Capítulo Catorce

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¿Qué debí haber cometido en mi vida pasada para estar en un lugar así?

Esa pregunta no paraba de repetirse por mi cabeza, al estar rodeado de lujosos vestidos con exagerada pedrería y con colores llamativos. Giré mi cabeza, encontrándome de nuevo con un Frank dormido con la boca abierta, sobre el hombro de Alejandro.

Mi móvil vibró, y por consecuencia me apresuré a abrir el mensaje nuevo.

"¿Qué tal vas? 

Atte: Lana" 

Sonreí, apresurándome a contestar.

"¿Cómo crees? Lleva casi una hora adentro ¡Ayudame!

Atte: Luzu"

Así era, más de treinta minutos llevaba Rubén dentro de un área especial junto con su costurera. Según contó en la comida, era su última prueba de vestuario y quería saber la opinión de quienes aún ni idea teníamos de como era el vestido elaborado para el certamen. Ya estaba harto de esperar.

"Jajaja, oh god pobre de ti XD

Atte: Lana"

Reí mirando su respuesta. Era de las mejores cosas que me habían pasado en los últimos meses, encontrar una bella chica que parecía tan interesada en mí como yo en ella.

--Que puto asco-- escuche a Alejandro decir, y para cuando me volteé para verle reí, Frank había babeado sobre su camisa --, no puedo más ¡RUBÉN DOBLAS, APÚRATE!

Salí de la bandeja de entrada de los mensajes, para entrar en la cámara y tomarle un ridícula foto a Frank, con la que podría burlarme de él las veces que deseará. Alex no espero mucho para empujarle, logrando que cayera del sillón --¡Voy!

Y luego escuche el recorrer de la cortina. Me gire, al tiempo que de un salto Frank se colocaba a mi lado palmeando sus mejillas, para retirar el sueño. Me costó creer que ese era Rubén.

Portaba un elegante vestido rojo, que destellaba con cualquier movimiento creado. Era largo, apegado a su figura de la cintura para arriba, pero conforme descendía se volvía más flojo para pasar desapercibida su falta de trasero. Estaba abierto de un lado hasta la mitad del muslo para presumir su delgada pierna, y hasta el final un alto tacón plateado. Y también, para ocultar el hecho de que no tenía busto, se extendía una gran cantidad de pedrería conforme el vestido acababa, incluso había pequeños diamantes falsos a lo largo de sus brazos.

Rubén nos sonrió, estirando sus brazos y dando una vuelta en su lugar, cuidando de no pisar el vestido.

--Wow.-- murmuró Frank, aparentemente, ya despierto.

--Díganme que les he dejado sin palabras-- acarició la tela de la falda --, y eso que no me han visto con la peluca maquillaje.

--Te ves increíble.-- Alex se puso de pie luego de hablar, acercándose para apreciar el vestido. 

--Fenomenal.-- dije. Seguido de eso me congelé, sin estar seguro del por qué esas palabras habían salido de mi boca.

Alejandro asintió para darme la razón, Rubén me sonrió agradecido para luego hacer un par de comentarios sobre su maquillaje del día, y Frank, me miraba con orgullo, o eso parecía transmitirme su enorme sonrisa.

La Casa GAYWhere stories live. Discover now