Nunca nadie había dicho que bañar un perro sería tan a cansado, pero al parecer Nigou tenía la energía suficiente para hacerlos correr por todo el departamento en busca de atraparlo para darle una merecida y necesaria ducha.

Después de 15 minuto de correr de un lado a otro lo consiguieron y atraparon al agitado can. Con esfuerzo Taiga elevo a Nigou en brazos y lo llevo hacia el baño.

—Bien, aquí solo hay una forma de bañar a Nigou. Mojas, corres, pones shampoo, corres, enjuagas y corres. —explico seriamente Kuroko mientras preparaba el agua.

—¿Qué pasa si no corro? —preguntó el pelirrojo.

—Te recomiendo correr si no quieres oler a perro mojado. —el más pequeño explicó y se encogió de hombros.

—Oh, ya entiendo.

Bañar a Nigou fue más difícil de lo que esperaban, el canino no se tomaba muy bien eso de colaborar a la bella hora de baño y en protesta se agitaba, sacudía y ladraba mucho. Tanto que fue necesario que Tetsuya la abrazara mientras Taiga lavaba el pelaje. Pero no todo salió tan bien como esperaban.

—¡Nigou! ¡No! —el estrepitoso gritó de Tetsuya fue lo último que se escuchó antes del ¡Splash! y risas por parte de Taiga. Ahora no solo Nigou tomaba un baño, su dueño también lo acompañaba.

—Hahaha, ¡Ah! —el splash nuevamente se escuchó y ahora Taiga se había unido a Tetsuya en su privilegiado club de desgracia.

—Creo que ahora yo puedo decir "haha, en tu cara". —susurró el peliazul con una sonrisa macabra antes de iniciar una guerra de agua.

Claro, terminaron mojando todo, pero eso no quitó la diversión inicial.

°°°°°°

Taiga había terminado muerto de cansancio, y su cuerpo se lo cobro con una larga y placentera siesta junto a Tetsuya. Cuando el bello durmiente por fin despertó el peliazul no se encontraba a su lado. Confundido se puso de pie y se encaminó a la cocina, de donde provenían unos cuantos ruidos.

Al llegar se encontró con la magnífica escena de Tetsuya cocinando algo en la estufa, moviendo sus caderas de un lado al otro en compás con la música que salía a un nivel modelable de su celular.

—Bailas bien.

—¡Ah!, Oh Kagami-kun, me diste un susto de muerte. —murmuró Tetsuya con una mano en el pecho, tratando de evitar que su corazón huyera de su cuerpo como cobarde

—Lo siento.

—No, no importa. Estaba haciendo la comida. Es algo muy simple, pero puedo asegurar que es muy rico. Mi papá me enseñó a hacerlo, es espagueti con Kimichi. —explico Tetsuya mientras posaba en la mesa del desayunador dos platos llenos de comida que lucía deliciosa.

—Se ve bien.

—Y tiene un sabor aún mejor.

Kuroko tenía razón, la comida era deliciosa, el mejor espagueti con Kimichi que Taiga había comido jamás.

—Es muy rico.

—Gracias.

Ambos se sentían bien, en balance. Aprendiendo el uno del otro, complementándose, aunque él aún no lo sabía o no lo notaban, ambos se dirigían miradas cargadas de un bello sentimiento.

Kagami tenía la seguridad de que los días que pasaba con Tetsuya eran diferentes, con un toque mágico y especial. Como si nunca se fuera aburrir de eso, porque al lado del pequeño peliazul la rutina no existía. Y eso era el toque mágico. Lo que el pelirrojo necesitaba con urgencia. Eran como unas vacaciones, unas maravillosas vacaciones.

De bodas a pañales (CORREGIDO)Kde žijí příběhy. Začni objevovat