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Subí al auto de mi padre y me concentre en no dirigir mi mirada hacía el, sin embargo logré observar su brazo lastimado.  El ambiente estaba tenso y sentía el miedo recorrerme. Hace días que mi padre no me colocaba un dedo encima y eso me aterraba, podría estar planeando alguna forma de hundirme cuando menos lo espere. 

Escuché rugir el motor del vehículo y segundos después este estaba en marcha. El hospital en el que se encontraba Jessica solo se encontraba a unas pocas cuadras, por lo cual no tardaríamos mucho en llega allí.

Me preguntaba si se encontraba bien o si ya había despertado, incluso, me preguntaba si había empeorado. Me sentía nerviosa de tan solo imaginar a mi madre en esa situación, supongo que en lo mas profundo de mi alma la amaba a pesar de todo. 

Minutos mas tarde nos encontrábamos en el hospital y podía sentir el típico olor de estos invadir mis fosas nasales a medida que avanzábamos. Mi padre se detuvo en la administración y no pude escuchar exactamente lo que dijo pero estaba segura que era relacionado con mi madre. 

Caminamos a través de los pasillos hacia la habitación donde se encontraba la pálida mujer recostada en una camilla y al estar frente a esta, mi padre se detuvo. Lo mire detenidamente y escuché un suspiro de su parte antes de abrir la puerta. Mi padre se adentró a la habitación mientras yo me encontraba detrás de él. 

Observé nuevamente a mi madre de la misma forma en que lo había hecho la ultima vez que estuve aquí. Pude observar sus ojos cerrados y como sus labios ya no mantenían el mismo color rosa de siempre. Luego de unos segundos mi mirada se dirigió a Robert, quien mantenía su mirada fija en mi madre observándola detenidamente como si se tomara la molestia de admirar su belleza y cada detalle de su rostro. 

Podía observar el parecido entre Jessica y Daka. Su belleza estaba reflejada en nuestra hija de diecisiete años. Podía observar cada detalle, cada lunar, cada defecto que se encontraba en su rostro.

La estaba analizando tal y como lo hacia cuando eramos jóvenes.  

Podía sentir la furia comenzar a recorrer mi cuerpo al recordar el error de ambas. Odiaba a Jessica por lo que había hecho. La odiaba y merecía pasarla mal tanto como merecía estar en este hospital.

Golpes en la puerta cortaron la conexión que mantenía mi padre en mi madre. Lo escuche aclararse la garganta y segundos después hablar: 

  —Adelante.

El medico encargado de examinar a mi madre se encontraba frente a nosotros con una sonrisa reflejada en el rostro y una planilla entre sus brazos.

—Buenas tardes —saludó el hombre dirigiendo su mirada a mi padre—. Su esposa ha despertado esta mañana, actualmente se encuentra sedada debido al fuerte dolor que sentía —Informó.

—Bien. ¿cuando podrá ir a casa?— preguntó mi padre. 

 —Si se recupera adecuadamente en unos tres días máximo estará con ustedes— contesto el médico y mi padre asintió—. Aun deben realizarse unos estudios debido al fuerte golpe que recibió, solo por precaución—indicó.

Me encontraba en mi habitación recostado en mi cama mientras escuchaba un poco de música. Mi padre me había llamado para informarme que hoy llegaría tarde y que debía buscar a Clara en casa de la niñera.  

Estaba harto de su comportamiento y actitud, sentía impotencia de no poder decirle lo que tanto anhelaba y no por mí, sino por Clara. Deseaba hacerle entender lo mucho que esa niña necesitaba el amor paterno, ella aun no lo entendía, pero estaba seguro que ella iba a pasarla mal cuando creciera.  

Deseaba gritarle en la cara que salir a tomar y jugar con mujeres no iba a devolverle a mi madre y que lo único que estaba ganando era hundirse el mismo y con ello, hundir a sus hijos. 

Tomé el cigarrillo que había apagado hace un momento colocándolo en mis labios para encenderlo nuevamente. Podía sentir la impotencia nuevamente en mi cuerpo y era usual siempre que pensaba en esto. Mi padre estaba hundiéndonos con él. Está acabando con la poca felicidad que queda en esta familia.

Inhale el humo hasta mis pulmones y seguidamente lo exhale. Tomé mi teléfono y comencé el rumbo a casa de la niñera de Clara. Podía recordar sus brillantes ojos antes cuando mi madre estaba presente. Antes todo era color y felicidad, lastima que la felicidad no es eterna y que todo en esta vida tenia un final; incluyendo el amor.

Me sentía decepcionado de todo a mi al rededor. Podía sentirse la tristeza en el ambiente de la casa y lo sola que esta lucia. Sabia que nunca podría superar la muerte de mi madre y cambio de mi padre.

Definitivamente hay cosas que no se superan y que debido a eso, debes aprender a vivir con ellas.

Recordé la frase que alguna vez escuche de pequeño.

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N/A: 

Hola pequeñines. Disculpen la falta de acentos en algunas palabras, estoy teniendo serios problemas con mi teclado ._.

Pd: Es mi primera N/A acá :o

A Thousand Years. |Terminada|Where stories live. Discover now