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No existen las palabras para explicar lo que siento en estos momentos, sentí extraño sentimiento recorrer mi cuerpo y sentí es punzada en el pecho recordándome cuán mal me sentía conmigo mismo.

Mi mejor amiga se estaba alejando de mí y de la peor forma, decir que la extraño es poco, más que eso; la necesitaba. 

La observaba andar en el colegio, habíamos perdido comunicación. Observaba cada detalle de su perfecto andar mientras caminaba, pero sobre todo; la observaba distraída.

Lucía realmente hermosa así. 

Daka había estado en mi vida hace años, siempre habíamos sido ella, Meghan y yo. El que ahora solo fuéramos Meghan y yo me hacía sentir que había perdido una parte importante de mi vida, probablemente darle espacio a una persona con la situación de Daka era lo mejor; pero he estado siempre allí para apoyarla y me parecía injusto que no estuviéramos juntos.

Extrañaba sus risas —las que lograban ser sacadas por mí principalmente—. Extrañaba sus abrazos —Esos que eran robados—. Extrañaba su aroma —Esa que la caracterizaba.

La poca luz que dejaba entrar mi persiana a mi habitación era perfecta en estos momentos; un momento perfecto para pensar sobre lo que debía hacer, perfecto para pensar una solución para recuperar a mi mejor amiga. 

Tomé la almohada que se encontraba a mi lado lanzándola y causando que ésta impactara contra la pared. Me encontraba impotente al no poder decirle cómo me sentía y cuanto la necesitaba. Eramos un equipo, cuando ella se caía yo estaba allí para levantarla y viceversa. En estos momentos yo estaba cayendo y ella no estaba.

La peor sensación es ver como pierdes a una persona importante lentamente.

Sientes cómo te falta la respiración y  tu día a día se hace eterno. 

Me levanté de la cama con el fin de ir hacía la cocina de mi hogar, esa donde mi madre permanecía parte de su vida debido que amaba la cocina; incluso leía sus revistas allí. Mi madre siempre había considerado a Daka una chica perfecta para mí, una joven dulce, inteligente, pero sobre todo una gran amiga. Eran pocas las veces que Daka se había adentrado a mi hogar, pero cuando lo hacía la felicidad de mi madre era grande; incluso cocinaba nuestros postres favoritos.

Mientras seguía caminando hacía la cocina con pasos perezosos observé a mi madre de lejos; se encontraba de espalda y lucía uno de sus hermosos vestidos de flores. Por un momento recordé todo lo que habíamos vivido e inconscientemente una sonrisa se había formado en mis labios. Nuestra relación siempre había sido un lazo bastante fuerte, ella se había encargado de obtener mi confianza, la suficiente para contarle cuando pasaba por un mal momento. 

—¡Cameron!— pronunció en cuanto se percató de mi presencia. 

—Madre, quiero hablarte con respecto a algo... Respecto a alguien. 

Acostada en mi habitación tratando de concentrarme en la lectura que estaba implementando para poder realizar mi tarea, pero resultaba casi imposible cuando un montón de pensamientos se apoderaban de mi mente.

Cameron, Meghan y Elliot eran los responsables de que no pudiera concentrarme en estos momentos.

Había abandonado a quien era mi mejor amigo, la chica que meses atrás se había convertido en lo mas cercano a una mejor amiga; y por último, no podía sacarme el perfecto momento que pasé con Elliot en nuestra salida.

—¡Daka Johnson, baja de inmediato! — gritó mi padre desde la parte de abajo y debido al silencio que invadía el hogar donde vivía era imposible no escucharlo.

Al parecer la tranquilidad no estaba de mi lado hoy. 

Opté por dejar a un lado todo lo que estaba haciendo. Salí de mi habitación para seguidamente bajar las escaleras a pasos rápidos y encontrarme a mi padre recostado en la escalera. Detuve mis pasos y lo observé detenidamente.

Por un momento hicimos contacto visual. 

—¿¡Que esperas!? —preguntó haciéndome sobresaltar.

Caminé rápidamente hasta el salón encontrando a mi madre y a Kendall allí. Noté como el chico de inmediato dirigió su mirada hacía mí y de inmediato me sentí intimidada; sentía que me estaba analizando una vez más. 

El joven de inmediato se levantó acomodando su ropa sutilmente, caminó con paciencia hacía mí y con gentileza extendió su mano con el fin de ser estrechada. 

—Hoy Kendall cenará con nosotros, está sin sus padres. Yo estaré resolviendo algunas cuentas mientras tu madre hace la cena —informó mi padre.

—Estoy ocupada en algunas cosas, ¿por que debo estar aquí? —pregunté de la mejor forma.

—Querida Daka —caminó hacía mí—. Tu le harás compañía a Kendall. 

Dirigí la mirada hacía mi madre y no dijo nada. Opté por aceptar lo que mi padre me había pedido —ordenado— Finalmente éste se retiró dándole una mirada de aprobación a su socio y ordenandole a Jessica volver a sus asuntos. 

El silencio invadió nuevamente el lugar donde nos encontrábamos de pié. El joven estaba observándome con suma atención causando que dirigiera mi vista a cualquier parte del lugar menos hacía él.    
—Tienes que dejar de ser tan tímida Daka —dijo el joven tomando asiento. 

—¿Cómo se supone que esté cuando me piden que le haga compañía a un completo extraño y que además de eso, se la pasa mirándome? —pregunté frunciendo el ceño. 

—Que te mire no significa que te haré daño, niña —respondió de tal forma que me hizo sentir que lo había ofendido. 

—Simplemente pienso que no debes mirarme tanto —respondí sincera.

—Entonces tendrás que acostumbrarte porque no será la última vez que me veas en tu hogar, lo cual significa que tampoco será la última vez que te observe. Puede que ahora pases parte de tu vida encerrada pero en algún momento tendrás que salir al mundo y ese día, aunque no lo creas... las personas van a observarte ¿y que puedes hacer para evitar tal cosa? Absolutamente nada; si eres una persona "Buena" las personas van a admirarte pero si eres "mala" van a señalarte. Las personas notarán todo aunque creas que eres invisible; tu vestuario, tu cabello, todo tu aspecto en conclusión. Pero que no quieras que te observen no significa que no lo harán —culminó con una extrema seguridad en su semblante.

Sus palabras me impactaron como un balde de agua fría. En lo profundo de todo el temor que sentía, el temor y la inseguridad que gracias a mi padre había creado en mí; sabía que todo lo que estaba diciendo el chico era cierto y había tratado de evadirlo durante todo éste tiempo. 

A Thousand Years. |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora