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Agotada me levanté de la cama, fui al baño y observé la notorias ojeras bajo mis ojos. No pude dormir en toda la noche, caminé en desesperación por toda mi habitación abrumada por los gritos de dolor de mi madre y los de rabia por parte de mi padre. Sin embargo hubo algo que causó mi insomnio, algo que específico que no hubiera deseado escuchar. 

¡Me engañaste parte de nuestro matrimonio y quieres venir a pretender que sea como antes! Tú eres la única responsable del monstruo que soy ahora, ¡nadie más que tú! —se escuchó otro golpe y grito de Jessica—. ¡Yo te amaba y tú lo arruinaste! Lo siento Jessica, pero las personas dejan de ser buenas cuando son destruidas y sabias bien que tenías el poder de hacerlo —gritó.

  —¡Lo siento! —gritó una vez más la mujer—. Me he disculpado por ese error un millón de veces y he sabido pagarlo; has maltratado a mi hija por algo que no es su culpa, la has alejado de mí e incluso la has dañado psicológicamente. ¡Tú me prohibiste darle todo el amor de madre que tenía para ella! —chilló.

—Ni aunque te disculpes un millón de veces más voy a perdonarte. Además, tú hija pronto será mayor de edad y se va a largar mientras que tú, seguirás en éste lugar el resto de tu vida. Ella te odia Jessica, nos odia —le recordó Robert.

—¡Es tu culpa infeliz! —se levantó en busca de querer golpearlo pero fue imposible, Robert tenía mucha mas fuerza.

—No te atrevas Jessica, ¡No te atrevas! ¡Es tu culpa y lo sabes muy bien! — entonces se escuchó el último golpe que debía sonar para que todo quedara en completo silencio. 

Apreté mis ojos al recordar lo ocurrido la noche anterior, sentí un inmenso dolor en mi pecho y pocas ganas de asistir al instituto, cómo de costumbre tomé un baño con agua fría mientras me preparaba para ver a mis padres en el desayuno.

 Por fin decides bajar, Daka dijo mi padre de mala gana. 

Por otra parte Jessica se encontraba sirviendo los platos del desayuno y al detallar su rostro y cuerpo, no pude evitar preguntarme como demonios no estaba en el hospital. Caminé estupefacta hacia la mesa y comencé a servirme lo que había en ella, tratando de comer lo más rápido posible para poder irme. Sentí la mirada de mi madre encima de mí y me sentí incómoda por no querer mirarla siquiera a los ojos cuando todo éste tiempo buscaba que ella me observara a mí. 

Supongo que es lo que se siente al observar cómo alguien que quieres está en esa situación. No podía evitar sentirme mal por no correr detrás de mi padre y detenerlo, pero el miedo me invadió en el momento y mientras escuchaba todo lo que ocurría lo único que permanecía en mi mente era aquel momento donde me había revelado hacia mi padre, cuantos años de sufrimiento he pasado a raíz de eso y la relación que he mantenido desde entonces con mi madre.

Pasé años cuestionándome porque no me observaba a los ojos, porque no me defendía y el porque no me daba su amor; por fin lo había comprendido, por fin mis ojos se habían abierto al escuchar todas las palabras de mi padre. Ahora entendía a mi madre y no tengo idea de si es algo que justifique el como ella ha sido conmigo pero no podía evitar sentir el dolor en mi pecho. Sentía que de cierta forma podría perdonarla algún día, lo único que necesitaba era saber que le había hecho a mi padre.

Tomé mis cosas al terminar mi desayuno y me aproximé hacia el instituto. Sentir el fresco aire en mi rostro de cierta forma me hacia sentir viva, observar la naturaleza me hacia sentir con esperanzas por poder luchar y si, yo quería luchar. Tomé un bus y no tomo mucho tiempo en llegar a mi destino, suspiré fuerte y me aproximé a adentrarme debido a que mi periodo estaba por comenzar, hice mi mayor esfuerzo por no dejar caer mi rostro al encontrarme con Elliot en el pasillo.

—Lamento mucho no haberte dejado a la hora acordada, Daka se disculpó sincero

No te preocupes, de cierta forma valió le pena contesté. 

—Me alegra que lo creas. ¿Que te dijo tu padre? —interrogó preocupado.

 Nuestros ojos se conectaron al momento de escuchar esa pregunta. Elliot me había contado desde la primera vez que salimos como la pasaba en su día a día y respetó que no le comentara acerca de mí. 

—Fue horrible, Elliot —contesté sincera y entonces sin esperarmelo, cruzo sus brazos al rededor de mí ofreciéndome el caluroso abrazo que tanto necesitaba. 

 En mi cabeza estaba siendo un hermoso y largo abrazo hasta que la campana sonó indicándonos que las clases habían comenzado. Rápidamente nos separamos y comenzamos a caminar hacia nuestros periodos.

—¿Quieres contarme lo que sucedió luego? quizá te haga bien —dijo sincero.

—Creo que necesito hablar de eso, gracias Elliot —le sonreí. 

Las clases pasaron más lentas de lo normal y en el día sólo compartí una clase con Elliot la última. Donde también estaba Cameron, sentí la mirada del mismo en mí mientras intercambiaba conversación con Elliot y me sentí peor,  sentí que eran tantas cosas lo que estaban a punto de hacerme explotar. 

Al terminar nuestro último periodo, salí con Elliot puesto que él deseaba que habláramos de lo ocurrido y supuse que yo también; no sólo lo quería, yo lo necesitaba. 

—Te llevaré a un lugar tranquilo para hablar —anunció Elliot 

—¿Llegaré tarde a casa? — interrogué nerviosa. 

—Te juro que no. Sé que va a gustarte el lugar, vamos. —aseguró ofreciéndome su mano para caminar. 

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Hola pequeñines. Lamento mucho no haber aparecido en un montón de tiempo, tenía un gran y triste bloqueo de escritor. Aquí el capítulo 25 y aprovecho para decirles que sólo 4 capítulos antes del final :'(.

Nos leemos en el siguiente cap.

PREGUNTA: 

¿Que piensan de la nueva portada?

Se les quiere.

-Val.

A Thousand Years. |Terminada|Where stories live. Discover now