Capítulo 45

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-“Uhmm…muy buenos días.”-dije provocando, guiñándole un ojo mientras la atraía hacia mí. Le di un pequeño beso en los labios antes de inclinar la cabeza para hablar, poniendo un tono serio-“Puedo decirte algo?”-Cerró los ojos y suspiró mientras pasaba mis dedos por su pelo salvaje-“Así es exactamente como quiero despertarme cada mañana.”-Sus ojos se abrieron para encontrarse con los míos-“_____, eres el amor de mi vida, nunca habrá otra para mí. Nunca.”-Tomé su cara entre mis manos y continué-“Cada día que estuve con Claudia sabía que no estaba hecha para mí, y supe desde el primer día que te conocí, que tú sí lo estabas.”

-“De verdad?”-preguntó con voz temblorosa. Suspiré profundamente, mirándola de nuevo a los ojos.

-“Permanecí con Claudia por razones erróneas. Nuestra relación era cómoda, segura y fácil. Me quedé con ella porque todo el mundo esperaba eso de mí, a pesar de saber que mis sentimientos hacia ella nunca serían tan profundos. Claudia es guapa, una mujer entregada, y cuando dijo que quería más…cuando quiso lo que tanta gente quiere…me fui.”-Tragué saliva y fijé la vista en el mechón de su pelo que estaba enredado en mi dedo-“Quería casarse y tener niños, y me entró el pánico porque no quería esas cosas. No con ella. Le dije que ya no la quería, que se merecía a alguien que pudiera darle todo eso.”

-“Y ahora?”=me preguntó despacio.

-“Y ahora…”-suspiré, inclinando la cabeza para mirarla a los ojos de nuevo-“Veo que debería haber terminado mucho antes. Seguí con ella porque era fácil. Nunca discutíamos, y pensaba que queríamos las mismas cosas. Ella se perdió en nosotros. La herí tanto cuando la deje; dejó de trabajar, se encerró en ella misma. Y yo…”

-“Volviste a casa.”-terminó con un susurro. Asentí, intentando leer su expresión.

-“Esa primera vez que te vi, de pie, en mi oficina, riendo…_____, sentí en ese momento lo que nunca sentí con Claudia.”-Su aliento se atrapó en su garganta mientras esperaba a que continuara-“Estaba aterrorizado. No podía dejar de pensar en ti, daba igual de cuantas manera lo intentara…siempre estabas ahí. Pensé que si quizás me odiaras, y que yo me obligara a odiarte, todo estaría bien.”-Una lágrima cayó por su mejilla y se la sequé-“Pero no dio resultado.”-dije suavemente, sacudiendo la cabeza-“Eras la cosa más sexy que había visto: argumentativa, con fuerza de voluntad, obstinada, inteligente. Yo fui tonto del cu.lo, y tú nunca dejaste que me saliera con la mía.”-Sonreí y acaricié su mandíbula con el reverso de mis dedos-“Estaba atormentado por desearte tanto, _____. La oficina se había convertido en mi infierno personal…pero no había manera de que pudiera dejarlo. Le ves el sentido?”

-“Sí.”-dijo, apoyándose en mi mano-“Nunca entendí que te había hecho para que me odiaras.”

-“Tú no hiciste nada.”-respondí, inclinándome para besarla suavemente. Mis dedos se movieron arriba y abajo por su brazo mientras intentaba explicarme-“Me convencí a mí mismo de que podía manejar la situación, y entonces llegó aquella primera noche. Estabas tan cerca, podía olerte y sentirte en el aire. Todo lo que hice fue mover un brazo y… hacértelo. Cuando tú no te apartaste, cuando dejaste que te tocara tanto…estar dentro de ti…”-mi voz se fue apagando, atrayendo su cara hacia la mía”-“Estaba perdido. Se convirtió en algo más que desear tu cuerpo. Te deseaba a ti.”

-“Yo siempre te he deseado.”-susurró, acercando nuestras bocas. Sentí cada palabra mientras las pronunciaba.

-“Me tienes, siempre me has tenido.”-respondí, abriendo los ojos y buscando su cara-“Y nunca te dejaré ir otra vez.”

Sus dedos se retorcieron en mi pelo mientras me acercaba a ella, presionando su boca contra la mía.

-“Demuéstramelo.”-dijo jadeando, presionando su mano en mi pelo-“Demuéstrame lo que deseabas.”-Gruñí y nos tumbé de lado, presionando la longitud de nuestros cuerpos.

Sex en la oficinaWhere stories live. Discover now