» Casarse es una gran decisión, más que un compromiso es la promesa de permanecer juntos, una promesa que debe durar eternamente. Ustedes son el inicio de una historia que no pretende terminar.— la pareja se miro el uno al otro transmitiendo todo lo que sentían, todo lo que deseaban y querían, mientras tanto el padre continuaba hablando—. Cuando los veo aquí reunidos puedo confirmar que el amor entre ustedes en verdad está presente.

»Estamos aquí para que contraigan  matrimonio. Por lo tanto seriamente les pregunto Shintaro y Kazunari ¿Han venido a contraer matrimonio por su plena voluntad y libertad sin que nada ni nadie los obligue?—. Inquirió el padre.

—Si, vengo libremente.

—Si, vengo libremente.

—¿Aceptan ser fieles a su pareja?

—Acepto, padre.

—Acepto, padre.

—Ahora quiero pedirle al padrino que traiga los anillos.

Furihata se acercó con los brillantes y bellos anillos, con ayuda de agua bendita el padre los bendijo lentamente. Furihata se dirigió a Midorima y el chico tomo el anillo correspondiente a Takao.

—Shintaro puedes decir tus votos.— el peliverde asintió, dejo escapar un suspiro y comenzó a hablar.

—Kazunari, nosotros nos conocimos de una manera poco ordinaria, recuerdo que yo pensaba que eras un fantasma, pero lo único que querías era una amistad y yo trate de brindartela, pero al parecer para nosotros no estaba destinada un simple amistad, porque con el tiempo terminé enamorado de ti. Muchos se preguntarán ¿Por que de tí? Y la respuesta es tan evidente que no se porque no saben la respuesta, lo hice porque aún sin intentar cambiar algo en mi, con tu llegada lo cambiaste todo.

» Me revolucionaste, no bromeó, contigo aprendí a ver la vida de una manera diferente, más divertida y ruidosa. Me ayudaste a socializar aún más y a resolver problemas que no me involucraban .— el peliverde rio un poco y continuo hablando mientras ubicaba el dorado anillo en el delicado dedo anular de Kazunari—.  Mi promesa es sostener tu corazón para ayudarte a seguir soñando juntos para siempre. — lágrimas de felicidad comenzaron a fluir por las mejillas de Takao cuando Midorima termino de recitar aquellas palabras que llegaron profundamente al corazón de Kazunari y el pelinegro sabía perfectamente que sería incapaz de algún día olvidarlas, porque se habían quedado gravadas en su corazón con plumón permanente al tiempo.

— Shin-chan, yo Takao Kazunari quiero permanecer siempre a tu lado. Me enseñaste a base de lecciones a como continuar con mi vida si tú te fueras, pero no quiero que te vayas, porque tú me complementas y me llenas. Me das ganas de seguir y vivir, me das la energía y la razón. Contigo puedo ser yo mismo sin ataduras, puedo hablar por horas sin quedarme sin palabras, a tu lado podría cruzar el mundo entero. Porque el camino es más divertido y placentero si lo hacemos juntos ¿verdad?

» Mi promesa es hacer del camino mil aventuras, sin olvidar quien y como eres. Darnos felicidad y tranquilidad a donde haya a donde vayamos. ¿Hacemos juntos el camino?

—Si. ¿Tu me acompañarías?

—Si, te acompañaría a donde sea.

—Yo los declaró marido y cónyuge. Y lo que Dios a unido no lo separé  el hombre.

Los gritos no se hicieron esperar y pronto la pareja se encontraba en el centro de un abrazo por parte de todos su ruidosos amigos.

—Fue tan bello.— dijo Himuro.

—Me recordó a mi boda.— dijo emocionado Kise.

—El único que falta en casarse es Tetsu.— dijo Aomine y todos se giraron hacia el pequeño peliazul quien solo sonrió y se encogió de hombros.

—Aún no encuentro al indicado. Soy alguien difícil ¿saben?— respondió Tetsuya.

—Ya caerás Kuro-chan, ya caerás.— dijo Kazunari abrazando a su ahora esposo.

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Mucho tiempo después...

(Sala de parto)

—Calma Bakao, tienes que estar tranquilo.— susurro Midorima sosteniendo la mano de su esposo recostado en la camilla.

—¡Calma! ¡Tu estás tranquilo porque a ti no te partirán a la mitad!— gritó el pelinegro histérico, el peliverde rodó los ojos, definitivamente su esposo era todo un drama Queen, o sería ¿king?

—No te partirán a la mitad. Además podrías haber elegido la cesárea estando completamente dormido.

—Assh, pero yo quería ver cuándo nacierán Hideki y Kaede.— dijo el pelinegro con un marcado puchero.

La pareja continúo hablando sin notar como Kazunari era abierto con un puntiagudo bisturí, por donde saldrían los pequeños. La plática se vió interrumpida cuando Kazunari sintió un tirón y acto seguido el llanto de un bebé se escucho por todo el lugar.

Shintaro y Takao miraron con adoración al pequeño, el cual sería nombrado Hideki, porque habían acordado que el primero en nacer tendría ese nombre. El doctor acercó a Hideki a la pareja y lo posó en el pecho de Takao, quien tuvo la  oportunidad de acariciar con suavidad por primera vez la mejilla regordeta de Hide. Midorima sonreía mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla.

La atención de los dos se dirigió nuevamente hacía el frente, de donde provenía el llanto de Kaede, quien acababa de conocer el mundo. Una enfermera tomo a Hideki del regazo de Takao con delicadeza. El médico tardo unos maravillosamente lentos segundos para posar a Kaede en el regazo de Takao. Kazunari sonrió encantado y dejo un pequeño beso en la respingona nariz de Kaede y Midorima soltó una sonrisa ante la imagen.





Kazunari se recostó contra el cabecero de la cama mientras en sus brazos cargaba a Hideki y admiraba los rasgos del nene. Los ojitos medio abiertos de Hideki dejaban ver el color profundamente verde que había heredado de Shintaro y sus rasgos eran finos. Midorima también se dedicaba a admirar a Kaede. Kaede era unos pocos centímetros más pequeño que Hideki, sus ojos se encontraban completamente cerrados provocando que sus largas pestañas se recostaran  en sus mejillas, la manita de Kaede se cerraba con fuerza alrededor del largo dedo Midorima.

Los dos pequeños vestían la misma ropa, un ropón completamente blanco,  sus cabecitas y delgados cabellitos negros se cubrían por un gorrito, pero la diferencia era que el gorrito de Kaede era de color verde olivo y el de Hideki era de color amarillo.

—Son preciosos.— susurro Shintaro. Takao asintió dándole la razón a su esposo.

—Al aparecer Kaede te adora. Talvez era él el que pateaba fuertemente al oír tu voz.— dijo Takao observando como Kaede se acomodaba mejor en los brazos de Midorima y acomodaba su cabecita en su pecho, mientras su manita se aferraba con más fuerza al dedo de su padre.

—Eso parece.— Hideki soltó un pequeño gemido y se removió—. Gracias.

—¿Eh?

—Gracias por esperarme y amarme, por regalarme la mejor familia del mundo.

—Shin-chan, te amo con mi vida. Pídeme lo que quieras.

—Yo te amo Kazunari y lo haré para toda la eternidad.

De bodas a pañales (CORREGIDO)Where stories live. Discover now