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Siempre habría momentos en la vida que recordaríamos como los mejores o peores que algunas vez nos hayan pasado. Aveces eran necesarios los momentos de desahogo, quizá a través de ellos podríamos sentirnos un poco "mejor".

Tenía en cuenta que el miedo era normal, pero mi miedo justo ahora, me invadía completamente. Tenía miedo de caerme y de los peligros que estaban a mi al rededor.

Tenía ganas de sacar la fuerza y luchar contra mi llanto y el dolor que invadía mi pecho justo ahora, deseaba que todo terminara; como a toda persona cuando pasaba por un mal momento, extrañaba los momentos de felicidad, tengo en cuenta que todo lo que nos sucede es por una razón y que esto, nos deja una enseñanza.

Puedo observar la juventud y me parece hermosa, deseo poder disfrutar de cada momento de ella, no quiero perderme de nada y no quiero tener que preocuparme. Pero aveces pienso que la juventud —con toda la vida por delante—no tenia sentido.

Sé que algún día envejeceré y quizá diga que la vida ya no es agradable, pero quería recordar momentos de felicidad durante mi juventud antes de que la luna y las estrellas se volvieran tenue ante mis ojos gastados, y las nubes negras oscurezcan para siempre mi cielo; quería acordarme de ellos antes de que mis piernas comenzaran a temblar y mis hombros se encorvaran, quería acordarme de ellos antes de que mis pupilas ya no vieran con claridad, quería que las puertas de las oportunidades de la vida se abrieran ante mí; pero nada de eso seria posible si no salía de la oscuridad en la que permanecía.

Estaba cansada de ver imágenes en mi teléfono por lo que decidí aprovechar que mi padre no se encontraba en casa para salir a dar una vuelta. Observaba con atención lo que se encontraba a mi al rededor mientras avanzaba cada paso.

Me sentía libre cada vez que el viento impactaba contra mi rostro; me sentía realmente bien.

—¿Hola? —escuché una voz detrás de mi mientras caminaba. Claramente la reconocí de inmediato mientras me giraba lentamente.

—Di-disculpa, ¿estas hablándome a mi? —pregunte y el asintió.

—Pero por supuesto —contestó mientras me observaba detenidamente—. ¿Te encuentras bien?

Asentí.

—Hmm. ¿Quieres caminar? —interrogó.

—Es justo lo que hacía.


Observaba su interesante suéter hasta que noté como disponía a irse. Me propuse a hacerle compañía durante un buen rato. Pude observar como sus manos temblaban y su paso aceleraba.

—¿¡Por que estas siguiéndome!? — preguntó nerviosa y yo fruncí el ceño.

—Solo te hago un poco de compañía Daka, no tienes que ser grosera.

Suspiró

—Lo lamento, ha sido una semana realmente difícil —confesó.

—Pues vayamos a un parque cerca de acá y cuéntame, no tengo problema en escucharte —dije con sinceridad.

—No te ofendas Elliot, pero no confío en ti de esa forma —respondió tajante.

Wow

Estaba confundido, no recordaba a Daka de tal forma, supongo que es cierto que el tiempo cambia a las personas. Sin embargo, tenia razón; yo ya no era su amigo como para que me contara sus cosas.

—Bien. Creo que es mejor que me vaya — susurré com vergüenza.

—Adiós.

Quizá Colton tenia razón debía olvidarme de hablar con ella. Había estado distraído durante días pensando en como sería nuestra conversación o si fluiría.

Definitivamente no fue como esperaba, que Idiota.


No podía creer que acaba de hablar con Elliot. No, no podía creer que él me había hablado, Me siento anonadada, quizá confundida.

Sin embargo, lo que menos podía creer era haberlo tratado de tal forma y no sabia si había hecho bien o si debía disculparme con él.

Estúpida Daka

Sueñas con que el chico que te gusta note tu existencia y cuando lo hace, lo tratas de tal forma. Quizá el problema era que a pesar de que lo amaba era un chico y temía que me lastimase también.

Odiaba que el amor y la felicidad fueran los sentimientos mas peligrosos para todos nosotros. Y quizá simplemente no quería hacerme mas ilusiones con Elliot porque hoy me habló, pero quizá no lo haga mas y sería entonces allí cuando me desarmaría por completo.

Caminaba directo a mi casa, sabía que iba tarde debido a que me había entretenido observando a unos niños jugar con un balón de fútbol.

Cuando por fin llegué, luego de haber caminado lo suficientemente rápido abrí la puerta lentamente y cuando por fin estuve dentro de casa, la cerré de la misma forma tratando de hacer el mínimo ruido posible.

—¡Ahora vas a decirme donde has estado!—escuché gritar a mi padre detrás de mi.

A Thousand Years. |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora