Capítulo Diecisiete

560 91 90
                                    

Mis parpados revolotearon un poco antes de abrirse por completo, o al menos hasta donde podía. Me sentía mareado e incómodo, pero no le tome importancia al recordar la gran fiesta que viví el día anterior.

Un suspiró de satisfacción salió de mis labios al comprobar que estaba sobre una superficie suave, mi cama. Poco a poco rodeé para quedar de lado, tratando de volver a dormir, pero mis ojos fueron directamente hacia la cama de Frank, notando su ausencia. Su cama estaba en perfectas condiciones, solamente faltaba su almohada pero aparte de ese detalle, estaba tendida. Quise estirarme para ver la hora por el reloj sobre la mesita de noche, pero mis ojos aún no se acostumbraban lo suficiente a la luz como para hallarles forma a esas líneas rojas difuminadas.

Me quejé, parpadeando hasta que descubrí que eran las 9 de la mañana.

Mis ojos automáticamente comenzaron a cerrarse de nuevo, obedeciendo los deseos de mi cuerpo de seguir descansando. Pero me fue imposible, ya que unos golpes a la puerta me hicieron levantarme de la cama para abrirla, dispuesto a gritarle a quien sea que estuviese haciendo eso.

Se trataba de nada más y nada menos que Samuel, quien me sonrió con maldad --Ya es hora de levantarse, vístete y despierta a Frank, el desayuno está listo.

--Frank no está.-- le conteste, llevando ambas manos a mi cabeza para masajearla. Un mareó llegó a mí por la prisa con la que llegué a la puerta.

--Sí lo está, busca.-- contestó riendo, yéndose a la habitación continua para también tocar.

De un portazo me encerré, arrepintiéndome enseguida por que el ruido solo causó que el mareo aumentara. Mis ojos se mantuvieron cerrados con fuerza un minuto, tratando de disminuir el dolor de cabeza. Suspiré y me dispuse a obedecer a Samuel.

Mi vista escaneó la habitación, encontrándola ropa tirada, incluyendo mi traje de policía. Me observe automáticamente, descubriendo que dormí en bóxer --Oh genial.-- murmuré.

Luego capte algo extraño en el suelo, y sonreí al hallarle forma. ¿Tan tonto era? Poco a poco me hinque, encontrándome con Frank dormido bajo su propia cama, también en ropa interior y abrazando su almohada. Su pierna derecha estaba estirada, lo único a la vista desde arriba. Me puse de pie para tirar de ella, sacándolo de ahí abajo sin despertarlo.

--No mami, no lo hagas.-- murmuró entre sueños y reí, volviéndome a agachar.

Carraspeé, cambiando mi tono de voz a uno más agudo --Es mami Luzu cariño, tienes que levantarte para ir a la escuela.-- bromeé.

--No.-- he hizo un puchero que solo me causo ternura, y mucha gracia.

Estaba completamente dormido, ni siquiera se levantó cuando intente hacerle cosquillas. Sonreí mirando su rostro calmado, y me acerque a este sabiendo que no se despertaría aunque acariciara su cara. Era mi oportunidad.

*****

Todos tenían una cara horrible, a excepción de Guillermo y Samuel quienes evitaron tomar mucho en la noche anterior. Quien peor se veía era Alejandro, según escuche se quedó dormido a media sala sobre el cuerpo de su novio, solo que este se fue apenas Samuel se levantó, ya que lo corrió de la casa al igual que a las personas desconocidas que terminaron inconscientes en la casa, y alrededor de ella.

Nos encontrábamos tomando el desayuno, en total silencio. Primera vez que nadie hablaba, y lo agradecía enormemente, pues mi cabeza estaba muy sensible.

--Buenos días.-- escuche decir a Frank, quien recién llegaba. Me preparé para lo que seguía.

Se sentó frente a mí y sonreí al verle la cara somnolienta. Escuche pequeñas risas de Guillermo y de Alejandro, mientras Samuel solo negaba con la cabeza. Nuestro querido compañero ya vestía de manera normal, al menos con ropa deportiva, pero aquello que causaba gracia era su cara pintada por mí. Una polla en su mejilla, apuntando a la boca, en la frente la palabra "PARGUEL", uní sus cejas y le hice un bigote al estilo Hitler. Una obra de arte.

La Casa GAYWhere stories live. Discover now