Capítulo 28

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Kirvi

Solté una carcajada llena de incredulidad. Nosotros no fuimos quiénes le hicieron daño, fueron las mujeres que pasaron por su vida con malas intenciones. Él llegó por casualidad, no lo hizo queriendo. Nos encontramos los dos por culpa del trabajo, ninguno de nosotros dos lo planeó. Fueron sus ojos grises y mi torpeza. Fue un casi muerta en el fondo de un agujero y sus fornidos brazos alrededor de mi espalda. Fue él y yo con la mirada fija abandonando el mundo durante unos largos segundos.

-Eso no es cierto, te equivocas papá -repliqué con una sonrisa de lado.

-Él no siempre vivió aquí, se mudó cuando supo que estábamos aquí. No sé si su venganza será dura o aun más dura, pero no quiero que tú te veas afectada, ni tú ni tus hermanos tenéis nada que ver en esto.

-¿Qué pasó? Cuéntamelo todo, quiero saberlo todo. -Fijé mi mirada en la suya mientras me mordía la mejilla.

-No tiene nada que ver contigo, ya te lo he dicho. -Se levantó para evitar mirarme.

Empezó a caminar de un lado hacia otro con impaciencia. Me levanté y con el sonido que arrancaban mis zapatos al suelo me acerqué a él. Llevé mi mano a su hombro y lo apreté con delicadeza.

-¿Qué secretos se esconden bajo este techo, papá? -siseé con la boca pequeña por el miedo a saber una verdad que no quería saber pero a la vez quería saber, el cuento de siempre.

-Sus padres eran muy amigos de tu madre y yo. Murieron hace dos años junto a la mujer de Junaid en un accidente.

-¿Y qué tiene que ver eso con vosotros? Si murieron: Lah-Irhmhom -chillé apartando mi mano de su hombro-. Estoy cansada de que se le dé más importancia a los muertos que a los vivos. ¿Qué tienen que ver unos muertos en que él quiera hacer una locura?

-Porque nosotros les matamos... -susurró para después tragar un poco de aire.

-¿Perdón? -Abrí la boca sorprendida.

-La muerte debió llevarnos a nosotros, no a ellos.

-No entiendo, ¿có-cómo? -sonreí incrédula.

-Fue un error, un error que no quiero que se repita y que tu seas la mayor afectada esta vez.

-Déjate de rodeos, papá. ¿Qué error? ¿De qué hablas?

-...

-¿Se puede saber de qué hablas? Si tan malo es porqué le dejaste entrar en casa y encima comer en la misma mesa que nosotros.

-Aún no sabía cuales eran sus intenciones. Si hubieras visto cómo me miró mientras escupía palabras de asco hacia mí.

-¿Cuándo hizo eso? -Apreté los labios para evitar llorar.

-Llegará el día en el que lo sepas todo, pero ese día no será hoy. Solo hazme caso, aléjate de él, solo viene a devolver el daño que le hicimos.

-No, no y no. -Levanté el dedo índice y comencé a moverlo de un lado a otro.- Ni hablar, lo quiero saber ahora.

-Tengo que irme a trabajar.

Sin decir nada más, se acercó a las llaves de su coche y se dirigió hacia la puerta dejándome plantada en medio del comedor con la boca abierta.

Otro problema más a la lista. ¿Cuál es el fin de una tortura? ¿La muerte? Sí, a menos que lo que haya al otro lado sea peor. Hay religiones y creencias sobre el otro lado, pero nunca dejarán de ser creencias. Todos decidimos en qué creer y creemos. Lo que venga después que Dios o los Iluminatis o quien te dé la gana nos salve de ello. Yo decidí creer en el Islam. Tú puedes creer en otra cosa y morir por tus creencias, porque así es el mundo en el que vivimos hoy en día; tu muerte puede llegar a ser causada a base de tu creencia, al humano sin una inteligencia desarrollada no le gusta lo que es diferente.

Elias atravesó la puerta del comedor junto a Nour llenando el aire de carcajadas. Ahí estaban, dos adolescentes intentando sobrevivir a la adolescencia. A veces pienso que la vida podría ser un juego en forma de montaña difícil de dominar. Un juego con fases que completar. Primera fase: la infancia, un comienzo fácil como el de cualquier juego. Segunda fase: la adolescencia, algo más difícil. Esta te prepara para lo que viene después que será mucho peor y solo quien sobrevive logra alcanzar la cima. Tercera fase, la cima: la adultez. Prepárate, has llegado a la peor fase, a la peor parte de la vida. Si logras pasarla, lo harás con heridas hechas a base de hostias que la vida te dio por diversión o por chulo, ¿quién sabe? Una vez terminada la tercera fase eres lanzado hacia abajo hasta llegar de nuevo al principio de la montaña, pero esta vez al otro lado. Aterrizas contra el suelo acabando con algunos huesos y así es como empieza la cuarta fase: la vejez. Pero ¿sabes lo que más jode de esto? Pues que acabarás muerto igual. Luchaste para escapar de la muerte, pero lo que tú no sabías entonces era que esta era el premio final. La gente que se rindió, ganó antes que tú.

-Kirvi, papá ya trajo tu coche -habló Nour al estar delante de mí mientras masticaba chicle.

Sonreí como pude, aunque solo conseguí formular una mueca penosa.

-¿Ah sí? ¿Cuándo? -Intenté interesarme, pero ni la voz me salía neutra.

-Antes, por la mañana.

-Vale, gracias por avisarme. -Me puse de pie y metí las manos en los bolsillos del pantalón.- Voy a ducharme.

Me encaminé hacia las escaleras y seguí el camino hasta mi habitación con desgana. Los demonios estaban empezando a aplaudir. Volvían los malos días. Fueron dos días muy buenos, por cierto, chín chín por el buen pasado.

Cerré la puerta una vez dentro y me apoyé en ella. Perdí la mirada en el blanco color de la pared. No me importaba lo que hayan hecho mis padres, ni la muerte de los padres de Junaid. Solo me importaba una cosa y era el haber sido engañada, en haberme enamorado de un engaño en vez del verdadero Junaid. Ese era mi mayor temor, mi mayor pesadilla del día y noche.

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Holaa, ¿qué tal están lindas florindas? Cuenteme cosas sobre vosotras que quiero conocer a mis lectoras. Lo único que sé es que sois preciosas(por la foto de perfil de algunas. Sí, suelo chafardear de vez en cuando😂).

Espero que os guste el capítulo y votéis. No olvidéis comentar sobre vosotras❤❤❤

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