Capítulo 10

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Kirvi

Con un nudo en la garganta, aceleré el paso para llegar lo antes posible al coche.

-¡Kirvi!-escuché de nuevo la voz de Junaid.

Haciendo caso omiso, abrí la puerta del piloto y me adentré en el vehículo. Giré la llave y arranqué para irme por donde vine. No podría describir a la perfección el como me sentía. Era... era, no sé. Era como una bomba de sentimientos: decepción, tristeza, sorpresa, engaño y rabia. ¿Porqué todas las cosas malas me pasaban a mí? Porque soy una imbécil. Siempre esperando lo mismo que doy yo de los demás. Hagas lo que hagas bien, siempre mirarán lo malo, como si lo bueno contagiara. ¿Pero esta vez que hice mal? Lanzarme por primera vez a explorar lo que era el amor sabiendo que las consecuencias no eran buenas. Lágrimas, sentía como las lágrimas se deslizaban por mis mejillas, quemaban como siempre.

Llena de rabia golpeé el volante con los puños.

-¡Idiota!-grité echándome a llorar como una cría.-¡Te odio!

Antes de llegar a la carretera que me llevaría a casa, giré el volante y me dirigí al mismo sitio que me llevó Junaid el día anterior. Sé como torturarme, es un don que siempre utilizo. Puse el coche frente al mar. Esta vez no tenía patatas fritas, ni tampoco alguien con quien hablar. Volvía a estar sola, exactamente, como la una. Estaba yo, ahí, mirando a la nada con los ojos cristalinos y llorosos. El adjetivo "nena" no dejaba de sonar dentro de mi cabeza. Ya no veía a los fantasmas en mi cabeza, solo veía a una mujer morena riéndose de mí. Cerré los ojos. Estaba cansada, cansada y rota. Respiré hondo. Volví a hacerlo unas tres veces más. Finalmente, bajo el sonido del mar, me sumergí en un profundo sueño.

(...)

Sirenas, voces, gritos y mar. Solo escuchaba eso. Abrí los ojos sobresaltada y lo primero que observé al mirar a los costados fueron luces parpadeantes y policías. Era de noche. ¿Cuánto llevaba ahí? Desconcertada salí del coche. Cuando me puse delante de todos, se giraron a la vez mirándome con confusión.

Uno de los policías se dirigió a mi con seguridad. Por instinto, di un paso hacia atrás.

-¿Está bien?-preguntó poniéndome una mano en el hombro.

Era un hombre de unos cincuenta años. En su pelo habitaban un par de canas. Ojos pequeños y grises. ¿Porqué todo el mundo tenía los ojos grises? Vaya suerte la mía. Llevaba la ropa de los Mossos de Escuadra. ¿Qué hacían ahí los Mossos de Escuadra?

-Sí.-respondí con un hilo de voz.

-Su familia llegará dentro de nada.-habló asintiendo.-Pensaron que te había pasado algo.

-¿Qué ha pasado?-al soltar esa pregunta mi padre apareció corriendo hacia a mí.

Me rodeó con los brazos y me apretó contra su pecho.

-¿Estás bien?-repitió la pregunta del policía.

-Sí.

-¿Porqué no respondías a mis llamadas?-dijo esta vez cabreado.

Me giré hacia el coche aún confundida. Cogí el móvil y vi varias llamadas de diferentes personas, hasta había un número que no conocía.

-Me dormí mientras estaba aquí.-señalé el lugar.

-Cuando miramos dentro del coche pensamos que estabas muerta.-se río el policía.

-Lo siento.-me disculpé bajando la mirada.

-No pasa nada, que no se repita.-dijo mi padre.

-Olé, nosotros ya no tenemos nada que hacer aquí. Y acuérdense de que no se puede denunciar una desaparición antes de las cuarenta y ocho horas, es la última vez que nos saltamos las normas. Adiós.-el policía se giró y se fue junto a sus compañeros.

Antes de poder responder a la despedida del policía, apareció Junaid con su coche. Salió del vehículo y se dirigió a nosotros.

-¿Estás bien?-preguntó con cara de preocupado. Imbécil.

-Sí.-respondí fría.

-Te hemos estado buscando como locos desde las cuatro de la tarde. Son las once de la noche.-refunfuñó.

Le regalé una media sonrisa irónica.

-¿Y? Ya les he explicado lo que pasó, pero que yo sepa a ti no te debo ninguna explicación.

-¡Kirvi!-exclamó mi padre.-Yo necesito el coche para irme a trabajar. A estas horas dudo mucho que haya algún taxi por ahí, así que irás con Junaid.

Abrí la boca para reclamar pero me calló levantando su mano. Se giró y se fue hacia el coche. Sacó mi bolso, mis libros y me lo dio. Se adentró en el coche y se fue.

-Dame los libros, creo que pesan, ¿no?-se ofreció como un caballero.

Un caballero, já.

-A ti ni agua.-le miré fijamente con odio.

-¿Entonces, vamos?-preguntó echándose hacia un lado.

-Contigo ni al bar.-volví a desafiarle.

-Pareces una niña de cinco años.

-Oc.-dije echándome a andar hacia no sé donde.

-Me has asustado.-habló a mis espaldas.

Me volteé hacia él con cara de indignada.

-¿Tan fea soy? O espera, que las prefieres con piel de bebé.-ironicé.

-¿Porqué dices eso?-cuestionó confundido.

-Espera, que aún no he acabado.-levanté mi dedo índice.-Será que la prefieres a ella por ser la mujer de los tacones y yo la de las bambas y plataformas. Será porque ella es toda una dama y yo una, una niña de cinco años, ¿no? Será porque seguramente ella no se queda dormida en un coche a la orilla llorando por un imbécil hasta que llega la policía.-al acabar de decir las últimas palabras el silencio inundó la ciudad.

-¿Has estado llorando?

-No, ¿porqué lo preguntas?

-Porque lo acabas de decir.

-Pues habrás escuchado mal. Yo no lloro.-dije tan rápido como pude.

-Tienes los ojos rojos.-se acercó hacia mí y pasó la yema de su dedo por mi mejilla. Me aparté con brusquedad.-Y las mejillas secas.

-Oc.

-Deja de comportarte como una niña y dime de que hablas.

-¿No es obvio?-pregunté con un hilo de voz y con un nudo en la garganta.-De tu nena.-me respondí a mi misma.

-¿Qué pasa con ella?

-Pues eso, que la prefieres a ella antes de a mí.

-Pues claro.-habló sorprendiéndome.-¿Tú no preferirías a tus hermanos antes que a mí?

-¿Qué tiene que ver eso ahora?-solté con asco.

-Que ella es mi hermana.

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¡Primer capítulo del año! ¡01-01-2017!

¡Ups! ¡La has cagado de nuevo Kirvi! Jajajajaja.

Espero que dejéis un voto y un comentario(no importa que sea malo ;))

¡Buenas noches, hermosas!

Instagram: wassilahaddadi

Todos Somos Africanos©Where stories live. Discover now