son jodidas maripositas.

Ahí estaban, palabras agudas, frías como balas, atravesando mis tímpanos segundo tras segundo.

-Hey, paliducho, ¿qué te pasó en la cara? ¿tu papi te pegó por no obedecer?- gritó, en medio del pasillo principal, un chico con toda la pinta de ser un imbécil. Los chicos detrás de él se rieron al tiempo.

-¿Por qué coño no se meten en sus asuntos?- dijo una voz a mis espaldas.
Los chicos que habían dicho cosas ofensivas pusieron cara de espanto, cosa que me causó satisfacción personal.

Un maldito héroe.

O eso pensé, hasta que ví la cara de Leo asomarse.

Debí tener la boca tan abierta de la impresión, que el mismo chico que me había causado tan incómoda situación me estaba viendo con lástima sembrada en sus pupilas.

-¿Qué demonios?- susurré más para mí que para ellos.

El chico de cabello blanco se encogió de hombros y siguió su camino, no sin antes chocar su cuerpo contra el mío. Como si no hubiera suficiente espacio.

Al parecer Leo seguiría siendo un idiota, a pesar de mostrar un pequeño signo de arrepentimiento, continuaba marcando territorio como un completo gilipollas.

Intenté con mi alma hacer de oídos sordos y seguir mi camino, mi clase de repente parecía estar a kilómetros de distancia.

-Oh por todos los cielos ¿estás bien?

Por fin una cara agradable.

-Damien,- dije sin saber cómo explicarle la situación.- estoy bien.

-¿Qué te pasó? Pareces un betabel.- dijo mi mejor amigo poniendo su mano sobre mi ojo izquierdo.

-Auch, no lo toques.- dije y aparté su mano.

-Lo siento, me dió curiosidad saber si es real o no.

-Damien, ¿por qué demonios me pintaría un morado en el ojo?

-No lo sé hombre, en ocasiones eres impredecible.

Damien hizo una gran pausa.

-Escucha, Eth, creería incluso que te pegaste con un poste por tener la mente en las nubes, o que una señora te pidió ayuda con sus bolsas y una se rompió haciendo que te agaches a recoger el contenido y te golpees con tu propia rodilla, pero hombre, definitivamente nunca creería que te peleaste a puño cerrado con alguien.

-¿Qué?- dije con los ojos entrecerrados, Damien decía cosas raras a veces, bueno, la mayor parte del tiempo en realidad.

-Nada, es sólo que me preocupa verte así.

BOYS (PENDIENTE EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora