Capítulo 8.

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Harry.


Abrí mis ojos lentamente gracias a la luz que se colaba por las cortinas medio corridas de la ventana de mi sala. Me encontraba acostado en mi gran sofá de cuero.

A diferencia de otras mañanas en las que también me había despertado así, no me rodeaban botellas de alcohol, drogas, cuchillas que había usado para auto lesionarme ni estaba medio desnudo. En ese momento, me rodeaban botellas vacías de Pepsi, platos que anteriormente contenían nachos con queso fundido,  vídeo juegos y los mandos de mi Play Sation 3.

Sonreí al recordar lo que pasó en la noche anterior, y por primera vez en años no fue por una gran fiesta o porque me follé a alguien genial; fue porque estuve hasta altas horas de la noche jugando juegos de vídeo con un amigo. Tan simple como eso.

Eso, lo que hice anoche, era absolutamente normal para casi la totalidad de chicos de mi edad. Para ellos, eso no debía de pasar lo cotidiano. Pero para mí, eso era mucho más.

Era poder sentir que era libre. Libre de mí mismo; libre de mis remordimientos, recuerdos... De todo yo, en realidad. Lo de anoche, sólo fue jugar con la Play Station con un amigo; pero como dije antes, para mí significaba mucho más.

Me levanté estirándome para poder despabilar mis músculos, luego de la incómoda posición en la que había dormido. Tadé unos minutos, luego me dirigí al baño para darme una ducha y después limpiar todo el desastre.

Me senté en mi sofá con mi Tablet para navegar un rato en Internet, relajarme y enterarme sobre lo que pasaba en el mundo mientras yo me comportaba como un ermitaño en mi cómodo hogar.

Mi celular vibró arriba de la pequeña mesa ratonera en frente de mí, rápidamente estiré el brazo para poder coger el móvil.

La pantalla decía "Papá". Suspiré y me resigné a contestar la llamada, si no lo hacía él haría una de sus visitas sorpresas que no me gustaban ni en lo más mínimo.

¿Diga?

Harry, te tengo noticias. - Iba a responderle algo sarcástico debido a su falta de calidez, pero me contuve.

- ¿Qué clase de noticias? - Pregunté.

Ya te conseguí un espacio en un centro de rehabilitación. - Soltó rápidamente, sabiendo que yo me opondría rotundamente.

No iré allí. - Respondí seco y frío.

No te lo estoy pidiendo ni ofreciendo, hijo. Necesitas ayuda profesional y el tema no se discute más. - Dijo con su tono de superioridad.

Ya tengo 20 años papá, puedo decidir lo que quiero hacer con mi vida. Ya soy un adulto.

Un adulto con graves problemas psicológicos que depende de su padre económicamente. - Agregó a mi comentario - Así que te quiero en el centro de rehabilitación de mi amigo Geoff Payne el sábado a las 8 de la mañana o te saco a patadas de tu lujoso apartamento ¿Entendiste?

Se produjo un silencio de mi parte.

¿Entendiste o no, Harry? - Preguntó mi padre aparentemente irritado.

Sábado, 8 de la mañana, Geoff Payne. - Suspiré - Entendido.

Bien. - Pude presentir que estaba sonriendo triunfalmente detrás de su celular - Adiós hijo.

Adiós papá. 

Al decir eso último, di por terminada la llamada y corté.

Ir a ese lugar iba a ser una tortura, estaba seguro. Seguramente todos los doctores serían viejos estirados que harán sentir más enfermo de lo que realmente soy y las enfermeras serán unas mujer horribles y malhumoradas.

Solté un gruñido de frustración y me arrojé a mi enorme sofá.

Sin nada que hacer y queriendo aprovechar las horas, prendí nuevamente la televisión para saber si daban algo interesante.

"Sólo quería envejecer a tu lado para que pudiéramos reírnos viendo cómo se nos arrugaba el cuerpo, juntos hasta el final, en el lago de nuestro cuadro -ése era nuestro cielo, ¿sabes?-; se echan de menos muchas cosas, libros, siestas, besos, ¡Discusiones, oh Dios! Las hemos tenido buenas... 

Gracias por eso, gracias por cada detalle, gracias por ser alguien de quien siempre he estado orgulloso, por tu coraje, por tu dulzura, por lo guapa que has sido, porque siempre he querido acariciarte... Dios, eras mi vida... "



Oh mierda, una película romántica. Mi lado más gay de todos salía cuando miraba películas así.

Los diálogos de ese tipo de películas me hacían llorar. 

Y tal vez me entristecía el hecho de que sentía que nunca nadie me iba a dedicar palabras hermosas como las de ese tipo de películas. Sentía que nadie nunca podría besarme con amor, abrazarme deseando nunca soltarme o hacerme el amor, en el sentido literal, hacerme el AMOR, no sexo. Creía que nunca sería el centro del universo de nadie, y eso me entristecía.

Yo quería un novio que me cuidara, que se preocupe por mí, que quiera pasar todo el tiempo posible conmigo, que no le interese sólo el sexo... En fin, quiero a un chico que me ame.

Pero el problema era ¿Quién querría a alguien que no valía nada? Yo era una persona que tenía más demonios que sangre. Era la dura realidad.

Lo más probable es que pase el resto de mis años como un gay soltero y fracasado que ve  The Notebook y Titanic todos los fines de semana; pero ya estaba aceptándolo.

Así que volví mi vista hacia el televisor y seguí mirando la película.

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El Harry de esta novela va a ser demasiado homosexual. Es súper princesa el chico. Pero así me gusta más :)

Gracias por leer hasta acá y les agradecería un montón que voten o comenten :) Me harían el día.xx

PD: Perdón por la tardanza. Aunque ya falta menos para el encuentro de nuestros chiquitines <3

¿Podrás Rehabilitarme? | Larry StylinsonWhere stories live. Discover now