La Desgracia

Capítulo 29 - Anahí

         Querida Dulce:

Ante todo te pido que me perdones por no escribirte ni darte señales de vida desde hace más de un mes, pero es que ando con unos preparativos que sé que te van a encantar más que a nadie.

Por acá todo marcha normal y mi relación con Alfonso va mejor que nunca ¡ESTAMOS COMPROMETIDOS! Ok sí, la idea era esperar verte para darte la noticia pero no me pude aguantar.

No sabes lo difícil que fue mi graduación sin ti a mi lado pero sé que fue por cuidar a tu mama y bueno espero que ya no tengas tantas discusiones con tu papa. Pronto de llamare para que nos pongamos al tanto en todo y me cuentes como te va con ese papacito que tienes por esposo...

Te envió muchos besitos

Te Quiere

Anny

Los ojos de Dulce se llenaban de lágrimas con cada palabra que leía, sin duda alguna había sido la peor época de su vida. Y el tener noticias de su mejor amiga había provocado un cambio en Dulce para bien.

Apago la computadora y bajo hasta la alberca a tomar un poco de Sol entre tanta soledad. Se sentía sola... Christopher le había prohibido tener contacto con sus padres y solo los veía cada cierto tiempo ¿La excusa que les daba? Que estaba dedicada al 100% como esposa.

Un ruido proveniente de la sala llamo su atención haciendo que saliera de sus pensamientos inmediatamente y captando su mirada hacia ese sitio.

Cindy: Señora Dulce, afuera hay alguien que dice conocerle y quiere hablar con usted.

Dulce: ¿A mí?

Cindy: Si señora, ¿Qué hago? ¿Le digo que pase?

Dulce: Pero es que no estoy esperando a nadie...

Anahí: ¿Y desde cuando necesito permiso para venir a ver a mi hermana?

Dulce: ¡Anahí!

Dijo Dulce en un tono apenas audible y sin poder creer lo que veían sus ojos. Y sin pensarlo dos veces, sin esperar la reacción una de la otra, sin importarles que dijeran... ambas amigas salieron corriendo en dirección a la otra para darse un fuerte y caluroso abrazo después de tantos años.

El tiempo por más largo que pudiese ser se hizo corto en ese momento al poder reencontrarse y las lágrimas de alegría no se hicieron esperar.