Capítulo 6

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Kirvi

El tenedor calló de mi mano encima del plato provocando un ruido seco haciendo que me dé cuenta de lo que estaba haciendo. Paré de reír y levanté la cabeza. Junaid me miraba con los ojos brillantes y una sonrisa dulce. Mi padre, con espanto. Mi madre, con los ojos abiertos como platos. Mis hermanos, con las cejas enarcadas.

-Perdón.-mascullé bajando la mirada al plato volviendo a coger el tenedor.

-No, tranquila.-habló Junaid con una sonrisa más amplia que la anterior.-Todos tenemos derecho a reírnos.

Le asesiné con la mirada y me metí espaguetis en la boca llenándome los mofletes. Le seguí mirando con la misma mirada hasta que conseguí vaciarme la boca. Aunque me había reído de su cara mientras ingería más sal que espaguetis, seguía enfadada, muy enfadada. No sé si conmigo misma por haberme hecho ilusiones antes de tiempo o con él por estar casado y con hijos.

-Bueno, no me has dicho cuántos años tienes.-se dirigió a mí.-Ya sabes, para asegurarme de que mi hija está en buenas manos.

Dejó su tenedor de lado al vaciar el plato por educación más que por apetito. Dios, ahora que me doy cuenta, mi subconsciente aún sigue partiéndose la caja.

-Veinticuatro.-siseé.-Y tranquilo, su hija está en buenas manos.-forcé una sonrisa.

-Si tu lo dices, te creo.-se mordió el interior del moflete. Inconscientemente, hice lo mismo.

-Jonad.-llamó mi madre.

-Junaid.-corregí.-Se llama Junaid, no Jonad, mamá.

-Ah, te pido disculpas, Junaid.-se disculpó mi madre.-¿Quieres más pasta?

-No, no. Gracias.-respondió nervioso.

Me mordí la lengua para no volver a reírme de nuevo.

-Uhh, ¿qué es eso?-dijo mi hermana mirando el plato de Junaid.

-¿El qué?-cuestionó Junaid.

-Esto.-Nour metió un dedo en el plato de Junaid y lo sacó llevándoselo a la boca.-Bggg, ¡está muy salado! ¡Ahhh, que asco!

Cerré los ojos, esperando que no me descubran.

-Oh..., es que a mí los espaguetis me gustan muy salados.-se mordió el labio inferior mirándome.

-Pero, ¿tan salados?-preguntó sorprendida Nour.-¿Por si acaso estás mal de la cabeza?

-¡Nour!-llamó mi padre su atención.

Junaid soltó una pequeña carcajada. Una carcajada que resonó en mis oídos con eco. Una carcajada que pertenecía a otra mujer. Me levanté con permiso y me dirigí a mi habitación, negándome a seguir viendo la cara de un mentiroso infiel. Aún seguía cuestionando me como caí a sus pies con tanta facilidad y, el como pudo hacerme eso mientras estaba casado con otra mujer.

(...)

Oí como mis padres se despedían de él. Como él formulaba un "gracias" con tanta educación que no se le notaba lo mujeriego. "Uh, mirarme, soy Junaid y soy muy guapo, eso me permite tener a mis pies a cualquier mujer, pero tengo un cerebro de mono y no sé pensar. Porque soy imbécil". Mi subconsciente seguía burlándose de él con tanta facilidad que intercambiamos los papeles; la que se estaba partiendo la caja era yo. Puede que mi subconsciente sea mi pareja ideal. Me hace reír hasta en los momentos más absurdos. Ahora entiendo porque dicen que nuestra pareja ideal somos nosotros mismos: solo nosotros podemos querernos como dios manda. Porque al se tan difícil sentir tanto amor por nosotros mismos(por la sociedad en la que vivimos) al conseguir querernos es un logro total, nos merecemos una medalla de oro por ello. Así que yo me merezco dos. Una por quererme y, la otra por querer a cualquier estúpido que se me cruza en la calle salvándome de caerme en un agujero.

Todos Somos Africanos©Where stories live. Discover now