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Yacía en el gran sofá del salón junto a mi libro favorito. Era viernes y el médico de mi madre había decido darla de alta el día de hoy. Una parte de mi estaba nerviosa por verla de nuevo en casa y podía sentir un hormigueo recorrer mi estomago. Mi padre había salido hace casi treinta minutos por ella, no sin antes ordenarme que arreglara su espacio en la habitación para que estuviera cómoda.


Habían sido unos días largos, mi madre protestaba para volver a casa mientras mi padre solo la fulminaba con la mirada. Jessica, definitivamente no era una mujer amante de los hospitales, ni de estar acostada todo el día en alguna cama. Al contrario, se levantaba muy temprano a contemplar el hermoso amanecer y era una gran fanática de la lectura. Por ende, se la pasaba en algún lugar del jardín leyendo o simplemente en el salón. 

Anteriormente, se la pasaba yendo a clubes de lectura hasta que mi padre se lo prohibió. Tal y como le ha prohibido miles de otras cosas que Jessica, sin duda alguna amaba hacer.


Visualice el auto de mi padre estacionado en el jardín a través de las grandes ventanas. Sin mas, deje mi libro a un lado y me levante para ir a ayudar a mi madre. Mi padre me miró fulminante cuando se percató que me encontraba parada en el marco de la puerta.

—¿Que haces allí mirando? ¡Ayúdame!.


Sentí mi piel erizarse tal y como lo hacia cuando mi padre me gritaba. Caminé hasta él a pasos rápidos y observe a mi madre sentada en el asiento del copiloto. Estiré mi mano hacia ella para ayudarla y esta soltó una pequeña sonrisa mientras repetía mi acción.

Sentí mi corazón contraerse. 

Mi padre lanzó la puerta del auto con fuerza atrayendo la atención los vecinos del frente, quienes se encontraban limpiando su césped. 


Me había encargado de dejar a mi madre en su habitación, mientras que mi padre había salido de vuelta al trabajo. Me encontraba tendida en mi cama y me sentía extraña por no haber visto a Cameron ni a Meghan los últimos días. 

A mi padre no le gustaban las visitas cuando se trataban de mis amigos, por lo tanto, Cameron solo me visitaba cuando sabia que mi padre no llegaría hasta tarde y que tendríamos tiempo para estar juntos.


Podía sentir una extraña sensación en mí. Era la primera vez en muchísimo tiempo que Robert me permitía tener tal contacto con Daka.

Observar a Daka siempre que tenía la valentía para hacerlo me recordaba el pasado y lo que era mi familia como tal. Podía recordar a mi pequeña niña defendiéndome de su padre y también podía recordar las veces que había observado su pequeña carita triste cuando Robert me golpeaba.  

Los días en el hospital junto a Robert habían sido eternos. Deseaba volver a casa y que él trabajara, las horas sin él eran menos tormentosas. 

En lo profundo de mi alma me arrepentía plenamente de lo que alguna vez hice para dañar a esta familia y sacar lo peor de mi esposo. Luego de mi error, él dejó de ser el padre y esposo atento que siempre había sido. Comenzó a gritarme con rabia y estaba tan enfocada en que quizá algún día dejaría de hacerlo que poco a poco los gritos se convirtieron en golpes y los golpes en destrucción. 

Robert estuvo y siempre estará cegado por el dolor y el vacío que dejo mi traición. 


Colton, ¿que demonios le sucede a Elliot?— preguntó Frank

Frank, sin duda alguna era uno de mis amigos mas cercanos. Había decidido acompañarme a casa luego de que Elliot se negara a hacerlo. Nos encontrábamos fumando un par de cigarrillos en mi habitación, mientras jugábamos un par de vídeo-juegos. 

—Pude notar a Elliot bastante distraído los últimos días. Recorría los pasillos del instituto como si tratara de encontrar a alguien, no prestaba atención en clases y reprobó un examen —contesté su pregunta.

—Hermano, es extraño que no haya querido venir— dijo llevándose una de sus manos a su barbilla y comenzando a frotar esta. 

—¡Lo se!, pero tampoco quiero preguntarle algo al respecto. Creo sospechar a que se debe tanta distracción —afirmé.

Estaba a punto de dormir cuando sentí la puerta de mi habitación abrirse. Observé a mi padre en el marco de la puerta con una botella de alcohol en sus manos y una corta sonrisa en su rostro. 

Ha llegado el día 

Camino lentamente hacia mi provocándome un escalofríos y haciendo que me levantara de la cama rápidamente. 

—¿Has... hasta cuando vas a seguir con esto? —tartamudee al preguntar

—Ay querida Daka, si crees que has pasado por mucho estas equivocada— contestó—. Supongo que disfrutaste los días en los que no te coloqué un dedo encima, ¿o me equivoco?¡Lastimosamente esos días se han acabado para mi mi hermosa niña! —gritó y pude sentir el primer impacto en mi rostro. 

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N/A: Pequeñineees. Nuevamente pido disculpas por la falta de acentos en algunas palabras, ya saben que tengo el problema con mi laptop.

PD: Lamento haber tardado mas de una semana en subir capitulo, he estado muy ocupada con el estudio :'(

Nos vemos en el siguiente capitulo, gracias por leer.

Se les quiere.

-Val.

A Thousand Years. |Terminada|Where stories live. Discover now