Capítulo 16- Heridas en el Alma

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         Dulce temblaba de rabia al ver que poco le importaba a su padre su propia familia y sin medir sus impulsos fue tras de él.


Dulce: ¡Eres el ser más despreciable que he visto en mi vida! ¡Tú no mereces el amor de mi madre! Eres un egoísta, un Hipócrita, Un ser sin escrúpulos pero sobre todo eres un Vil ladrón, Un vil y asqueroso ladro...


¡Paff! Sin previo aviso Fernando golpeo a su hija tan fuerte que partió sus labios y cayó al piso. Esta volteo con lágrimas en los ojos y llena de ira.


Fernando: Es cierto que nunca en mi vida te había puesto una mano encima pero esto rebaso mis límites y ya es hora Dulce maría que empieces a respetarme y aclararte unos cuantos puntos para que entiendas que la vida no es una burbuja a la que estas acostumbrada a vivir.


¡Gritos! ¡Gritos! ¡Gritos! Es todo lo que se escuchaba en la habitación principal de la casa. La servidumbre por miedo había salido de la casa y esperaban afuera que las cosas volvieran a su total normalidad.


Dulce: Si, eso me quedo claro. Me quedo claro que todo lo que he tenido toda mi vida no ha sido más que a través de engaños y robos.


¡Paff! Otro golpe provocando que la herida de Dulce fuera más grande y sangrara aún más.


Fernando: Debí de haberte dado muchos de estos golpes pequeña, así no serias tan atrevida como eres. Y desde ya te advierto que las cosas van a cambiar...


La tensión podía cortarse en cualquier momento Fernando estaba muerto de rabia mientras Dulce se encontraba en el suelo aturdida y asustada por todo lo que estaba pasando.


Solo se escuchaba la respiración agitada de Fernando y el sollozo de Dulce que aun estaba en el suelo. Luego de una pausa Fernando decidió continuar ya que su hija se había calmado.


Fernando: Le di mi palabra al mediocre de mi socio que te casarías en 6 meses con El a cambio de mi libertad y sin dudarlo acepte. (Dulce no pudo evitar abrir sus ojos asombrada ante tal confesión de su padre, pero no podía hablar debido a la impresión. Su padre se inclino para estar frente a su rostro) Si de verdad te importa tu madre vas a aceptar de lo contrario, ella pagara las consecuencias llorando desconsolada por mi encierro.


Poco a poco comenzó a reaccionar y darse cuenta de cada una de las palabras que decía su padre. ¡Su padre la había vendido! Su propio padre fue capaz de venderla bajo sus propios fines. Luego de una pausa decidió hablar..


Dulce: No lo voy a hacer... No es mi problema que hayas hecho planes sin consultarme.


¡Paff! Otro golpe más. Mientras más la golpeaba más perdía fuerzas y simplemente ya no podía mas.


Fernando: ¿Tú no entiendes que no estoy de humor para tus groserías? No tengo nada más que decirte. Es mi ultima palabra (La agarro fuerte del mentón y la hizo girar hasta verlo) te vas a casar con el quieras o no. Ya me conoces Dulce y sabes que soy capaz de cualquier cosa con tal de lograr lo que quiero. ¡Así que no me retes!


La soltó con tal brusquedad que cayó nuevamente al piso y se quedo allí llorando y sacando todo lo que tenia encima.


Clara: Dulce, mi amor. Has estado encerrada en el cuarto toda la tarde. Ya es hora de cenar.


¿Ya era tarde?  Había   pasado tan rápido el tiempo que no se había dado cuenta. En cuanto su padre la dejo subió a su cuarto y luego de un baño se había encerrado, no quiso salir en cuanto llego su madre para que no viera los moretones que habían dejado los golpes de su padre...

Clara: Dulce... Dulce mi niña me estas preocupando ¿Esas bien?


Dulce: Si mama, estoy bien.


Clara: Entonces ábreme para que vamos a comer juntas bebe.


Dulce se levanto de su cama y se apoyo en la puerta para que su madre no abriera la puerta y la viera así... no así.


Dulce: No tengo hambre mami.


Clara: Dulce buscare a Luisa para que me de el juego de llaves de la casa y voy a entrar


Dulce: Mami estoy bien solo que me duele mucho la cabeza.


Fernando: Mi amor ¿Por qué no has bajado?


Clara: Es que m extraña que nuestra hija no ha salido en toda la tarde y quiero ver si esta bien. No quiere bajar a cenar porque le duele la cabeza.


Fernando: ¿Ahh si? (Sonriendo triunfante) ¿Es cierto Dulce?


Dulce: Si. (No pudo evitar ponerse mal nuevamente al escuchar a su padre y sus ojos en ese instante se aguaron nuevamente) Me duele la cabeza y solo quiero descansar.


Fernando: Entonces te dejamos en paz para que te mejores y puedas ordenar tu cabeza. ¿Nos vamos amor?


Clara: Esta bien, mejórate mi amor.


Dulce: Gracias mama.


Fernando abrazo a su mujer y se la llevo a almorzar mientras Dulce caía lentamente llorando siendo su sostén en ese momento la puerta en la que estaba apoyada.




La Desgracia... Un error tras otro.

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