Capítulo Tres

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Nuevamente me sorprendían dentro de la casa, la oficina de Samuel era varonil y en tonos morados obscuros y negros. No había ventanas, por lo tanto el  pequeño candelabro que colgaba del techo iluminaba lo justo a la habitación, aparte de una pequeña lámpara de escritorio.

Había dos sillas de madera negra frente a la mesa del mismo tono, y tras este igual había una silla donde Samuel buscaba algunos documentos en sus cajones. El lugar era sin duda alguna, elegante y moderno, en las estanterías detrás él, pude ver varias figuras, adornos he incluso alguno que otro montón de libros.

En las paredes colgaban recortes del periódico donde podía leer que trataban sobre la casa, incluso vi un par de entrevistas por ahí. Pero ninguna foto.

--Bien, dame tu nombre completo.-- pidió.

--Borja Luzuriaga Gutiérrez.-- conteste sin problema.

--¿Edad?

--28 años.

--¿De dónde eres?

--Cádiz.

--¿Cuánto tiempo planeas quedarte con nosotros?-- cuestionó de repente, no me esperaba aquella pregunta. Le mire sin saber que decir --¿No lo sabes? Bien, supongo que huiste de casa por que la situación era difícil.

--Así es.-- susurre.

--Me es extraño ¿Sabes? Que alguien de tu edad tenga que pasar por eso-- me miro fijamente --, casi siempre a quienes recibimos son menores a los 20.

Ese fue el momento en el que supe que tenía que inventarme una historia creíble.

--Toda mi vida me oculte para mi familia, consiente de que es incorrecto ser gay-- conté al inexpresivo hombre frente a mi --. Cuando mi padre me descubrió, se avergonzó de mi y fui encerrado en el sótano por años.

》Finalmente escape y he estado durmiendo en las calles, hasta que oí de este lugar.-- termine de narrar mi pequeña historia trágica. Samuel me observaba con cuidado y temí de que no me creyera.

Se concentró nuevamente en la hoja y y escribió --Tiempo indefinido-- dejó la pluma sobre el escritorio y se recargó en su silla, mirándome nuevamente --, tienes un hogar aquí, no te preocupes.

Asentí más calmado --Gracias, yo realmente apreció esto.-- Samuel sonrió levemente.

--Este lugar fue creado para gente como tú, así que no me lo agradezcas-- se removió en su lugar, colocando sus codos en la madera --. Solo debo decirte algo más, antes de irte.

--Te escucho.

--Obviamente necesito unos papeles más para que acabe esto, una copia de tu acta de nacimiento e identificación-- asentí --. Y también informarte que deberías encontrar un trabajo.

》Aquí necesitamos toda la ayuda posible, y al tener tantos huéspedes comprenderás que no podemos dejarte estar aquí de a gratis.-- me sobresalte ante aquello, ¿Me iban a cobrar?

--No tengo dinero.-- fruncí mi ceño al hablar firme.

--No queremos tu dinero-- contesto rápidamente --¿Qué clase de refugio seríamos si te cobráramos cada noche?

--Pero habéis dicho que-- me interrumpió.

--Donaciones Luzu-- colocó su cabeza sobre sus manos --, una donación al menos por mes que te quedes.

Asentí alejando mi vista de él, me puse de pie y hable una última vez --¿Algo más?

--Existe una regla muy importante dentro de la casa-- dijo, guarde silencio esperando a que continuara --, no se permite relacionarse de manera amorosa con los que viven bajo este techo. Ni siquiera relaciones sexuales.

La Casa GAYWhere stories live. Discover now