La Desgracia

Capitulo 2 - Ruptura

Anahí: Dulce por favor, no puedes seguir así.

Dulce: Es que yo lo amo Annie y no quiero estar sin Él.

Anahí: Si de verdad te hubiese amado no te habría presionado y te hubiera esperado y eso fue precisamente lo que hizo.

Dulce: Quizás tenía razón...

Anahí: No, no la tiene y ya basta Dulce. Si Pablo no fue capaz de confiar en ti es su problema, Él es el único que se está perdiendo una hermosa persona. Y ni se te ocurra defenderlo porque el Sexo no es todo en la relación y si no supo esperarte es su problema. Él se lo perdió, te he dicho muchas veces por más cruel que parezca que el solo termino contigo porque quería otra mujer.

Dulce: Pero si fue así yo tuve la culpa, soy una estúpida por no haberme entregado a Él. A lo mejor si lo...

Anahí: Ni se te ocurra terminar esa frase Dulce Espinosa. Porque no se de lo que seré capaz

Dulce: Esta bien.

Anahí: Así es que me gusta, que seas muy entendida. Mira Dul (Acercándose a su amiga) sé que no puedo entenderte porque tú y pablo fueron novios desde la prepa pero si no te valoro es su problema él se lo pierde. Tú eres una niña muy hermosa (arreglándole el cabello) y cualquier hombre moriría por estar contigo. Aunque todo sea confuso y quieras morir ya verás que en un futuro todo va a pasar.

Dulce: Gracias Annie... No sé qué seria sin tu amistad...

Anahí: Probablemente nada querida... Y ya vístete, nos vamos de compras y nos olvidamos de todo.

Dulce sonrió y decidió no discutirle a su amiga, se levantó se cambió de ropa y al cabo de 15 minutos ya estaban saliendo rumbo al centro comercial.

Dulce y Anahí eran amigas desde muy pequeñas y si algo había hecho que su amistad perdurara era la unidad que caracterizara a estas dos chicas. Dos jóvenes aventureras de 20 años que siempre querían llevarse el mundo por delante. Y dos jóvenes que estaban acostumbradas a no estar una sin la otra.

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La familia Uckermman llego a su casa luego de dos días difíciles y cansados, la señora Alexandra no muy bien llegó se despidió de los dos hombres de su vida y fue a recostarse a su habitación.

Christopher: ¿Podemos hablar papa?

Víctor: Hijo no es el momento...

Christopher: Esta bien, no hay ningún problema. Pero sabes que tarde o temprano tenemos que hacerlo.

El señor Víctor se retiró hacia su habitación mientras su hijo lo observaba marcharse, mientras lo veía pensó que sería bueno retomar viejas costumbres... Si iba a quedarse en ese sitio, al menos que valiera la pena. Sin pensarlo dos veces tomo el teléfono local y se dispuso a llamar a un viejo número que sin duda alguna fue uno de los más marcados en ese teléfono... Andrea... Como Olvidarla si fue la mejor amante que había conocido en toda su vida, si tenía un poco de suerte podría retomar esos viejos tiempos. El teléfono comenzó a sonar y al caer el tercer tono se escuchó una voz en el otro lado responder.

Andrea: Si buenas tardes.

Christopher: Sin duda alguna desde hoy será mejores... (Hablando con una voz tan seductora de esas que te dejan sin aliento)

Andrea: ¿Disculpe, Quien habla?

Christopher: Habla el único hombre que fue capaz de llevarte a la azotea de un edificio, solo para hacerte allí el amor.

Andrea: ¿Christopher? (Sin dar crédito a lo que escuchaba)

Christopher: El mismo.

Andrea: ¿Volviste? Pero cuando, quiero verte.

Christopher: No más que yo... y si estas desocupada nos podemos ver de una vez y así me mato estas ganas que te tengo otra vez.

Andrea: Pues entonces será mutuo bebe, porque yo también te tengo ganas... ¿Dónde siempre?

Christopher: Donde siempre....

Dicho esto ambos teléfonos colgaron llenos de sonrisas y satisfacción, para disponerse a salir a un encuentro que sin duda alguna sería muy apasionado...

La Desgracia... Un error tras otro.

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